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Un ciclista que da sentido a su oficio

Pablo Lastras, segundo en la etapa del Giro tras una larga fuga con final a la italiana

Del monte en la ladera tiene Marzio Bruseghin, ciclista, una casa y unos viñedos de prosecco. Se sienta por la tarde en la terraza y se pierde contemplando cómo cada segundo es diferente al anterior, la luz que se refleja en los Dolomitas, ahí enfrente, el movimiento de las hojas de los árboles, el canto del ruiseñor. De vez en cuando cuenta alguna historia, como aquella que vivió cuando estaba en el Fassa Bortolo y llevaban toda la etapa tirando para cazar una fuga. "Y estábamos así cuando, de repente, Petacchi, el sprinter para el que trabajábamos, se descolgó del pelotón", dice Bruseghin, de 36 años. "En teoría ya no tenía sentido que siguiéramos tirando del pelotón, pero Ferretti, el director, nos ordenó que siguiéramos hasta echar la fuga abajo, aunque ya no pudiéramos ganar la etapa. 'Al obligaros a llegar hasta el final', nos explicó luego Ferretti, 'he dado sentido a vuestro trabajo. Si no, ¿de qué habría valido?". "Ahora", concluye el ciclista véneto, "hay poco ciclistas que sepan qué pintan en el pelotón. La mayoría corre al tuntún, sin saber siquiera por qué hacen lo que hacen".

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No hablaba Bruseghin, evidentemente, de uno como Pablo Lastras, que aparte de ser su amigo y casi coetáneo, tiene 35 años, todas las mañanas sabe perfectamente por qué está en el pelotón, para qué. Todo lo que hace tiene sentido, claro; más aún, es de los pocos que tiene capacidad para dar sentido a su trabajo cotidiano, a su oficio de ciclista.

"Todo el mundo dice que este Giro estoy como nunca, pero yo me veo como otros años, hago lo de siempre", dice el corredor de San Martín de Valdeiglesias. "Quizás se me vea más este porque hay más prensa, pero también es verdad que he hecho más cosas, he lanzado sprints, he aconsejado a Contador, he cogido unas cuantas fugas. Y también es verdad que me siento más a gusto que nunca, sé lo que hago, me siento maduro para dar consejos, para estar siempre bien en carrera...".

Tan palmarias son estas verdades que ayer en la fuga de 16 todo el mundo solo tenía ojos para él. Todos sabían que la victoria de etapa se decidiría en el tortuoso descenso de Aprica hacia la calurosa Tirano, todos recordaban lo que había pasado en el Giau, lo que había hecho Lastras en el descenso del puerto aquel en el que, el domingo pasado, antes de la Marmolada, Nibali atacó a Contador, quien, no queriendo arriesgarse, le dejó coger más de medio minuto. Estaban ya casi en el llano cuando, de repente, apareció Lastras y Contador, el líder, todo vestido de rosa, no pudo sino exclamar: "¿Pero de dónde sales tú? ¡Vaya cojones que tienes!".

Ahí no acabó la cosa. Lastras se puso al frente del grupo para ayudar a su compañero Arroyo, y de su trabajo sacó provecho Contador, quien así desalentó a Nibali.

Ayer Lastras no pudo quitarse de su chepa al tricolor Visconti, que iba a donde iba el madrileño, quien no pudo hacer la selección bajando, pero sí fue uno de los cuatro que disputó la victoria en la última recta. "Es más difícil, pero tiene más mérito ganar cuando se es el más vigilado", dijo Lastras, quien, cara al aire, no pudo remontar a Ulissi y Visconti, la pareja de italianos que se peleó por el hueco más protegido. Ganó el palermitano Visconti, pero fue descalificado por dos empujones y al podio subió Ulissi, jovencito de 21 años, y gran talento ?dos veces campeón del mundo júnior? para ser el sucesor de Bettini, que es de su pueblo.

"Sí, podíamos haber descalificado a los dos italianos", dijo Zomegnan, el director del Giro. "Pero Lastras ya ha ganado su Giro".

Visconti increpa a Ulissi tras empujarle.
Visconti increpa a Ulissi tras empujarle.LUK BENIES (AFP)

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