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La doble ética de Laporta

El bufete del presidente del Barça se ofreció como intermediario para la venta del Mallorca

Ramon Besa

Joan Laporta, presidente del Barcelona cuyo mandato expira en 2010, afirmó en junio pasado, durante la campaña contra el voto de censura y tanto en un encuentro de peñas en Premià de Mar como en una entrevista de TV-3, que ninguno de los directivos azulgrana "depende de los negocios del fútbol", circunstancia que aseguraba "la independencia y profesionalidad" del consejo, en alusión clara al ex vicepresidente Sandro Rosell por su pasada vinculación a Nike y a la federación de Brasil. Un mes más tarde, según una información publicada ayer por El Mundo, el bufete Laporta & Arbós Advocats Associats, SL, solicitaba a Binupuntiró, empresa propietaria del Mallorca, una comisión del 7% (4,2 millones de euros) por intermediar en la venta del club balear a la empresa uzbeka Zemorax por 60 millones de euros. La operación no se cerró porque, cuando se negociaba, existía un acuerdo de exclusividad con Paul Davidson.

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"Toda la documentación es pública y, por tanto, no hay nada que esconder ni nada ilegal", afirmaron ayer fuentes próximas al abogado y máximo dirigente barcelonista. "Una de las partes [la uzbeka, representada en Mijail Djalalov] era cliente del bufete de Laporta", insistieron, y se sabía también del interés de Binipuntiró [empresa que forma parte del hoolding Grupo Dac, propiedad de Vicenç Grande] por desprenderse de su paquete de acciones del Mallorca tras presentar un concurso voluntario de acreedores. Laporta se reserva la posibilidad de responder hoy a la noticia mientras Grande declinó pronunciarse y un portavoz oficial del Mallorca apuntó: "No es un tema del club, sino de sus propietarios. La oferta referida era una de las distintas que se barajaron en verano".

Zemorax es una multinacional radicada en Zúrich cuyo cabeza visible es Mijail Djalalov, empresario uzbeko vinculado al Bunyodkor, equipo que mantiene una excelente relación con el Barça; sobre todo, su presidente, Isok Akbarov, un multimillonario del sector del petróleo que incluso ha puesto el nombre de Laporta a uno de sus pozos y ha cambiado la forma del escudo del club para que se parezca al del Barça.

El Bunyodkor ha pagado cinco millones de euros al Barcelona por una estadía en la ciudad deportiva azulgrana y un partido amistoso, ya celebrados en enero, y por un segundo encuentro a jugar en Tashkent. El equipo uzbeko fichó a Rivaldo después que fracasara su intento de incorporar a Eto'o. El camerunés, sus compañeros Iniesta y Puyol y el ex azulgrana Cesc viajaron el pasado verano a Uzbekistán para celebrar un clinic de un día muy bien remunerado: las cantidades percibidas oscilan entre los 250.000 euros y el millón. Laporta, al que también se ha ofrecido ser el cónsul honorario de Georgia, ha estado también en Tashkent y Akvarov aspira a conseguir la visita de Johan Cruyff.

La actuación del presidente del Barcelona, sobre todo tras someter su continuidad a la asamblea de socios del pasado verano, ha sido reprobada por varios de sus ex directivos al entender que alguna de las operaciones propuestas es "poco ética" o "nada transparente". Y remachan: "La gestión no puede situarse entre lo que es legal y lo que no". Así se explica también el recelo que despierta la solicitud de una franquicia para competir en la Major League Soccer en asociación con el empresario boliviano Marcelo Claure, lo que suscita un conflicto Nike-Adidas, patrocinadores del club y del campeonato norteamericano respectivamente.

Laporta ha cambiado a la mayoría de los profesionales que estaban en club desde 2003, año de su elección, por personas de su confianza. Desde el relevo en septiembre de 2008 de Anna Xicoy, persona que ejercía un control riguroso de la economía y del aparato del club, así como de los directivos, el organigrama de la entidad se ha modificado radicalmente -se han sustituido a los directivos de personal y comunicación y a los responsables de seguridad, ticketing, mercadotecnia, fundación, administración y servicios jurídicos- y Laporta ha pasado a ser un presidente ejecutivo más que institucional.

"Hemos vuelto a los tiempos del amiguismo y amateurismo después de haber sacado al club de la ruina con una gestión seria y profesional", convinieron en señalar ayer dos ex directivos. Únicamente cuatro miembros de la primera junta, formada en junio de 2003, continúan con Laporta tras la dimisión de notables como el vicepresidente institucional (Albert Vicenç), los deportivos (Rosell y Marc Ingla) y el económico (Ferran Soriano).

En una entrevista concedida a este diario, el pasado 2 de diciembre, a la pregunta de si había incrementado su patrimonio desde que es presidente Laporta respondió: "Tengo mis negocios y trato de que vayan bien, pero nunca a costa del club. Ser presidente del Barça aumenta la capacidad para relacionarse con mucha gente". Además de ejercer como presidente y abogado, Laporta ha reanudado su actividad política y colaborará con la Generalitat como asesor en política exterior.

Joan Laporta, en 2005, entre Pasqual Maragall y Vicenç Grande, entonces presidente del Mallorca.
Joan Laporta, en 2005, entre Pasqual Maragall y Vicenç Grande, entonces presidente del Mallorca.V. GIMÉNEZ

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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