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Silva, el quinto Beatle

El canario, con el mismo estilo que los medios del Barça, ocupará el hueco de Iniesta en el debut

"Le ves tocar la pelota, cómo busca los apoyos, cómo regatea con el control, y parece que se haya criado con nosotros", sostiene Xavi Hernández cuando habla de David Jiménez Silva, Silva sin más para el mundo del fútbol.

El "nosotros" se refiere a él mismo, a Cesc, a Busquets, a Iniesta, a los hombres que dan estilo a la selección española de fútbol a las órdenes de Del Bosque. A efectos futbolísticos, en La Roja es el quinto Beatle, porque Xavi tiene razón y nadie diría que en vez de progresar en las divisiones inferiores del Barcelona, como han hecho los cuatro centrocampistas que tienen denominación de origen La Masía, Silva se crió jugando con pelotas de trapo y hasta con naranjas en el encalado pueblo canario en el que nació. Jugaba con su primo Ronzel.

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"No me molesta que digan de mí que parezco formado en La Masía", dijo ayer. "Me siento muy cómodo jugando con ellos, lo hacen todo muy fácil. Es un halago que digan eso de mí", reconoció ayer el canario, que a los 12 años estuvo a prueba en el Madrid y cuentan que fue descartado por bajito. Dos años después entró en la escuela valenciana de Paterna, donde sufrió para aclimatarse. Si aguantó tan lejos de casa, fue por la insistencia de su primo, que cuando le veía bajo de moral le recordaba que era un privilegiado y todo lo que le esperaba si se esforzaba.

Reservado y de pocas palabras, aquel crío marcó el número de casa de la abuela, con la que se crió, no pocas veces. "Me llamaba a las ocho", contó la señora, a la que en Arguineguín todos conocen como La Tirajanera. "Me llamaba por nada, para ver cómo estaba. Yo sabía que él estaba triste, porque a una abuela no se le engaña fácilmente", recordaba hace unos años la señora, que hasta el partido de cuartos de final de la Eurocopa de 2008, en Viena contra Austria, nunca había visto un partido de su nieto por miedo a morir de un infarto. "Sufro mucho cuando se cae al suelo, y como le dan muchas patadas...", explicó siempre la abuela, esa señora que cuidó al pequeño David cuando a los cinco años le partieron un brazo de un balonazo en el campo de fútbol del pueblo, mientras veía un partido.

Silva, al que en la selección tienen por un tipo tranquilo y listo, es otra herencia al grupo de Luis Aragonés, que le hizo debutar el 15 de noviembre de 2006, con 20 años, en Cádiz, contra Rumania. Desde entonces ha jugado 35 partidos, ha marcado siete goles, el último tras culminar una excelente triangulación de Iniesta y Xavi contra Polonia. No ha perdido nunca: si pisa el campo, España gana.

Pero no es por cábala que Silva se perfila como reemplazo de Iniesta en el debut de España el miércoles en Durban. El jugador del Barcelona, que no ha dejado de trabajar desde que en Murcia se retiró al sentir unas molestias, se incorporará hoy al trabajo del grupo, pero el cuerpo ténico sopesa reservarlo. "Espero que se ponga bien rápido, es importante para nosotros", dijo ayer Silva.

Iniesta no duda que a Silva le une el estilo. "Entiende el juego de una manera casi idéntica a la nuestra, por eso es fácil entendernos", advierte convencido de que hace tiempo que el canario es un jugador importante en la roja. "Tácticamente es muy inteligente, puede jugar centrado o por banda, y tiene buena llegada", le elogia Del Bosque, convencido que por su forma de jugar, tan parecida a la escuela del Barça, puede hacer de Iniesta con la misma facilidad que sirve para recambio de Xavi. "Del Bosque me da libertad pero me pide que tire diagonales y que guarde la posición para defender", explicó ayer el número 21.

Por Silva, que se curtió en el Eibar (2004-05) y en el Celta (2005-06) como cedido antes de explotar en Mestalla, y que la directiva del Valencia ha tasado en 35 millones, se ha interesado el Barcelona, el Madrid, el Inter y hasta el Manchester City. Dicen que si no ha cerrado ya un acuerdo con los ingleses es porque quiere jugar la Champions. "Cada año se lo rifan", sostiene Albiol, que estaría encantado de compartir el vestuario del Bernabéu con él a partir de agosto.

En cualquier caso, parece difícil que regrese a Valencia después del Mundial. "No pienso en eso, mi cabeza está centrada únicamente en la selección", cerró ayer pensando solo en Suiza.

David Silva, durante el entrenamiento de ayer con España
David Silva, durante el entrenamiento de ayer con EspañaALEJANDRO RUESGA

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