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Crónica:37ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El campeón no sabe ganar

El Barça pierde ante Osasuna su segundo partido consecutivo la misma noche en que festeja el doblete en el Camp Nou y Eto'o pierde el Pichichi ante Forlán

Ramon Besa

De camino a Roma, el Barcelona recibió ayer el trofeo de la Liga en el Camp Nou y paseó también el de Copa, el doblete como se le llama en términos futbolísticos, signo de bonanza y jerarquía, tiempos para la mercadotecnia y, por tanto, para estrenar la zamarra de la próxima temporada, porque a día de hoy pocas marcas venden tanto como la del Barça. La gent blaugrana acudió en buen número al estadio para un festejo que para nada empañó una segunda derrota consecutiva. Hubo música al inicio y al final sonó la traca de rigor, mucho ruido y jarana, los parlamentos de costumbre y poco fútbol. Hasta Messi comía pipas para pasar el rato. Pocas veces un partido había resultado tan largo, y más después de la vertiginosa temporada del Barça.

BARCELONA 0 - OSASUNA 1

Barcelona: Pinto; Víctor Sánchez (Jeffren, m.68), Cáceres, Abidal, Sylvinho (Muniesa, m.50); Hleb, Xavi Torres, Gudjohnsen; Pedro, Eto'o (Keita, m. 60) y Bojan. No utilizados: Valdés, Xavi, Abraham y Botía.

Osasuna: Ricardo; Azpilicueta, Cruchaga, M.Flaño, Monreal; Nekounam, Puñal; Juanfrán (J. Flaño, m.92), Massoud (A.Hidalgo, m.65), Plasil; y Pandiani (H. Font, m.90). No utilizados. Roberto, Portillo, Josetxo y Sola.

Goles: 0-1. M. 25. Pandiani cabecea un saque de esquina botado por Plasil.

Árbitro: Rubinos Pérez. Amonestó a Abidal, Gudjohnsen, Bojan, Ricardo, Antonio, Monreal y Puñal. Expulsó a Minuesa (m.81) y a Guardiola (m.81).

Camp Nou. 77.331 espectadores.

El árbitro expulsó al debutante Minuesa y desencadenó una bronca monumental
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A falta de juego y de fútbol, el protagonismo lo asumió el árbitro, cuya actuación provocó la rechifla y la bronca de la hinchada. El colegiado recordó la disputa de un partido que a veces pareció que se jugaba porque no había más remedio, al menos desde el bando barcelonista, porque a Osasuna le iba el descenso en el litigio, y bien pronto que se notó. El rifle Pandiani cabeceó a la red un saque de esquina botado por Plasil ante la indiferencia de la zaga del Barcelona, petrificada nuevamente en una acción a balón parado. Los azulgrana formaban con un equipo tan irreconocible que se escucharon unos cuantos pitos en la grada, sorprendida por el juego de sus futbolistas, muy lejos incluso de la actuación protagonizada en Mallorca. Aunque se juntaron prácticamente los mismos que el domingo pasado, anoche ni atacaban ni defendían, diseminados en la cancha, faltos de tensión competitiva, de presión y agresividad, y también de lucidez y finura. Mal asunto cuando las órdenes las da Eto'o, inigualable en el área contraria, estupendo en el acoso al central o al lateral y, por contra, insoportable cuando se pone a mandar, cuando luce el brazalete de capitán.

No había manera de ligar una jugada porque la pelota salía mal desde la defensa y ningún medio atinaba a combinar con un delantero. Hleb y Gudy hace tiempo que cazan moscas, como si fueran de otro equipo, y Xavi Torres no daba abasto en la divisoria a la hora de tirar la línea de pase y cerrar el paso. Ninguno es propiamente un centrocampista, extraña circunstancia en un equipo que tiene a los mejores medios.

Llegado el descanso, apenas se había contado un tiro de Eto'o en el área de Osasuna, la peor de las noticias si se tiene en cuenta las aspiraciones que le quedan a los barcelonistas: batir el récord de goles del Madrid de Toshack (104 por 107) y conseguir que Eto'o gane el Pichichi. Destemplada la afición y desorganizado el partido, Guardiola le dio un punto de emoción con un cambio sorprendente: retiró a Sylvinho, seguramente porque cuenta con el brasileño para la final de Roma, y le sustituyó por Minuesa, un central zurdo de 17 años, internacional juvenil, cuya trayectoria ha merecido ya la atención de distintos técnicos españoles y extranjeros. La salida de Muniesa alegró la vida al Barça. Jugó con autoridad, criterio y atrevimiento, y el equipo se estiró un poco mejor, sin miedo a perder la pelota, más puesto. A Osasuna no le quedó más remedio que recular y taparse ante el gatillo amenazante de Bojan porque, pasada la hora, Eto'o se retiró sin mayor novedad, falto de remate y de gol, melancólico, superado ya por Forlán en la lista de goleadores.

Ya derrotado a última hora en el Ono Estadi el día después de cantar el alirón, al Barcelona no le convenía repetir un mal resultado la noche en que recibía la Liga, de manera que dio un paso al frente y se asomó en el campo del equipo de Camacho. Minuesa, inscrito para la Champions y por tanto con opción de jugar la final contra el Manchester, continuaba siendo el rey del mambo mientras a la hinchada le dio por hacer la ola, cantar "¡Campeones!, ¡Campeones!" y mandar al carajo al Madrid con los cánticos despectivos de costumbre.

Guardiola, mientras, insistía, y fue cargando el juego de ataque. Apareció Jeffren y el equipo azulgrana se desplegó prácticamente sin laterales.

El fútbol continuaba siendo escaso para suerte de Osasuna, poco exigido en defensa, resuelto en la divisoria y sin necesidad de forzar el juego ofensivo porque el marcador le daba la razón: la victoria era la mejor noticia posible ante los resultados que se daban en los distintos campos. A Osasuna le sobraban minutos y al Barcelona le estorban los partidos. Una vez ganada la Liga, los azulgrana han encadenado dos derrotas e hipotecado seriamente sus aspiraciones de batir las marcas goleadoras de la Liga. A nadie parecía importarle demasiado en el campo. Los aficionados barcelonistas aguardaron pacientemente al final del partido para festejar los títulos conseguidos y animarse con vistas al viaje a Roma.

Hasta que apareció Rubinos Pérez y encendió el Camp Nou con dos decisiones que ratificaron una actuación esperpéntica: tras sancionar con tarjeta cada falta de los jugadores azulgrana, expulsó a Minuesa en una decisión que pareció desproporcionada y después echó también a Guardiola por protestar el castigo. El Camp Nou se llenó de pañuelos y periódicos contra el colegiado madrileño. La bronca fue monumental hasta el último momento.

Nada jugó ayer a favor del Barça, coronado después de una segunda derrota. Los azulgrana no saben ganar como campeones porque sólo les ocupa Roma.

Puyol, a hombros de sus compañeros, muestra a los aficionados azulgrana el trofeo de campeón de la Liga, ganado por el Barça.
Puyol, a hombros de sus compañeros, muestra a los aficionados azulgrana el trofeo de campeón de la Liga, ganado por el Barça.VICENS GIMÉNEZ
Eto'o saluda a Guardiola tras ser sustituido.
Eto'o saluda a Guardiola tras ser sustituido.REUTERS

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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