Las dos caras de Casillas
El líder de la selección prefiere un rol de subalterno cuando juega para el Madrid
Esta noche en el Calderón, el capitán de la selección española no será ni capitán, ni líder del Real Madrid. Esta noche, durante el derby, Iker Casillas sólo ejercerá de Iker Casillas.
Los equipos de fútbol funcionan como ecosistemas. Los futbolistas se desarrollan en unas comunidades antes que en otras. En el Madrid, Casillas no es un mandamás. No ha sido suficiente con que el Bernabéu le quiera por encima de todos los jugadores de la plantilla. Tampoco ha bastado con que alzara la Copa de Europa con el brazalete de capitán de la selección, culminando una hazaña colectiva en la que participó ejerciendo de verdadero caudillo. Al regresar a Chamartín las leyes históricas del vestuario le relegan a un segundo plano. Tradicionalmente, la capitanía del Madrid es potestad de los más antiguos: Raúl, Salgado y Guti se le anteponen. Casillas, que ya cumplió los 27, pertenece a otra generación y su relación no es tan fluida con los capitanes como con los jóvenes. Ante la disyuntiva, prefiere dar un paso al costado.
En Chamartín las leyes históricas del vestuario le relegan a un segundo plano
"Si el líder es el que transmite cosas a los compañeros, Iker no lo es", dice un empleado
"Está preparado e igual debería empezar a mandar más", opina De la Red
El presidente, Ramón Calderón, asegura que la Eurocopa no ha cambiado su situación en el club: "Los éxitos no le afectaron. Sigue siendo el joven de siempre, ese amigo de sus amigos que ha sabido aprovechar cada oportunidad que le ha brindado la vida. Es un gran compañero, respetuoso con los veteranos y ejemplo de los noveles; un seguro de vida bajo los palos y un ídolo de masas".
Manuel Ruiz, el ayudante de Bernd Schuster, lo reconoce como algo evidente: "Iker tiene madera de líder. Pero se nota la diferencia entre la selección, donde tiene más responsabilidad al ser el único capitán y lo asume sin problemas, y el Madrid donde la capitanía es compartida".
Los viejos empleados del club observan a Casillas con curiosidad. "En el Madrid, Iker no es un líder", dicen; "si por líder entendemos a aquél que transmite cosas a los demás compañeros. Él se comunica más hacia el exterior, hacia la afición. Cannavaro o Heinze tienen más llegada entre los jugadores".
"La sociedad ha cambiado y los capitanes no son lo que eran", continúa el empleado madridista que coincidió con otras generaciones, y que prefiere no dar su nombre. "Raúl no transmite como Hierro y Casillas es el eslabón que sigue. Ya no hay capitanes como Camacho. Los nuevos líderes son menos autoritarios, se expresan poco, y tienden a comportarse como multinacionales porque sus negocios les exigen atención".
Nadie en el club duda del carisma del portero. Mucho menos en el departamento de márketing. Casillas es el deportista con mayor demanda publicitaria de España. Sin embargo, entre los jugadores y los técnicos del Madrid la impresión es la de que están ante un chico al que no le gusta el ejercicio del poder. "No es el que se echa el equipo a la espalda", dice un compañero con varios años en el club; "tal vez por su carácter, prefiere evitarse problemas".
Schuster desearía que su portero se involucre más en asuntos relacionados con la responsabilidad del mando y la gestión. Pero por algún motivo, en el Madrid, Casillas es reticente a toda demostración de autoridad. La única excepción son los canteranos, los jóvenes, para quienes se ha convertido en el padrino natural. Miguel Torres se muestra agradecido: "El título de la Eurocopa lo ha hecho volver más maduro y en el día a día se le ve más contento y relajado. Yo lo he visto más pendiente de los jóvenes y de los que no juegan tantos minutos. Siempre está allí intentando sacarles una sonrisa. Es de las pocas personas que he conocido en el mundo del deporte que me ha dicho las cosas a la cara".
De la Red, compañero de selección, le anima a dar en el Madrid el paso que dio con España: "A Iker le veo igual que hace un par de años lo que pasa es que sus actuaciones le están dando otro reconocimiento dentro y fuera de los campos. Todo eso se refleja también en el vestuario del Madrid en el que hay más responsabilidades que tiene que asumir. Yo veo que está preparado para ello, pero debería empezar a mandar un poco más".
En la biosfera de la selección, hasta que desapareció Raúl, el portero ocupó el mismo lugar lateral que ocupa hoy en el Madrid. El año pasado, un día, el ex seleccionador Luis Aragonés reunió a los jugadores y desplegó sus dotes teatrales para reafirmar un mensaje nuevo: "¡Casillas es el capitán diez!". Con esto se acabaron las dudas. Desde entonces, Casillas ha ejercido el mando en España, apoyado por Xavi y por Puyol, y amparado en un carácter que le favorece. Como dijo un miembro del cuerpo técnico de Luis: "El míster le dio galones porque Iker suele caer bien a todo el mundo. Es un chaval majo. No es un pijo que haga camarillas ni que se crea que está por encima de nadie".
Así fue como Casillas se convirtió en la referencia del equipo que más entusiasmo despertó en la afición española en los últimos años. En las mañanas solitarias de la concentración de España en Austria, durante los días libres de la Eurocopa, los jugadores se iban con sus familias y sus novias. Salvo Casillas. El capitán permanecía en el hotel con los utilleros, los médicos y los técnicos. Juntos almorzaban huevos fritos con patatas. Como manda la ley del ecosistema en el que Casillas mostró su rostro de jefe.
