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Reportaje:

Se busca inversor: "Hola, soy Syed"

El empresario indio se ha hecho con el Racing asumiendo una deuda tributaria de 13 millones de euros y prometiendo aportar 50 millones en cinco años

El ruido de la civilización se rinde al sonido del mar en la tranquila capital de Cantabria. Es decir, hay poco ruido ambiental. Ahora, cuando siete mercedes negros, ministeriales, apabullan el paseo de Pereda, los ciudadanos de Santander saben que Ali Syed está en la ciudad. Fuera del coche, paseando por Santander, pasaría todo lo inadvertido que un indio puede pasar por una ciudad pequeña y reconocible: ni su edad (36 años), ni su vestuario ni su aspecto general llamarían la atención sobre quien se convirtió en enero en el nuevo propietario del Racing. "Hasta ahora ha cumplido todos los compromisos adquiridos", que se han traducido en seis millones de euros, afirma el consejero de Economía y Hacienda del Gobierno de Cantabria, Ángel Agudo, "para hacer frente a un embargo inmediato debido a la deuda de 13 millones con la Agencia Tributaria", dos de los cuales vencían ya.

El Gobierno cántabro pidió a Crédit Suisse que rastreara el mercado internacional

La situación del Racing, respecto a otros clubes, era asequible, pero su problema es que no tiene patrimonio alguno. Tras la suspensión de pagos de la empresa propietaria, SEOP, dependiente de Silver Eagle, el club estaba vendido, "así que había que venderlo para no comprometer un activo de la comunidad". No era cuestión de poner un anuncio, sino de establecer una búsqueda de inversores que afrontaran una coyuntura desesperada para el Racing, para la empresa propietaria y para el Gobierno cántabro, los tres en situación límite por distintos motivos, tanto deportivos como económicos y políticos.

El encargo fue a Crédit Suisse. Debía rastrear el mercado internacional en busca de un inversor en busca, a su vez, de un equipo de fútbol de una Liga prestigiosa. No fue una tarea difícil porque el fútbol ha ido encontrado en los nuevos millonarios asiáticos, americanos o europeos lo mismo que han encontrado ellos en los clubes históricos, ahora dominados por el dolar o el petróleo, aunque no siempre con la misma fortuna. Más de la mitad de los de la Premier tienen capital extranjero y España ha vivido experiencias de todo tipo con inversores de fuera.

Syed tiene un discurso establecido para explicar por qué le gusta el fútbol y por qué eligió el Racing. "Sigo a varios equipos, pero sobre todo me gusta la selección española tras su papel en el Mundial", afirma. Tampoco declara tener ningún ídolo prioritario: "Me gustan muchos futbolistas, pero no podría traerlos a todos al Racing. Mis favoritos son ahora los de mi equipo, sobre todo después de haberles visto jugar en estos últimos partidos".

La llegada de Ali, como se le conoce en Santander, no fue, sin embargo, sencilla. "No me preocupa el dinero que me cuesta, sino que me interesa el potencial, la historia y la tradición de este club", dice, pero lo cierto es que su aterrizaje en el Racing tiene que ver con las posibilidades de negocio que le abre a su empresa WGA, diversificada en muchas actividades. La negociación de los derechos televisivos en su zona de influencia (India, Oriente Próximo, Australia) es una de sus oportunidades de negocio mezclando el Racing con su influencia en esos continentes. El Gobierno cántabro también espera que su presencia permita "abrir mercados a las empresas cántabras en zonas no exploradas todavía".

La ciudadanía, escaldada por el caso Piterman, se encoge de hombros cuando se le pregunta por Syed. Hay resquemor, temor, incertidumbre, aunque el empresario ha cumplido los plazos previstos y ha establecido el calendario de pagos restantes para afrontar la deuda con la Agencia Tributaria (quedan 11 millones). "Si incumpliera el pago de alguno de los plazos, el club retornaría a sus dueños, Gobierno incluido", y él perdería su inversión, afirman en la Administración.

El camarero del hotel, junto a la playa, practica el mismo encogimiento de hombros con el que responde la ciudad al interrogante. "No ha habido fichajes de relumbrón", advierte, "como se había anunciado. ¿Quién sabe?". Pero Syed recuerda que tuvo apenas unos días para mover el mercado de invierno. "Fichamos al entrenador [Marcelino] que la gente quería y a Giovani. Hay mucho talento en el equipo y más adelante habrá más fichajes", alega.

Algunas fuentes aseguran que Syed tiene previsto invertir, amén del pago de la deuda del Racing, 50 millones en cinco años para crear el equipo con el que sueña, "que no tiene que ver con un Racing que discuta el título al Barcelona o el Madrid", dice, "sino un equipo sostenible y grande".

El desfile de mercedes le acompaña por donde va, pero ha moderado la velocidad. De sus coches y sus palabras. No es Bollywood.

Ali Syed, el pasado 29 de enero, a su llegada al aeropuerto cántabro de Parayas.
Ali Syed, el pasado 29 de enero, a su llegada al aeropuerto cántabro de Parayas.AFP

Palco local, palco visitante

Huele a pizza en las oficinas del Racing. Ali Syed es un enamorado de la cocina italiana. Algo tienen que ver las constricciones que le imponen sus orígenes. "Por hindú, no puede comer vaca. Por musulmán, no puede comer cerdo. Y, como pertenece a un sector religioso del mundo musulmán, tiene alguna aversión, ya superada, al verde", dicen en el club. Así que de cocido montañés ni hablar.

La entrada del empresario indio ha sido más estruendosa de lo que su imagen personal delata: el desfile de mercedes, el número de asesores que le acompañan (una veintena), su estricto sistema de seguridad, su actitud en los palcos de los estadios..., le han provocado más quebraderos de cabeza de los esperados. La condena de siete meses de cárcel a su jefe de seguridad, Claudio Loiodice, por los incidentes antes del partido contra el Sevilla (dio un manotazo a un policía) tienen más que ver con los recelos generados en Santander que con los hechos concretos dictaminados por el juez.

La caravana de Syed no era bien vista en Santander (semáforos saltados en rojo, exceso de velocidad, aire de prepotencia) y encorajinó a la policía, que actuó con la máxima disciplina ante el colectivo de seguridad. El hambre y las ganas de comer se juntaron el día del encuentro frente al Sevilla y Syed ha aprendido la lección. Entendió que Santander no es suyo y ahora se prodiga en parabienes a las autoridades e insiste: "Todos debemos cumplir la ley porque la ley es para todos".

No es la primera polémica que sobrelleva. Aunque se declara fan acérrimo del Racing, lo cierto es que su primer intento fue adquirir el Blackburn Rovers, pero las condiciones eran tremendas y en su entorno aseguran que se sintió incluso extorsionado. De aquel fiasco vienen algunas informaciones de los tabloides británicos acusándole de pequeñas deudas. Algunas fuentes apuntan a algún intermediario británico radicado en Zaragoza que pretendía redirigirle hacia otros equipos. Después lo intentó con el Roma, "pero era muy caro para sus posibilidades". El Racing fue su paraíso. Ahora solo sueña con encontrar el modo "de exteriorizar" su felicidad "sin ofender a nadie", dice. Para eso, entre las reformas de El Sardinero, piensa en establecer un palco local y un palco visitante. Y... Santas Pascuas.

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