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JJOO | BALONCESTO

Deleitarse en la derrota

España sucumbe ante el poderío de Estados Unidos (118-107) y obtiene una plata que encumbra a una generación gloriosa

Una derrota nunca es plato de buen gusto, pero existen múltiples formas de digerirla. En apenas veinticuatro horas, los Juegos Olímpicos de Pekín nos han ofrecido una doble vertiente de cómo besar la lona. Por un lado, la que degrada la imagen de un deportista, como la que protagonizó el taekwondista cubano Valodia al patear el rostro del árbitro en su lucha por el bronce. O, por otro, la situada en el polo opuesto, a mil años luz. Aquella que enaltece y eleva a los altares a un deportista. En este caso, grupo de atletas, porque la selección española de baloncesto brindó ante Estados Unidos una verdadera demostración de entereza, una lección de saber perder, de pelear hasta el final. Hasta el último hálito.

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España rubricó una final memorable. No se alcanzó la gesta, pero la generación de los Gasol, Calderón, Navarro y compañía hizo que se tambaleasen los cimientos del mayor emporio baloncestístico del mundo. Un coloso llamado Estados Unidos, que aterrizó en China dolido, enrabietado por la humillación que sufrió en el pasado Mundial. Para la cita de Pekín, los jugadores norteamericanos renunciaron a su exceso de ego y confeccionaron un gran conjunto, una máquina indestructible. Comandados por Bryant, flamante estrella de los Lakers, los estadounidenses tuvieron que sacar a relucir todo su arsenal -y en ocasiones los malos modos- porque España supo plantarles cara en la final y vendió a precio de oro su cabeza.

El equipo de Aíto comenzó lastrado el encuentro. La baja de Calderón obligó al técnico español a reubicar algunas piezas y Navarro actuó de base cuando Ricky Rubio no estaba sobre la pista y Raúl López se cargó de personales. El escolta catalán asumió la dirección del juego con naturalidad y brilló en el primer cuarto, en el que Estados Unidos impuso su agresividad bajo los tableros con el imponente chasis de Howard. Pero España, envalentonada y bien armada, no rehuyó el cuerpo a cuerpo y el partido se tradujo en una hermosa batalla física. Wade, referente americano en el ataque, tuvo que soportar el pegajoso marcaje de Carlos Jiménez, mientras que los constantes errores de LeBron volvieron a dejar claro que para ser el mejor hace falta algo más que un cuerpo de Ulises y un exagerado respaldo publicitario.

Ataque... y respuesta americana

Superada la fase de tanteo, España hizo aflorar en los dos siguientes periodos todo su talento para hacer frente a la guerra de desgaste planteada por su rival. Rudy Fernández, que la próxima temporada jugará en los Blazers de Portland, mostró una significativa carta de presentación a los estadounidenses con varias penetraciones de mérito y su acierto desde la línea de tres. Los de Mike Krzyzewski respondieron de forma contundente. El excepcional Chris Paul puso orden a las embestidas americanas, Wade afiló su muñeca y Kidd tiró de su colección de asistencias para desarbolar a la defensa española. Los de Aíto resistieron y el encuentro, perdido entre imprecisiones y la benevolencia arbitral con los Estados Unidos, entró en la recta decisiva en el último cuarto.

A falta de ocho minutos para el final, España acechaba en el marcador con una desventaja de tan sólo cinco puntos. La conexión aérea entre Rudy y Gasol sembró de dudas a los americanos y revolucionó el recinto chino, que instantes después presenciaba la calidad de Jorge Garbajosa con un gran triple que ponía a Estados Unidos contra las cuerdas. Sin embargo, la bestia despertó. Kobe Bryant puso la directa y machacó a España con tres acciones decisivas. El partido agonizaba pero Pau Gasol, máximo anotador del torneo, ganador innato, mantuvo con vida a los de Aíto con dos canastas desde la pintura. El intento no fructificó. El bocinazo final otorgaba el oro a Estados Unidos y la plata más dulce a España. Un metal que rememora el éxito de Los Ángeles 84' y que corona a una generación de ensueño. De los Epi, Martín o Corbalán a los Reyes, Rubio o Garbajosa. Un grupo que, en esta ocasión, hizo buena la célebre frase: más vale morir de pie que vivir de rodillas.

Kobe Bryant festeja el triunfo de Estados Unidos en la final de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.
Kobe Bryant festeja el triunfo de Estados Unidos en la final de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.AFP
Carmelo Anthony entra a canasta.
Carmelo Anthony entra a canasta.AFP
Alex Mumbrú y Marc Gasol luchan por un balón con Chris Bosh.
Alex Mumbrú y Marc Gasol luchan por un balón con Chris Bosh.AFP

Ficha del partido:

107 - España (31+30+21+25): Rubio (6), Navarro (18), Jiménez (12), Reyes (10), Pau Gasol (21) -cinco inicial-, López (-), Garbajosa (3), Rodríguez (2), Marc Gasol (11), Mumbrú (2) y Fernández (22).

118 - Estados Unidos (38+31+22+27): Kidd (2), Bryant (20), James (14), Anthony (13), Howard (8) -cinco inicial-, Williams (7), Wade (27), Bosh (8), Paul (13), Boozer (-), Redd (-) y Prince (6).

Árbitros: Brazauskas (LTU), Estévez (ARG) y Jungebrand (FIN). Eliminado Rudy Fernández 37'. Señalaron técnica al banquillo español por protestar (m.40) y, a continuación, a Ricky Rubio, por el mismo motivo (m.40).

Incidencias: encuentro correspondiente a la final del torneo masculino de baloncesto de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 disputado en el pabellón Wukesong ante unos 18.000 espectadores.

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