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Automovilismo

El circuito de Nurbugring, visto por James Hunt

El circuito de Nurburgring fue protagonista el pasado domingo del Gran Premio de fa R.F. Alemana de la fórmula 1,y escenario caprichoso del grave accidente que durante el transcuirso de la prueba sufrió Niki Lauda. La víspera de la carrera, Paco Costas, enviado especial de EL PAÍS, tuvo oportunidad de recorrer los 22,835 kilómetros de este autódromo en un coche pilotado por James Hunt. Los comentarios del corredor británico v su manera de conducir el McLaren durante la prueba quedan rálejados en este reportaje.

Desde que en el año 1926 Rudolf Caraciola pilotando un Mercedes Benz, a la entonces increíble media de 135 kilómetros por hora, ganó el Grand Prix de Alemania, Nürburgring es la legendaria catedral del automovilismo germano y mundial.Héroes de este bello deporte de las cuatro ruedas, Chiron, Stuck, Rosemeyer, Ascari, Fangio, Moss y Steeward han añadido historia con sus importantes triunfos sobre la sinuosa, larga y endiablada pista de este selectivo autódromo.

James Hunt, vencedor del Gran Premio, no tuvo en la boca el más sencillo pero que poner a la idea de dar una vuelta al circuito en un turismo, el flamante Mercedes de Von Briechle director del Gran Premio. El piloto británico, segundo clasificado en el Campeonato del Mundo de la fórmula 1, explica, como la cosa más natural del mundo, cómo pueden recorrerse casi 23 kilómetros en 7 minutos, a una media de 190 k. p. h. Para él, alcanzar en las rectas velocidades de 290 y 300 kilómetros a la hora es una experiencia prácticamente habitual. Para Alan Briton, reportero gráfico inglés, y para mí, Sus palabras nos obligan a hacer un esfuerzo para suponer posibles imágenes a esa velocidad.

Un circuito difícil de conocer

Llueve a mares, arrancamos en la recta de boxes y vamos a abordar la primera gran curva a izquierdas que, en una parábola completa, nos, va a situar sobre la recta que corre pralela a los boxes por la parte de atrás. Antes de entrar en la gran curvá, Hunt puntualiza: «en plena carrera llego a la zona de frenado en sexta velocidad ». Actúa fuerte sobre el freno y continúa. «Aquí empiezo a frenar. Yo creo que he dado unas 150 vueltas en mi vida profesional a este circuito y no acabo nunca de conocerlo. Cada uno de nosotros toma como referencia señales tales como un árbol, un poste, el cambio de color del asfalto; cualquier cosa sirve para saber dónde te encuentras en cada momento. Entrar equivocadamente rápido o salir excesivamente lento de una de las casi 180 curvas de este circuito puede significa la pérdida de preciosos segundos que ya no recuperas en toda la carrera.«La concentración absoluta prosigue Hunt- y la capacidad para serenarte en la primera vuelta, así como coger el dificil ritmo de este circuito desde las primeras curvas es siempre un seguro anticipo de lo que va a ser el final. » Salimos fuerte de la curva, en segunda. Hunt toma toda la velocidad que permite el Mercedes. La pista parece que se termina y su pie no se mueve acelerador. Cuando empieza a creer que las barreras de protección son cosa nuestra, da un pisotón al freno sobre el suelo mojado. y, actuando con una rapidez increíble sobre el acellerador, entra en la curva en segunda con el coche perfectamente controlado. «En la carrera -dice Hunt- tomo esta curva en primera con los-depósitos llenos. A medida-que-se -van descargan ' do voy prescindiendo de esta velocidad y utilizo la segunda en las curvas más lentas».

Volar en autornóva

Empezamos a subir la rampa de Hatzembach. Aquí empieza uno de los tramos dificiles. Hunt lleva el volante con las puntas de los dedos. Se experimenta la sensación de bajar y subir en un tobogán de feria. Hay badenes con tanto desnivel que se pierde de vista el asfalto; en algunos, el coche da un salto en el vacío. «Cuando el coche salta comenta Hunt- lo más importante es mantener la dirección recta en el momento de la caída. Estos saltos permiten además que, al quedarse las ruedas en el aire, el motor se revolucione recuperando así el par de potencia necesario. Desde luego, hay que medir muy bien dónde caes, el error en unos metros se pude pagar caro ».Llegamos a Flugp1atz'Í palabra que en alemán quiere decir algo asi como «lugar en el que se vuela». No habrá lugar en el mundo mejor bautizado. El último salto nos catapulta a la zona de frenado de una larguísima curva a derechas. «Esta curva engaña -dice Hunt- Se .puede tomar en quinta sin tener que tocar- los frenos ». La curva, por su longitud y la angustia que, produce llegar hasta el final, la hacen interminable.

A la salida, el velocímetro marca 150.kilómetros por hora en plena aceleración. James Hunt hace un expresivo gesto con el puño derecho y dice: « aquí pongo sexta en mi coche y empieza uno de los tramos más rápidos del circulto». Sigue un largo silencio, el motor del Merceáes no da más de sí. El pie de Hunt se encuentra en las tablas, mientras balancea suavemente el coche en las pocas curvas de gran radio que encontramos. La pista discurre en~ tre hermosos bosques de pinos en las colinas de Eifel. -

Estamos a la mitad del recorrido y aparece otro fenómeno de este sorprendente circuito. De repente, la carretera aparece cpmpletamente seca. H unt eXplica! 1 i~ES ' tós-cambios son nuestro peor enemigo. Es, ,,tan largo el recorrido y tiene tantos desniveles que en un día de sol puedes encontrar agua y niebla en cualquier- punto del circuito».pezamos a bajar vertiginosamente en tercera. «0tro, problema de este circuito -dice Hunt- es que la tercera,es muy larga y la segunda demasiado corta. El abuso de la tercera arruina los frenos, las excesivas revoluciones en segunda pasan de vueltas al motor». En Ex Mulile, dice el corredor, «este puente, al final de la pendiente, tiene siete gatos». Un salto tremendo, cien metros antes de llegar, lanza el coche contra la parte exterior del pu nte. «Hay que calcular muy bien: si entras con miedo, la pendiente que sigue al puente deja el coche clavado».

Después de la primera gran derecha se entra en otro tramo rapidísimo. Los monoplazas alcanzan entre 250 y 260 kilómetros a la hora. Precisamente, al final de esta zona rápida fue donde Niki Lauda sufrió el grave accidente el pasado domingo (Bergwek).

El carrusel

Hunt anuncia: «estamos llegando a la parte más peligrosa de Nürburgring, el Carrusel». El piso, mojado otra vez. «Esta parte es más rápida de lo que parece, y es aquí donde se puede ganar o perder la carrera. No tocar los frenos, conducir rápido y sin violencias, aprovechar el constante balanceo del coche trazando las curvas seguidas al centímetro, es muy importante».En Esclibach-Brurinchen salimos de un salto y una curva interminable otra vez a todo trapo para entrar en Schwalbenschwanz Hunt comenta que odia esta curva. La pasamos sin problemas. Suspirando, el corredor dice: «aquí empezamos a descansar. Tenemos tiempo de mirar los indicadores, presión del aceite, temperatura del agua, etcétera». El descanso es la recta anterior a tribunas, donde los fórmula 1 -alwnzar. ca-si- los 300 .kilómetros por hora.Se ve la torre de control del circuito. Mientras frena fuerte en la chicane, Hunt dice -como si hablase para sí mismo-: «siempre me alegro mucho al verla de nueVo».

Han pasado 18 minutos. Aparcamol,. Se despide amable, y desparece oculto entre el casco y el rojo atrevido del McLaren número 11.

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