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Reportaje:

Las balas matan el fútbol

La selección de Togo abandona la Copa de África tras el ataque terrorista que ha causado ya tres muertes - La organización quiso evitar su retirada y asegura que el torneo sigue adelante

La selección de Togo no participará en la Copa de África que se inaugura hoy en Angola (con un Angola-Mali, a las 20.00), tras el sangriento atentado del viernes en Cabinda a cargo de un grupo separatista y que de momento ha causado tres muertos y nueve heridos. El viernes falleció el conductor del autobús, acribillado por los terroristas, y ayer murieron a causa de las heridas de bala el segundo entrenador del equipo, Abalo Amelete, y el jefe de prensa, Stan Ocloo, mientras que los jugadores Obilale -"en situación crítica" y trasladado a un hospital de Johannesburgo- y Akapko, ambos heridos, siguen en tratamiento médico. "No tenemos ni la seguridad ni las garantías necesarias para disputar el torneo", explicó el gobierno de Togo, que envió ayer un avión para recoger a su selección. La estrella togolesa, el delantero Adebayor, prefirió regresar con sus compañeros en lugar de tomar un vuelo privado que le ofrecía su club, el Manchester City. El vuelo de Togo partirá hoy de regreso. Los jugadores pasaron la noche de ayer en las dependencias de la Ciudad Olímpica de Cabinda, bajo fuerte vigilancia del ejército angoleño.

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"La gente no está lista para entregar sus vidas. Hemos visto la muerte de cerca... todos los jugadores estaban llorando, pidiendo a sus madres, diciendo sus últimas palabras porque pensaban que morirían. Ahora queremos volver con nuestras familias... Seguimos repitiendo que queremos cambiar la imagen de África, que queremos ser respetados, pero eso no pasa", contó Adebayor. "Igual que le ha pasado a Togo le podía haber pasado a otra selección. Hay muchos nervios e incertidumbre", dijo el sevillista Zokora, jugador de Costa de Marfil. "Será difícil encontrarse ahora sobre el campo. Estamos muy preocupados", añadió el madridista Diarra, de Mali.

Mustafá Salifu, togolés del Aston Villa, hizo el siguiente relato del ataque del viernes, reivindicado por el grupo separatista Frente de Liberación del Enclave de Cabinda (FLEC): "Tuve mucha suerte. Viajaba en la parte trasera del autocar, con Adebayor y uno de los nuestros porteros. Un defensa, que estaba sentado delante, recibió dos tiros en la espalda. El portero Obilale Dodo, uno de mis mejores amigos, fue alcanzado en el pecho y el estómago. Tratan de salvarle la vida". Otro futbolista, Alaixys Romao, declaró que los responsables de su selección trataban de convencer a las otras tres naciones del mismo grupo con sede en Cabinda (Costa de Marfil, Burkina Faso y Ghana) para que también boicotearan la competición. Fuentes marfileñas negaron la intención de retirarse.

El comité organizador trató de evitar por todos los medios la retirada de Togo, pero finalmente la selección africana hizo las maletas. La organización aseguró que la selección togolesa no había informado de su trayecto en autobús. "Las reglas son claras: ningún equipo debe viajar en autobús. El incidente no habría tenido lugar en la ciudad [ocurrió en la frontera entro Congo y Angola]", aseguró un portavoz. E incluso uno de sus miembros explicó que la selección de Togo podría ser multada con 50.000 dólares [34.700 euros] y la exclusión de las dos próximas ediciones de la Copa por su retirada. Mientras, el Gobierno de Angola trató de minimizar los efectos del atentado. El primer ministro, Paulo Kassoma, calificó el hecho de "acto aislado" y garantizó la seguridad de todas las selecciones que tienen que participar en la Copa de África. "Están reunidas todas las condiciones", dijo.

El comité organizador pretende ahora transmitir una imagen de normalidad y ayer presentó el acto inaugural y el primer partido, para el que aseguran que se llenará el Estadio 11 de Noviembre de Luanda. El gobierno angoleño aseguró que el torneo se disputará según lo previsto pese a la retirada de Togo y que "se redoblará todo el mecanismo de seguridad". Sin embargo, el caos era ayer la nota reinante en el centro de prensa de Luanda, eje central de la organización de la Copa de África, mientras se sucedían las reuniones para evitar un boicot total al torneo.

También Danny Jordaan, el presidente del comité organizador del próximo Mundial, en Suráfrica, quiso lanzar un mensaje tranquilizador: "Esto no tiene ningún impacto en nuestra Copa del Mundo. Cada país tiene responsabilidad en su propia seguridad. Lo que sucedió en Angola es lo mismo que cuando explota una bomba en España o se amenaza la capacidad de Londres para albergar los Juegos Olímpicos".

En los clubes europeos con jugadores africanos en el torneo la preocupación fue constante. El Hull City, por ejemplo, pidió a través de sus entrenador el regreso de sus internacionales, como también pretendían otros conjuntos ingleses. En España, Guardiola explicó que el Barça no había podido hablar (hasta ayer por la tarde) con Touré y Keita. "Espero que estén bien. Deberían averiguar cuál es el nivel de peligrosidad", dijo el técnico. "Espero que los gobernantes tomen decisiones", añadió Pochettino, entrenador del Espanyol, que tiene en Angola al meta Kameni y a N'Kono, preparador de porteros, ambos con Camerún. "Los clubes no tenemos la potestad para decidir que vuelvan nuestros jugadores. Hemos hablado con Kanouté y Zokora y estamos a la espera, no podemos hacer nada más", comentó Monchi, director deportivo del Sevilla.

Las reuniones y las incógnitas se mantenían hasta última hora de anoche. Representantes de las selecciones de Mozambique y Costa de Marfil se reunieron para estudiar posibles medidas. También lo hizo el comité de urgencia de la confederación africana, con el fin de remodelar los calendarios y los partidos. Una de las opciones era llamar a otra selección para cubrir el hueco de Togo -se hablaba de Marruecos-. También se estudiaba cambiar los partidos de Cabinda a la capital, Luanda.

Obilale, portero suplente de Togo, a su llegada ayer al aeropuerto de Lanserio, en Johannesburgo.
Obilale, portero suplente de Togo, a su llegada ayer al aeropuerto de Lanserio, en Johannesburgo.REUTERS
Adebayor, el viernes tras el ataque.
Adebayor, el viernes tras el ataque.AP

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