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De la cantera al banquillo azulgrana

Guardiola ha mantenido al Barcelona B primero en su categoría, con un punto de diferencia el con el Sant Andreu

En 11 temporadas como jugador del FC Barcelona, Guardiola jugó 472 partidos y marcó diez goles. En su palmarés cuenta con seis Ligas (1990/91, 91/92, 92/93, 93/94, 97/98 y 98/99), cuatro Supercopas de España (1991, 1992, 1994 y 1996), dos Copas del Rey (1996/97 y 97/98), dos Supercopas de Europa (1992 y 1997), una Recopa (1996-97) y una Copa de Europa (1991-1992).

Llegó al equipo en 1984 procedente del Gimnastic de Manresa y pasó por todas las categorías inferiores del barcelonismo. Su debut en la máxima categoría tuvo lugar en la temporada 1990-1991, con 19 años, y militó en las filas azulgranas durante diez años, hasta su fichaje por el Brescia italiano, a las órdenes de Johann Cruyff, Bobby Robson, Louis Van Gaal y Lorenzo Serra Ferrer.

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Guardiola fue uno de los componentes clave del Dream Team de Cruyff junto a jugadores como Laudrup, Bakero, Romario, Koeman, Zubizarreta o Hristo Stoichkov, asumiendo la capitanía del equipo tras la marcha de Jose Mari Bakero, en 1997. El apodado "director de orquesta" destacó por una excepcional visión de juego combinada con una gran precisión en el golpeo del balón. La elegancia también fue una de las cualidades que le convirtió en leyenda azulgrana.

Desde que abandonó el club, por el banquillo del FC Barcelona han desfilado técnicos como Louis Van Gaal, en su segunda etapa, en 2002-03, Carles Rexach (2001-2002), Radomir Antic (2003) y Frank Rijkaard. El técnico llegó con recomendación de Cruyff, siempre ligado directa o indirectamente al club, y su planteamiento ofensivo, clásicamente holandés, dio su fruto con una Liga que el Barça dominó con autoridad tras una segunda vuelta espectacular. El conjunto azulgrana comenzaba a recuperar su identidad.

El 21 de octubre y el 4 de noviembre de 2001, tras los partidos que Guardiola, ahora jugador del Brescia, disputó contra el Piacenza y el Lazio, el jugador fue sometido a dos controles antidopaje que resultaron positivos por nandrolona ?un esteroide anabólico casi similar a la testosterona que incrementa la síntesis de proteínas y potencia el desarrollo muscular- pese a las negativas de sus abogados. Seis años después, el Tribunal de Apelación de Brescia certificó el error. Guardiola "no se había dopado", pero ya no estaba en activo. Su paso posterior por el Roma no fue notorio. Fabio Capello no le dejó disfrutar más de cinco partidos.

En 2003, Guardiola, apartado de los terrenos italianos, se decanta por la vía directiva y se presenta a las elecciones a la presidencia enrolado en el equipo de Lluís Bassat como secretario técnico, rechazando el proyecto de un Joan Laporta que terminó proclamado presidente.

Tras perder en los comicios, Guardiola comienza el fin de su carrera deportiva en el Al-Alhi de Qatar, donde residió dos temporadas. Incluso en el equipo saudí, el ex barcelonista siguió con la presión de la Justicia italiana en su espalda, que terminó sancionándole como culpable de dopaje involuntario y siete meses de cárcel que no cumplió. Pero su imagen deportiva se vio seriamente dañada.

Dos años después, Guardiola cambia de continente y emigra a Centroamérica, donde recala en el Dorados de Sinaloa mexicano dirigido por el español y compañero del jugador en la candidatura de Bassat, Juan Manuel Lillo. Guardiola disputó con el equipo la Copa Conrad.

En noviembre de 2006, Guardiola cuelga las botas. El centrocampista quería dar otro matiz a su carrera deportiva, y escogió la técnica. Sería entrenador, pero no de equipos grandes. Empezaría con niños "porque todo lleva un proceso". Tenía todas las puertas cerradas, y Txiki Beguiristáin le abrió una, la de entrenador del filial, que jugaría en Tercera tras perder la categoría. Este año, el Barcelona B es primero de su categoría, con un punto de diferencia son el Sant Andreu.

Cinco de mayo de 2008. Guardiola es elegido el lunes por la comisión delegada del club como entrenador del Barça para el próximo año. Una buena noticia seguida de otra, pues el mediocentro volvía a ser padre de una niña, Valentina. Ahora, como líder del banquillo, Guardiola tiene una tarea por delante: reforzar la cultura del trabajo de la plantilla y optimizar el funcionamiento de los estamentos que influyen en la puesta a punto del jugador, como son la preparación física y los servicios médicos.

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