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Reportaje:SUDÁFRICA 2010 | CUARTOS DE FINAL: PARAGUAY-ESPAÑA

El estilo se cita con la historia

España, elogiada por su juego, afronta por quinta vez la oportunidad de llegar a unas semifinales del Mundial, una ronda que nunca ha alcanzado

España se juega esta noche en Johanesburgo el pase a la semifinal del Mundial 2010. Será en Ellis Park, la mítica sede del rugby sudafricano. Es la quinta vez en la fase final de un Mundial que la selección tiene la oportunidad de hacerse un sitio entre los cuatro mejores equipos del mundo. Siempre fracasó: dos veces se cruzó Italia, -en 1934, en Florencia (1-0), y en 1994, en Boston, 2-1, la tarde del histórico codazo de Tassotti a Luis Enrique y del fallo de Salinas solo ante el portero- y en las otras dos, los sueños quedaron sepultados en una tanda de penaltis: fue en 1986, contra Bélgica en Puebla (4-5) y hace ocho años, contra Corea en Gwangju (3-5). De aquel equipo sobreviven Iker Casillas y Puyol, pero nunca como ahora el juego de España había generado tantas expectativas. Reencontrado el tono en el cruce con Portugal, el fútbol de pase y control se cita hoy con la historia.

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Paraguay se dispone a negarle a la mejor generación del fútbol español el premio que busca. Defienden Paraguay y España estilos tan antagónicos que el cruce camino de la final trasciende al sentimiento patrio y cobra dimensión de debate futbolístico. El balón por principio contra la anulación del rival. "No solo es ganar, es cómo se gana", reflexionó Del Bosque. "No siempre gana el que mejor juega. Lo futbolístico a veces se puede combatir desde el corazón, la ilusión y el deseo", aseguró Gerardo Martino, entrenador de la selección de Paraguay, que nunca se vio antes en un encuentro de cuartos.

"En un partido tenemos opciones. En un torneo de 20 equipos, no le ganaríamos nunca a España", se ablandó Martino, asumiendo un papel de víctima. "Podemos pasarnos toda la noche pensando cómo tomar la iniciativa ante Xavi e Iniesta, pero será mejor preocuparnos de neutralizar la circulación del balón de los españoles", añadió el guaraní. Ese papel de invitado pobre al festín del poderoso, esa cesión absoluta de la condición de favorito, incomoda a Del Bosque: "Desconfiemos de los que se plantan en los cuartos con tono victimista", aseguró el entrenador salmantino, demasiado consciente de que sería un suicidio ningunear el cruce de cuartos por pensar en las semifinales o por creerse mejor que el rival antes de empezar el partido. "No se trata de hacer vaticinios, se trata de prepararnos para la dificultad", reclamó Del Bosque.

"Ya hemos vivido suficientes decepciones; es el momento de hacer historia. No sabemos cuándo se juntará otro equipo como este", dijo ayer Cesc, resumiendo el sentimiento de los jugadores, entregados a la idea de no dejar escapar una oportunidad como esta. "Es demasiado bonito lo que nos jugamos como para perder el tiempo en pensar en cosas que no tengan que ver con nuestro juego y el del rival", añadió Piqué cuando le preguntaron por el árbitro guatemalteco que pita hoy en el Ellis Park. "Me da igual. Estamos aquí para ganar el Mundial y para eso, primero, hay que ganar a un equipo aguerrido y peleón como Paraguay", dijo el catalán.

Guardiola, el entrenador del Barcelona, se sumó ayer a la causa roja y hoy estará en el estadio: "Esta generación se merece un Mundial. Ojalá lo consiga". No negó su afecto por este equipo. "Les deseo que les vaya bien, les tengo cariño a mis jugadores, pero la selección la conforma ante todo un entrenador de mucho nivel, que representa unos valores muy claros. En la selección española no están solo los jugadores del Barcelona, sino de España, incluye a todos". Sin saber de las palabras de Guardiola, Del Bosque ahondó en esa idea. "Estamos aquí como consecuencia del estado del fútbol español". La generación de los chicos que juegan al fútbol se cita con la historia. España pide la pelota para meterse en semifinales.

Cesc y Piqué bromean tras un pique en el entrenamiento.
Cesc y Piqué bromean tras un pique en el entrenamiento.ALEJANDRO RUESGA

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