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Reportaje:FÚTBOL | 14ª jornada de Liga

"Tocados, no hundidos"

El Barça no busca excusas y admite que el Madrid está haciendo las cosas mejor

El árbitro pitó el final del partido y los jugadores del Getafe corrieron a abrazarse dentro del área pequeña, donde su portero yacía tirado en el sueño después de chocar con un compañero, en su última parada de la noche. Allí, junto a Moyà, vivió el Getafe todo el partido, así que allí festejó una victoria que se trabajó y se ganó. Cabizbajos, los jugadores del Barcelona les felicitaron camino del túnel: al campeón se le puso mustia su eterna sonrisa.

Por primera vez en los últimos 27 partidos, por primera vez en los 21 del curso, el Barcelona perdió un partido. No lo hacía desde la visita a San Sebastián, la pasada temporada, el 30 de abril, así que la derrota al sur de Madrid sería una anécdota de no ser porque en los siete partidos que ha jugado el Barcelona lejos del Camp Nou se ha dejado nueve puntos.

"No jugamos mal, pero... no ganamos", se lamentaba un veterano del equipo
Por primera vez no hubo partida de parchís en el avión al regreso de Getafe
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Intercambio de papeles

Con Guardiola en el banquillo, el Barça nunca había conseguido menos de 30 puntos en los primeros 13 partidos de la Liga. Suma 28, seis menos que hace un año, cuando logró el mejor arranque liguero de la historia del club. Está a seis puntos del Madrid, una sensación olvidada, que no se repetía desde la temporada 2007-08. Bernd Schuster entrenaba al Madrid y Frank Rijkaard al Barça. La Liga se celebró en Cibeles.

Busca razones el Barcelona y le cuesta señalarlas. "No hay una sola razón", se apresta a decir Xavi. Así, justificar los traspiés acumulados este año no resulta fácil. Como si de una rotura de bíceps se tratara, se atiende a cuestiones multifactoriales: desatino en las jugadas de estrategia -"somos unos enanos, qué le vamos a hacer", bromeó ayer Alvés- o en el remate, un despiste, y básicamente, mala puntería. Pero nadie habla de mal juego, de mala actitud, de falta de voluntad. "Tengo cero que reprocharles a mis jugadores", insiste Guardiola.

Atendiendo a lo acontecido en los 13 primeros partidos, no le falta razón. El Barcelona ha tenido una posesión media del 72,44%, varios puntos por encima de los cursos precedentes (el mejor año de Guardiola hasta ahora había sido 2010, con un 69,93%). Lo mismo ocurre con el número de pases. Los azulgrana llevan 9.978 (la mejor cifra con el técnico remite a los 8.739, también en 2010). Y solo habían hecho más dianas en 2008, cuando marcaron 40 goles frente a los 38 actuales. Pero la diferencia la marca el rendimiento lejos del Camp Nou y ahí las estadísticas bajan incluso en el porcentaje de remates a puerta: suman 89 (media de 12,71 por partido) en lo que va de curso por los 275 (media de 14,47 por encuentro) del último ejercicio. En consecuencia, ha marcado menos goles: 2,5 de media la temporada pasada, 8 en 7 duelos, 1,1 por partido en la presente campaña. Por el contrario, sí recibe menos disparos que el curso anterior.

El equipo regresó de madrugada a Barcelona con la desazón del que no tiene nada que reprocharse más allá del resultado; con la angustia que provoca la necesidad de sanar de un mal desconocido que le está matando, y tocado, pero no hundido. Por vez primera, no hubo partidas de parchís en el avión. La cara de Piqué era un poema, consciente de que el Madrid está haciendo las cosas mejor, "por eso van líderes a seis puntos". Valdés, a su lado en la jardinera, rumbo al avión, insistía en levantar la cabeza, pero él parecía seguir dándole vueltas a ese único remate recibido entre los tres palos en todo el partido y que fue gol. Pero nadie puso excusas, ni habló del árbitro, ni le dolían las patadas ni reclamó que el tanto de Messi fuera legal. Ese no es el problema de este equipo. Su cruz es que no gana lejos del Camp Nou y que las sensaciones confunden. "No jugamos mal, pero... no ganamos", se lamentaba un veterano.

"Tocados, pero no hundidos", se confiesan en el vestuario de Sant Joan Despí, donde ayer Guardiola lanzó un reto al equipo: solo levantarán un título a final de temporada si son capaces de ganar seis partidos antes de Navidad: tres de Liga, incluido el del Bernabéu; los dos del Mundial de Clubes y, al regreso, el de la Copa. Ya no hay margen de error, al Barça le toca ponerse las pilas.

"Lo que nos dijo lo guardaremos con siete mil llaves", aseguró Alves, que luego soltó frases salidas de la boca de Guardiola: "Tenemos mucho por lo que luchar... Este equipo no baja los brazos jamás... Nunca cambiamos en función de los resultados, si hay que morir moriremos con nuestro estilo... Mientras no se le entregue la copa al campeón hay vida... Sabemos lo que nos espera, psicológicamente nos tratarán de dejar por los suelos..." Son algunas de las frases que ayer reconfortaron al plantel y que lanzó Alves a los cuatro vientos. Ya no hay margen de error; al Barça le toca arremangarse.

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