Un equipo sin chispa
Los azulgrana suman su quinto empate fuera de casa y ya cuentan 13 puntos perdidos lejos del Camp Nou
Al Barcelona le aguardan tiempos duros por varios motivos, como se constató ayer en Vila-real, un escenario en el que se dejó dos puntos más en cancha ajena -ya suma cinco empates y una derrota- y queda a siete del Madrid cuando ha empezado la segunda vuelta de la Liga. A los azulgrana le martirizan las lesiones: aunque recuperó a Alexis Sánchez, Pedro fue baja de última hora por unas molestias musculares. El calendario es muy exigente: 11 partidos de tres competiciones en 41 días. El Madrid tira millas. Y los detalles que deciden los encuentros tampoco juegan a su favor.
Al equipo azulgrana no le falta generosidad en su esfuerzo, no es de los que se rinde. Le pesa, sin embargo, la fatiga y el estrés, por tanta tralla como lleva acumulada, circunstancia capital en partidos de tanta intensidad como el de anoche en el Madrigal. El cansancio incide en la velocidad del juego y en la precisión, dos factores fundamentales para el equipo de Guardiola. El entrenador no para de dar vueltas a los partidos, cambia de dibujo y de posición a los jugadores, siempre en busca del desequilibrio. Ayer, ante un equipo especialista en el juego interior, recurrió a dos laterales, como Alves y Adriano, para actuar como extremos, mientras Mascherano basculaba como centrocampista y central, en función de las necesidades. A los azulgrana les costó jugar con fluidez y encontrar líneas de pase por la buena réplica del Villareal. La pareja Messi-Cesc, definitiva en el encuentro del Camp Nou y en varios partidos de Liga -suman 31 goles: 22 del argentino y 9 del catalán- no fue ayer resolutiva, después de que La Pulga fallara un mano a mano ante Diego López y no atinara en otros dos remates francos; a Cesc, su tiro lo devolvió el larguero -los azulgrana suman 15 postes. Los barcelonistas fueron menguando con el paso del tiempo y recurrieron más a acciones individuales que al juego colectivo. No le faltó agresividad, pero tuvo poco control y gobierno de la contienda. Únicamente la entrada de Tello reactivó al final al Barcelona, más profundo y con más chispa, pero no le alcanzó.
Los jugadores que marcan la diferencia no pasan por su mejor momento de forma y al equipo le falta finura, personalidad y acierto.