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El Valencia encuentra premio a su constancia

Un penalti regalado por Kalou propicia el empate del equipo de Emery ante el Chelsea

"Gracias, Kalou", respiró Mestalla, por el penalti (una mano prescindible tras un córner) que premió la perseverancia de un Valencia muy mejorado por los cambios del último tercio. Piatti, Feghouli y, especialmente, Jonas, revitalizaron al conjunto de Emery, sustentando por paradas excepcionales de Diego Alves. Mestalla acabó coreando el nombre de su portero y ovacionando a ambos equipos, reconociendo un duelo de verdad. En un momento muy emocionante, el público vitoreó a su vez a Mata cuando se retiraba, minutos después de haber recibido una amarilla por protestar al árbitro el final del choque. Mata no quería que se acabara nunca un partido en el que el Chelsea aceleró en los comienzos de ambas partes. Y en el que el Valencia atisbó el potencial de Canales, cuyos pases bombeados en profundidad dejaron boquiabierto al personal. Canales y Jonas debería jugar siempre juntos.

Valencia, 1 - Chelsea, 1

Valencia: Diego Alves, Miguel, Rami, Víctor Ruiz, Alba; Albelda, Banega (Jonas, m.72), Pablo (Feghouli, m.72), Mathieu (Piatti, m.58); Canales y Soldado.

Chelsea: Cech, Bosingwa, David Luiz, Terry, Cole; Ramires (Meireles, m.65), Obi Mikel, Lampard (Kalou, m.83), Malouda; Mata y Torres (Anelka, m.72).

Goles: 0-1, m.56: Lampard. 1-1, m.87 Soldado, de penalti. Árbitro: Nicola Rizzoli (ITA). Amonestó por el Valencia a Víctor Ruiz y Albelda, y por el Chelsea a Kalou, Mata, Cole y Malouda. Incidencias: partido correspondiente a la segunda jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones disputado en Mestalla ante 36.000 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Francisco Real, ex entrenador del Valencia fallecido esta semana.

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Como si siguieran una consigna de Mata, que conoce el percal, el Chelsea apretó la salida del balón valencianista en los primeros instantes. De ahí que un error de Albelda, en un mal pase atrás, propiciara el primer sobresalto de la noche en un Mestalla semivacío. En la carrera franca de Torres hacia el meta Alves, se cruzó Rami, que cargó con todo contra el delantero madrileño en un penalti que el árbitro perdonó.

Pasados esos primeros compases, el Chelsea bajó el ritmo y el Valencia encontró el suyo, igualándose mucho las fuerzas en una primera parte en las que las defensas se impusieron a las delanteras. Al igual que frente al Barça, Emery decidió saturar su ataque por el costado izquierdo, con dos laterales zurdos, Jordi Alba y Mathieu, uno por delante del otro, claro, con la doble tarea de tapar las incursiones de Mata y, a continuación, castigar la parcela defendida por Bosingwa. Sin el mismo resultado que ante los azulgrana. Puesto que aquel día, Dani Alves actuó de extremo y abrió una autopista para Mathieu. Bosingwa, sin embargo, estuvo de guardia en el lateral derecho.

Canales asumió la responsabilidad del que tiene imaginación para encontrar un hueco donde nadie lo ve. Tuvo sobre todo el mérito de pedir siempre el balón y la colaboración de un Pablo muy incisivo, aunque toparan con una zaga siempre ordenada por la experiencia de Terry y David Luiz, dos centrales que, curiosamente, juegan a pie cambiado: el zurdo brasileño por la derecha y el diestro inglés por la izquierda.

La presencia de Mathieu suma relevos defensivos cada vez que Jordi Alba sube, pero también resta creatividad respecto al sacrificado por él en el banquillo, el brasileño Jonas, autor de los imprescindibles pases de gol.

Después de ganar al Leverkusen (2-0), el Chelsea no tenía prisa en Mestalla. Hasta el portero Cech perdió unos segunditos en el saque de puerta. Se sentía seguro atrás y con el convencimiento de que el ingenio de Mata le abriría la portería de Alves. El interior asturiano se movió con la inteligencia habitual, tocando en corto o en largo según convenía, sin los desmarques de un Torres secado por la contundencia de Rami.

Adormecido en la primera parte, Mestalla rugió en el arranque de la segunda para saludar a un héroe inesperado: Diego Alves, sometido a un bombardeo espectacular. Primero repelió un cabezazo picado de Torres, evocando aquella parada de Gordon Banks a Pelé en el México 70; a continuación le sacó un mano a mano a Ramires, y de nuevo otro remate a bocajarro a Torres.

El Chelsea estaba desatado y Lampard, desde la sabiduría de los 31 años y la clase atesorada, dirigía las operaciones. La enésima penetración por el extremo derecho, donde Jordi Alba era un flan, esta vez de Malouda, encontró por fin el disparo certero de Lampard, raso y pegado al palo, lejos del inspirado Alves.

La reacción de Emery fue retirar al desfondado Mathieu por el velocísimo Piatti, destinatario de un gran envío de Canales a la espalda de la zaga blue . El remate con la diestra del argentino lo desvió Cech. El Valencia mejoró con los cambios. Y la presencia de Jonas y Feghouli agitó la intensidad de su ataque. Hasta encontrar el regalo de Kalou y, poco después, otra intervención celestial de Alves.

Mata saluda a la afición del Valencia
Mata saluda a la afición del ValenciaSERGIO PÉREZ (REUTERS)

La doble misión de Mata

Fernando Torres y Juan Mata saltaron juntos al césped de Mestalla y juntos realizaron los ejercicios de calentamiento del Chelsea en los que se requería el esférico. Un mes en el conjunto londinense le ha bastado a Mata para asumir responsabilidades en el equipo de Vilas-Boas. El técnico portugués entiende que la madurez y el juego de asociación del asturiano resultan importantes para dar pausa y claridad al vértigo habitualdel fútbol británico.

Nadie ha agradecido más la llegada de Mata al Chelsea que Torres. El punta ha encontrado un amigo fuera del terreno de juego y un cómplice en él. El mediapunta, que recibió el reconocimiento de Mestalla por sus cuatro temporadas en el Valencia y los 28 millones dejados en la tesorería con su pase a Chelsea, siempre tiene los ojos puestos en Torres, al que busca en cada acción de ataque. Y el Niño ha vuelto a recuperar la sonrisa, velocidad y finura. Los 60 millones invertidos por el Chelsea en Torres comenzaban a ser puestos en entredicho. En los seis primeros meses en Londres el ex del Liverpool tan solo marcó un gol en 17 partidos. La llegada de Mata ha hecho un efecto revitalizante en Torres que ha dejado de ser discutido, a pesar de llevar solo dos goles en lo que va de curso. En Mestalla tampoco marcó. Mata tiene una doble misión en el Chelsea.

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