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Entrevista:ÁNGEL CAPPA | Entrenador de River y ex técnico del Real Madrid | Argentina-España

"La furia española nunca existió"

Diego Torres

A Ángel Cappa (Bahía Blanca, Argentina; 1946) le llena de orgullo trabajar en el Monumental, el escenario donde hoy jugará España. Pocos entrenadores tienen un sentido de misión tan estudiado. Pocos comparten una vocación más académica. Pocos saben más de la historia del fútbol en las dos orillas.

Pregunta. ¿Qué piensan los hinchas argentinos del fenómeno del fútbol español?

Respuesta. Argentina está dividida en dos corrientes. Los menottistas festejaron el campeonato del Mundo como propio porque es el estilo que desea la mayoría de los argentinos. El otro sector [representado por el ex seleccionador Carlos Salvador Bilardo], con otro concepto futbolístico, trata de encontrarle defectos. Dicen que se aburren con tanto toque.

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P. Maradona dijo que España ganaría el Mundial si se jugase con porterías en los laterales.

R. Me extraña que Diego haya dicho semejante cosa porque él jugaba al fútbol que juega España. Pero la frase encaja con el predicamento de la corriente crítica, con el criterio de un fútbol que llaman directo, y que es un engaño porque no hay fútbol más directo que el que transita los caminos indirectos de la distracción.

P. ¿No se superó el debate entre menottistas y bilardistas?

R. Eso es eterno. Y no solamente se produce en Argentina. En España también. Está el fútbol que defiende Clemente y todo ese tipo de gente que siempre pensaron que el estilo actual de España es una pérdida de tiempo, un fútbol de gilipollas. Y en España está la otra gente que son una minoría. En España hay una mayoría que no tiene una ideología clara y que simplemente está con el que gana. Ahora defienden estas ideas porque la selección ganó el Mundial. Pero cuando España perdió el primer partido, contra Suiza, desde distintos sectores se elevó el reclamo de ese fútbol cavernícola que caracterizó a una época durante muchísimos años.

P. En España la gente recuerda la violencia de Argentina en el amistoso del Calderón, de 2009.

R. Un jugador pega por impotencia. Porque no sabe cómo parar al rival. Cuando el rival tiene la pelota y domina ampliamente, entonces se recurre a la violencia. España no tiene ninguna necesidad de pegar. ¿Qué necesidad tiene de pegar si tienen la pelota el 80% del tiempo? Pegar no es una característica del fútbol argentino. El nuevo seleccionador, Batista, tiene una idea muy clara a favor del buen juego, del toque, de una identidad que también es la argentina. No creo que sea un partido violento. Será una competencia a ver quién juega mejor, y en ese sentido España lleva una ventaja de muchos años porque tiene una línea definida.

P. ¿Por qué perdió tanta calidad el campeonato argentino?

R. Argentina sufre un éxodo de sus mejores futbolistas desde hace 40 años. Además Argentina vive en un contexto de urgencia porque los campeonatos son cortos, de 19 partidos. La urgencia y la ausencia de los mejores... Y no solamente de los mejores, porque se van los cracks, los buenos y los regulares. Se va todo el mundo capaz de darle un pase a un compañero. No hay continuidad en los clubes. Los equipos se están rehaciendo cada seis meses: se van 12 y vienen 12 jugadores. Al tercer partido los entrenadores están cuestionados... Eso hace que el fútbol no tenga pausa. No se respeta otra cosa que no sea poner la pelota lejos de tu arco para no pasar peligro.

P. ¿Y en la selección?

R. Los mejores jugadores están afuera y no hay tiempo de trabajar con ellos. En Europa están todos a una hora de avión. Aquí están a 12 horas de vuelo y vienen dos días antes. ¿Cómo se hace para tener una línea futbolística? Hay que empezar desde abajo con chicos que ahora tienen 14 años, como ocurre en España. Iniesta, Xavi, Puyol, Piqué... Están jugando así desde que tenían diez años. No los agarró Del Bosque o Luis y les dijo: "Vamos a tocar". Juegan así desde pequeños. Es un trabajo que tiene que hacer Argentina imperiosamente. El fútbol argentino necesita una reestructuración a fondo para volver a las fuentes.

P. ¿Hay alguna diferencia entre su filosofía y la de Guardiola?

R. Un día hablando con él me marcó la diferencia entre lo que él pensaba y lo que yo pensaba. "Para mí el gol soñado no incluye ninguna gambeta", me dijo. "Y estoy seguro de que tu gol soñado sí incluye una gambeta". Dentro del buen juego hay pequeñas diferencias. Lo que ocurre es que después apareció Messi, y ahora el gol soñado de Guardiola sí incluye muchas gambetas.

P. ¿En qué momento empezó a cuestionarse el estilo histórico del fútbol argentino?

R. Argentina estaba llena de muy buenos jugadores que entendían el juego. Se valoraba el juego más allá del resultado y de los goles. Di Stéfano se ha cansado de decir que su generación nunca festejó los penaltis porque se consideraba una ventaja excesiva. Nadie salía corriendo desesperadamente a festejar un penalti. En mi ciudad había un jugador que se llamaba Armando Balucchi que en los campeonatos de Primera tiraba los penaltis de rabona para equiparar el duelo con los arqueros. A mí me enseñaron que ganar un partido de tiro libre no era motivo de orgullo. El juego era sagrado. Se buscaba la perfección. Se profundizaba. En los bares se discutía durante horas a ver si el diez hizo bien en patear al arco o tendría que haberle pasado la pelota al nueve. Eso era lo que se exigía desde las tribunas. En los años sesenta, una década infame, se introdujeron otros conceptos. Se iba a que el rival no juegue, y se ponía el juego en segundo lugar. Lo más importante era ganar el partido y si ganabas con la mano o con el culo estaba bien hecho. Eso triunfó porque tuvo campeones del mundo, como Racing o Estudiantes de la Plata. Esa confusión empezó a raíz del fracaso del Mundial de 1958. Creyeron que había que correr más, que había que ganar más fuerza, más músculo... Porque si no quedábamos fuera de la órbita mundial. Se puso en duda la identidad del fútbol argentino, que hasta entonces era incuestionable. En 1970, con Huracán y la selección Argentina, con Menotti, se volvieron a recuperar parte de los valores perdidos. Pero el fútbol va precedido de una evolución social. La sociedad también cambió. Si tienes dinero eres reconocido sin importar cómo lo has logrado. El éxito se busca de la misma forma en cualquier actividad de la vida: en el cine, en la literatura, en el teatro. Si vendió está bien. Si proporciona beneficios, está bien.

P. ¿Atribuye a Cruyff el origen del estilo actual de España?

R. No. Hay que remontarse al año 1964. España ganó la Copa de Europa con un equipo de jugadores tocadores. Muy parecido al concepto actual: Lapetra, Luis Suárez, Del Sol, Perera, Amancio... Lo que es falso es la furia. No existió. Fue un invento del franquismo. Pero el punto de partida es 1964. Y la referencia más cercana de esta selección es la Quinta del Buitre, generación totalmente incomprendida y desaprovechada. Ellos tenían la semilla de este fútbol. Y después vino la generación de Guardiola, que también fue desaprovechada. Guardiola estaba sentado y los medios centros eran Alkorta y Nadal.

Ángel Cappa.
Ángel Cappa.REUTERS

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.
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