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Crónica:BALONCESTO | Euroliga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Tau entra en la final a hombros

El equipo vitoriano se jugará con el Kinder de Bolonia el título de campeón de Europa de baloncesto tras arrollar al AEK

Los asientos del Buesa Arena apenas se utilizaron. El gentío que llenaba el pabellón vitoriano no quiso sentarse. Se puso de pie para rendirse ante el Tau, uno de los dos mejores equipos de Europa. Seguramente otros clubes tengan más talento, más profundidad de banquillo y más poderío físico. Pero se ha demostrado que nadie gana al Baskonia en fe. Sobre esa base ha construido una defensa inquebrantable, con un espíritu a prueba de todo. En definitiva, un equipo trabajado.

Tras el 0-3 conseguido en su periplo por la cancha del AEK (aunque oficialmente estaba registrado un 0-2), parecía éste el partido de la puntilla y del paseo. Pero de paseo, y pese a lo que pueda parecer por el resultado, nada de nada. El AEK posee casi tanta fe como el Tau, tiene una plantilla casi tan equilibrada como la baskonista, y un entrenador cortado por el mismo patrón que Dusko Ivanovic, sólo que con alguna década más de experiencia en los banquillos. Le falta esa pizca de más que hace a un equipo campeón, o subcampeón.

TAU VITORIA 76| AEK DE ATENAS 62

Tau Vitoria: Bennett (6), Foirest (2), Stombergas (13), Alexander (16) y Oberto (15) -cinco inicial-, Timinskas, Scola (15), Corchiani (7), Vidal (2) y Dani García. AEK Atenas: Stefanov (6), Kutluay (18), Zisis (4), Muursepp (8) y Betts (10) -cinco inicial-, Kakiuzis (2), Dikoudis (4), Hansell (8), Hatzis (2) y Hammink. Árbitros: Stokes (Inglaterra), Nowicki (Polonia) y Lovsyn (Eslovenia). Eliminaron a Stefanov (m. 34) y Muursepp (m. 39). Señalaron una falta técnica a Timinskas (m. 8). 9.323 espectadores en el Fernando Buesa Arena. El Tau superó al AEK por 3-0 y jugará la final -al mejor de cinco- de la Euroliga frente al Kinder de Bolonia los días 17 y 19 de abril, y 1, 3 y 10 de mayo.

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El AEK fue la roca y el Tau el diamante. De no ser porque estos choques agotan a cualquiera, y en especial a los jugadores, sería perfecto presenciar un partido entre estos dos equipos cada tres días.

Ivkovic reservó alguna sorpresa para Vitoria. Eliminó de la convocatoria a un titular del segundo partido: Kikilias, un jugador de perfil griego, pero en el peor sentido de la palabra. Marrullero, negado en el ataque, sacador de quicio. En su lugar, salió un jugador desconocido, que no había intervenido antes en la eliminatoria. Un tal Nikos Zisis, encargado de ser un anti-Stombergas. El alero lituano no tuvo ayer la tarde del miércoles (39 puntos). Pero más que por la defensa que le hicieron se debió a que partidos perfectos sólo se dan una vez en la vida. En cualquier caso, el Tau no se mueve por impulsos personales. No depende de nadie. Es una máquina con diez eslabones y un capataz que la engrasa 24 horas al día.

La primera consecuencia es que el Tau juega con igual intensidad durante todo el partido, dure lo que dure. No salió en tromba. Fue a su ritmo. El AEK, en cambio, eligió la vía más sanguínea. No le quedaba otro remedio ante el 0-2 que traía de Atenas. Llevó la iniciativa gracias a sus jugadores más grandes, una vez constatado que, salvo el turco Kutluay, nadie en el AEK se atreve ni está capacitado para romper un partido desde lanzamientos lejanos. El ataque de rabia griego apenas se tradujo en el marcador. Lo máximo que sacó fue una ventaja de dos puntos (14-16, a un minuto de terminar el primer cuarto). Ahí se acabaron los efectos del entusiasmo ateniense.

El Tau tomó el mando y no lo soltó. No recurrió a la espectacularidad, sino al trabajo. No buscó grandes distancias. Se mueve perfectamente en los márgenes estrechos y sintiendo cerca el sudor del sobaco ajeno. Fue un partido de desgaste, sin protagonistas durante la mayor parte del tiempo. Talento colectivo contra talento colectivo y que gane el que más aguante y mejor supere la defensa rival. Y ése siempre ha sido el mismo durante la semifinal, el Tau. Lo suyo fue una victoria gota a gota. Una muerte dulce.

Al descanso, nada parecía decidido (34-27), pero había unos indicios clarísimos. El Tau defendía de libro y repartía el trabajo anotador, frente a un AEK trabajador pero sin tino en la canasta contraria. Ivanovic decidió ayer que el partido se ganaría bajo los aros, y así fue. Oberto, Alexander y Scola minaron el aguante de los pívotes griegos hasta que bajaron los brazos. De inmediato, el marcador ya despejaba cualquier duda sobre qué equipo ganaría: 50-38 avanzado el tercer tiempo.

Ya sólo quedaba por delante el disfrute después de un partido tan duro. Diez minutos largos para rematar la serie ante casi 9.500 personas totalmente entregadas. Llegó el tiempo de Oberto y sus ganchos; de Alexander y sus clases de ballet sobre el parqué; de Corchiani, el auténtico líder del equipo pese a ser el sexto hombre y haber atrasado varias semanas su operación de la hernia inguinal. Y también de los jugadores españoles, Vidal y Dani García, que tuvieron su minuto de gloria en un gesto magnánimo de Ivanovic.

La fiesta no terminó con el partido. Todavía quedaban bengalas tras las canastas, una improvisada sesión fotográfica, miles de vatios en el pabellón al ritmo del 'Rock and roll part 2' y de 'Paquito Chocolatero'. En suma, una entrada a hombros en la final de la Euroliga. En Bolonia le está esperando el favorito, el Kinder.

Los jugadores del Tau festejan su triunfo ante el AEK de Atenas y la clasificación para disputar la final de la Euroliga.
Los jugadores del Tau festejan su triunfo ante el AEK de Atenas y la clasificación para disputar la final de la Euroliga.JOSUNE MARTÍNEZ DE ALBÉNIZ

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