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El Sargento, sin diminutivos

Gustavo Cabral, nuevo central del Levante, precisa que su apodo no es Sargentito y que no viene para ser un secundario

El central argentino Gustavo Cabral (Isidro Casanova; 1985) puso las cosas en claro nada más llegar al Levante, su nuevo equipo. Cuando el día de su presentación le preguntaron por su supuesto apodo, El Sargentito, se sulfuró un poco. Algunas páginas en internet le definían así y durante una conversación telefónica se apremia precisar: "Es Sargento, sin diminutivos, ni nada. Hubo un sargento muy famoso en la historia de nuestro país, un héroe nacional, cuyo apellido era Cabral y que se sacrificó por Argentina. La prensa empezó a llamarme así y es verdad que refleja mis características: hablo mucho en la zaga y pido orden, para mí es lo esencial". En Valencia tendrá que luchar para coleccionar minutos; el eje de la zaga granota parece ser propiedad de Ballesteros y Nano, pero él advierte a sus compañeros: "Soy un tipo temperamental, que siempre tira para adelante, aguerrido. Voy a darlo todo para jugar".

El defensa ha llegado al Levante cedido por el Arsenal de Sarandí, argentino. Este club posee sin embargo solo los derechos federativos del jugador, cuya ficha pertenece a un fondo de inversión, la MP Sport, y, en mínima parte, al mismo Cabral. "Una parte muy minoritaria", precisa el central; "estuve en el River, que no pudo pagar mi fichaje por problemas económicos, y un grupo empresarial del Racing, mi primer equipo, apostó por mí". Cabral llega cedido un año y, si al término de la temporada el club valenciano quiere comprarlo, tendrá que pagar al fondo de inversión una cifra que aún no se ha negociado. "Pero de estas cosas no quiero ocuparme, yo solo pienso en jugar y demostrar que puedo quedarme en este club y en el fútbol español", afirma el argentino.

Antes de que el Levante sondease el terreno para El Sargento, este ya había alcanzado un acuerdo con el Olimpo, argentino, tras un año pasado en la liga mexicana, en las filas del Estudiante Tecos. Desembarcar en la Liga cambió radicalmente sus planes. "No lo dudé ni un minuto. Jugar en un torneo como este es un sueño", admite.

Después de sus primeros años en el Racing de Avellaneda, se desempeñó dos cursos en el River, el noble decaído del fútbol argentino. "Es una pena que descendieran, allí me han quedado muchos compañeros y amigos y además tengo mis mejores recuerdos como futbolista". Cabral ganó con los millonarios el Torneo de Apertura de 2008, el último título del histórico club de Buenos Aires. "Tenía buena lectura de los partidos y era muy bueno en el juego aéreo", dijo de él Pablo Simeone, que le entrenó en el River. El nuevo zaguero del Levante guarda ese recuerdo como el más hermoso de su carrera, "junto al Mundial Juvenil en Holanda en 2005". Con la zamarra albiceleste solo jugó en las categorías inferiores. Pero, admite, sigue "soñando con ella". La realización de ese sueño pasa por conquistar un puesto de titular en el Levante. El Sargento, sin diminutivos, está listo para luchar.

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