Los atletas se rebelan

Los atletas han enarbolado la bandera de la defensa de los derechos de los tibetanos. Un grupo de 127 deportistas, de los cuales 40 compiten en los Juegos Olímpicos, ha dirigido una carta al presidente chino, Hu Jintao, instándole a que impulse una solución pacífica y mejore la situación de los derechos humanos en Tíbet. Los atletas urgen al Gobierno chino a que "proteja la libertad de expresión, la libertad de religión y la libertad de opinión en su país, incluido Tíbet". Entre los firmantes, se encuentran algunos potenciales ganadores de medallas, como la saltadora de altura croata Blanka Vlasic, y el récord mundial de 110 metros vallas, el cubano Dayron Robles, que se verá la cara en las pistas con el campeón olímpico, el chino Liu Xiang. También figuran la corredora estadounidense de 400 metros DeeDee Trotter y el saltador de longitud panameño Irving Saladino. Ningún atleta español figura entre los firmantes.

Entre los firmantes figuran estrellas como Dayron Robles, Vlasic y Saladino

Rogge anuncia flexibilidad en la aplicación de la Carta olímpica

Nada más conocerse la decisión de estos atletas, el presidente del Comite Olímpico Internacional, Jacques Rogge, intentó quitar hierro al asunto ante la posibilidad de que estos atletas hubieran contravenido el artículo 51 de la Carta Olímpica que impide la propaganda política, religiosa o racial en los recintos olímpicos. "Nosotros tenemos nuestras reglas. Si un deportista las contraviene, tendrá el derecho de ser escuchado, exponer sus motivaciones y nosotros veremos qué medida debe adoptarse". Según Rogge "los atletas pueden expresarse libremente en los lugares públicos, las zonas mixtas o en el centro de prensa. Nosotros les pedimos simplemente que no hagan propaganda política, religiosa, comercial o racial en esos lugares". El COI se encargó también de calmar a las delegaciones de estos atletas ante el temor de posibles sanciones por su actitud. Thomas Bach, presidente de la comisión disciplinaria, señaló que el COI hará gala de una gran flexibilidad en caso de infracción del artículo 51 de la cata olímpica.

La presión sobre el Gobierno chino se ha incrementado después de la represión que siguió a las revueltas protagonizadas el pasado marzo por la población tibetana en el territorio del Himalaya, y que según el Gobierno tibetano en el exilio causó al menos 203 muertos y más de 1.000 lesionados graves. Pekín asegura, sin embargo, que sólo un tibetano resultó muerto durante la contención de los disturbios, y afirma que los manifestantes mataron a 21 personas. La población local se levantó para protestar contra lo que considera la falta de respeto del Gobierno chino por sus tradiciones y la falta de libertad religiosa. China ha acusado al Dalai Lama y a su Gobierno en el exilio de haber orquestado las manifestaciones, que inicialmente fueron pacíficas, pero luego degeneraron en violentas.