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Reportaje:

Soldevilla se marcha a Italia

El defensa, que ha jugado toda su vida en el Espanyol, tiene pie y medio en el Parma

Jordi Quixano

Desde que a los cuatro años viera jugar al fútbol a su hermano mayor, Jordi, y le pidiera acto seguido una pelota a su padre, la vida de Toni Soldevilla (Barcelona, 1978) ha dado muchos vuelcos. Pero siempre se ha levantado con la camiseta del Espanyol. Ahora, sin embargo, ha decidido dejarlo. Aunque no ha revelado la ciudad, que sí el país (Italia), todo parece indicar que el Parma será su próximo destino. "Pese a que [Miguel Ángel] Lotina quería que continuara, mi decisión es irrevocable", anunció ayer el defensa en su despedida, no sin antes matizar: "La sangre de mi corazón es blanquiazul, pero por motivos personales y familiares quiero empezar esta aventura".

Soldevilla llegó al Espanyol con 17 años para debutar, en 1997, contra el Athletic. Pero, tras 25 minutos sobre el césped, hizo una dura entrada a Alkiza. Vio la tarjeta roja directa. "Pensé que se había acabado mi carrera. Esa semana perdí siete kilos", reconoce. Pero su empeño por triunfar y la confianza de Vicente Miera, entonces técnico del Espanyol, le dieron una segunda oportunidad. No la desaprovechó. Once temporadas ha defendido su zamarra. El curso pasado también pasó un mal trago, pues estuvo siete meses de baja por una depresión. Pero volvió a levantarse y, al final, alcanzó la titularidad. Ahora, tras escuchar ofertas como la del Alavés -"le estoy agradecido por su gran interés-, se marcha a Italia sin rencor: "Las cosas malas te ayudan a superarte. Una vez pasadas, me toca disfrutar".

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