Suráfrica no perdona

Suráfrica fue demasiado para Argentina, a la que superó siempre: 37-13 al final. Inglaterra espera a un equipo que ayer volvió a demostrar su fortaleza: se defendió bien y atacó mejor ante un rival al que seguramente le vino grande el partido. Mucho más castigado por el esfuerzo que ha tenido que realizar para alcanzar las semifinales, Argentina sabía que no podía cometer fallos porque Suráfrica no acostumbra a perdonar y los cometió casi todos. Acumularon los Pumas tantos errores individuales y colectivos que Suráfrica les echó de buenas a primera. Por fallar, fallaron hasta Hernández y Corletto jugando a la mano. Pateó mal Argentina y, además, en el juego de bandas ni Longo ni los hermanos Contepomi pudieron con sus rivales. Aunque mantuvieron el tipo en la melée, tampoco generaron excesivos problemas a los 363 kilos de la primera línea surafricana. Dieron facilidades los suramericanos y lo pagaron.

Ya en el descanso del duelo en Saint Dennis estaba todo el pescado vendido: ganaba Suráfrica (24-6) y la sensación de superioridad era absoluta. Inglaterra aguarda ahora a los springboks en la final del próximo sábado, en París, un partido del que saldrá un nuevo bicampeón mundial, pues los de la rosa defienden el título conseguido hace cuatro años y los del hemisferio Sur lo ganaron en 1995, en su primera participación tras terminar el boicoteo por el apartheid.

La superioridad de los surafricanos fue tal que la primera jugada terminó en ensayo: un mal pase de Felipe Contepomi lo interceptó Fouri du Preez, el sensacional medio de melée africano, que se recorrió todo el campo para cobrar la primera ventaja. Llegaron tres ensayos más para los ganadores, dos de Habana (uno en el primer tiempo y otro al final del partido tras una interceptación de un pase) y otro de Rossouw. A todos se les sumaron los puntos en la conversión. Con el balón clavado, Montgomery se mostró infalible y no perdonó una sola patada en las cuatro transformaciones que probó. Además, coló entre palos los tres golpes de castigó que probó. Los hermanos Contepomi -en un hecho inédito hasta ahora en un Mundial- firmaron todos los puntos de los argentinos: Manuel gracias a un try más que dudoso y Felipe con dos golpes de castigo y la transformación.

El exceso de soberbia de los ganadores y el orgullo mal interpretado de los argentinos terminaron llevando el partido a un terreno demasiado feo, lleno de acciones punibles. El árbitro, el neozelandés Steve Welsh, se manejó bien, pero acabó mostrando la tarjeta amarilla a Smith por un placaje alto en el minuto 78 y a Felipe Contepomi por agredir a un rival un minuto después. Si los argentinos son capaces de jugar muy sucio, difícilmente se achantan los surafricanos, que no perdonan nada. Argentina ya lo sabe y sigue sin conocer la victoria contra Suráfrica en un partido oficial.