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Reportaje:SUDÁFRICA 2010 | ESPAÑA - CHILE

El demonio de Mpumalanga

Bielsa prepara el partido contra España en una remota provincia sudafricana y trata de inculcar a sus jugadores que es mejor tener miedo que confianza

Diego Torres

Dice Peter Coertze, granjero productor de nueces de macadamia en Mpumalanga, que por los bosques subtropicales del país vagabundea un espíritu con forma de cerdo salvaje llamado Tokoloshi: "Se manifiesta cuando en la noche sientes una opresión en el pecho que no te deja respirar y te despiertas asustado".

La selección de Chile, el inminente rival de España, es la única que ha establecido su lugar de residencia en la provincia fronteriza de Mpumalanga, a cientos de kilómetros de las principales ciudades de Sudáfrica. El hombre que ha resuelto alojarse en la legendaria morada del Tokoloshi es Marcelo Bielsa, el técnico, a quien no solo no le molestan los fantasmas, sino que los aprecia y los persigue.

La ex presidenta Bachelet, invitada por el técnico, comparte hotel con el equipo

Decía su paisano el escritor Horacio Quiroga que "el miedo es el sentimiento más puro". Bielsa procura inculcar esa pureza a sus jugadores: "En el fútbol, creo más en el miedo que en la confianza. No creo en eso que dicen en el coaching, que hay que tener confianza en uno mismo. Lo peor siempre puede suceder y para eso siempre hay que tener una respuesta".

La tendencia de Bielsa al aislamiento se ha acentuado con los años. Cuando dirigía a la selección argentina, se refugiaba en una pequeña casa en la frontera entre las provincias de Santa Fe y Buenos Aires. A solo 100 metros del lugar no se distinguía nada más que un mar de alfalfa, cebada y matorrales. La casa quedaba oculta bajo una isla de paraísos y ombúes. En su espartano interior, Bielsa vivía solo, asistido por una anciana muy astuta que le cocinaba y le cuidaba mientras él se pasaba el día repasando vídeos de rivales entre pilas de France Football, La Gazzetta dello Sport, L'Equipe y todos los periódicos del mundo. Ahora procura hacer lo mismo. Dicen que vive encerrado y solo se comunica con los empleados de la delegación chilena a través de su preparador físico, el afectuoso Luis Bonini.

Superados los terrores nocturnos, los jugadores chilenos afrontan el partido de mañana en Pretoria con la serenidad del deber cumplido. Si Bielsa hubiese visto ayer a su marcador central, Waldo Ponce, y a su capitán, el portero Claudio Bravo, habría tenido motivos para preocuparse. Los chicos estaban tranquilos, convencidos de su potencial, sabedores de que están haciendo historia. Chile no ganaba un partido mundialista desde que organizó el torneo, en 1962, y los futbolistas son conscientes de que, si vencen a España, habrán logrado tres victorias seguidas, un récord en el fútbol chileno. Afrontan el desafío con la convicción de que intentarán hacer el despliegue ofensivo que los ha hecho únicos, poblando el campo español de atacantes. Bielsa dice: "Mis exigencias son concentración permanente, movilidad, rotación y repentización". Bravo asiente: "Es lo que nosotros preparamos y hacemos desde hace dos años y sería ilógico jugar a España de otra manera. Moriremos con nuestra idea". Y Waldo apunta: "Nuestro técnico no nos va a decir en ningún caso: 'Salgan a empatar".

Los días en Mpumalanga transcurren entre dobles sesiones de entrenamiento. En la concentración de Chile, la única que parece tomarse un respiro es la ex presidenta, Michelle Bachelet, que se aloja en el hotel con los jugadores. Ayer se fue de safari por las inmediaciones, a contemplar leones y elefantes en su hábitat. La política ha sido invitada especialmente por Bielsa, que la admira y que hace meses contempló con espanto cómo el conservador Sebastián Piñera, el actual presidente, hacía su campaña electoral repitiendo: "Yo quiero ser como Bielsa para los chilenos". Ganó Piñera y, cuando unos estudiantes le preguntaron qué opinaba del uso que había hecho Piñera de su imagen, el técnico argentino respondió: "Bueno, yo les digo a mis jugadores que quiero ser como Michelle Bachelet para ellos".

Bielsa es conocido como El Loco y no concede entrevistas. Pero los estudiantes chilenos le consultan como al oráculo de Delfos. Hace poco le pidieron su opinión sobre los saqueos de televisores de plasma durante el terremoto que sacudió Chile en febrero. "No hay que justificar ni satanizar", dijo; "solo hay que tomar conciencia para implementar un cambio. Lo que es un robo es que te digan que eres un tarado si no lo tienes y que te ofrezcan pagarlo en 100 cuotas. Así, yo también robaba un plasma".

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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