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Reportaje:La lacra del dopaje

La otra cita de Marta

La atleta pasa bajo custodia policial un día que iba a iniciar con una revisión de su embarazo

La puerta parece un toro bravo. Sobre la madera blanca, resaltadas en negro igual que si fueran el hierro de un ganadero sobre un astado, destaca una M con una D superpuesta: son las iniciales de Marta Domínguez, la campeona mundial de los 3.000 metros obstáculos. Las letras indican cuál es su casa, cuál su refugio en las afueras de Palencia. Son además el último testimonio público de su presencia antes de que la Guardia Civil franquee la puerta y se la lleve consigo: antes de las nueve de la mañana, un grupo de agentes entra en el número 18 de la calle Valdivia y comienza un registro en busca de sustancias dopantes y datos que permitan seguir el rastro de su tráfico en España. La fondista pasa el día bajo su custodia.

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Hacia las 13.30, dos agentes abandonan el domicilio de Marta Domínguez. No usan pasamontañas. No visten uniforme. Tampoco conducen un coche con distintivos oficiales. Lo que les señala como parte de la operación es el cargamento que llevan entre las manos, esos objetos que depositan en el maletero de su Citroën antes de salir pitando: una voluminosa caja de cartón, igual a las de las grandes mudanzas; un ordenador portátil en una bolsa de plástico transparente precintada y un maletín negro de junturas plateadas. Así pasan los minutos en la plaza de los Conquistadores: por sus aledaños, justo frente a los coloridos columpios, dos furgonetas de la policía local patrullan con las luces encendidas. Es la hora de salida en un colegio cercano. Hace frío. Se oyen los gritos de los niños y dos agentes de paisano embutidos en sendos forros polares rojos vigilan el perímetro sentados en un coche que acabará en el garaje de la atleta, junto a su famoso Mini blanco, después de que le deje sitio un todoterreno azul que se marcha con sus ocupantes protegidos por cristales tintados. ¿Va en él Marta? Solo ella y los agentes lo saben.

Sí se sabe, sin embargo, que nadie responde al telefonillo de su domicilio. Que quedan investigadores dentro porque se les ve cuando abren y cierran el garaje. Y que los pocos vecinos que salen a pasear sus perros miran con asombro tanto ajetreo. Esto es la Operación Galgo. Así se lucha contra el dopaje en Madrid, Las Palmas y Palencia.

Porque Marta Domínguez, la chica de la cinta rosa, presuntamente implicada en una red de tráfico de sustancias prohibidas, vive en Palencia. Porque aquí, en Palencia, presta declaración ante la Guardia Civil mientras el Juzgado número 5, sito en la céntrica plaza de Abilio Calderón, descuenta los minutos de su guardia esperando una llamada que obligue a localizar al juez. Y porque aquí, en Palencia, atónitos los ciudadanos que se van enterando de la noticia, vive la familia de la deportista.

Marta Domínguez y sus padres ocupan dos viviendas de la misma plaza. Una y otra se observan desde las ventanas, solidarias con el vecindario de sencillas casas. El primero en reaccionar es el hermano de la atleta, que acude desde el número 7 con las llaves del 18 en la mano y no consigue entrar; que llama al telefonillo y no obtiene respuesta; que se marcha así, con cara de circunstancias y una camiseta roja como toda protección contra el gélido frío. Luego llega Paquita. Paquita es la madre de Marta. Una madre que va a ser abuela porque su hija está embarazada. Una madre que sabe que su hija está nominada para recibir hoy, si el jurado así lo quiere, el premio al mejor atleta palentino en 2010. Una madre que ve a tanto periodista y piensa que quizás signifique una cosa: "¿Es por el premio?".

"¿Cómo?", dice sorprendida cuando le explican el suceso. "¡Lo que faltaba! ¡Si tenía que estar seis días en reposo! ¡Si hoy tenía cita en el hospital para unas pruebas de seguimiento!", añade mientras su hijo le reclama cariñosamente que entre "un momento" en casa. Allí se lo explican todo. En España hay agentes buscando drogas, traficantes y consumidores. Y en Palencia, enfrente de casa de Paquita, la policía registra el domicilio de su hija.

La noche empieza a toda pastilla. A las 21.20, por la puerta trasera del edificio de la Guardia Civil salen dos coches a la carrera. Uno lo conduce el marido de la atleta. Otro, su suegro. Al mismo tiempo, por una salida opuesta, se lanza un furgón con dos coches escolta y un agente que detiene el tráfico. Marta queda en libertad con cargos.

Guardias civiles de la UCO salen del domicilio de Marta Domínguez con material incautado.
Guardias civiles de la UCO salen del domicilio de Marta Domínguez con material incautado.CRISTÓBAL MANUEL

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