La estrategia Hamilton

La cara de Ron Dennis no engaña. Sentado frente a las cámaras de televisión y la prensa escrita en un taburete del pabellón de McLaren, el patrón del equipo ofrecía ayer una imagen de abatimiento total que para nada se corresponde con el hecho de que la escudería domine el Mundial de marcas y mantenga a Lewis Hamilton y Fernando Alonso en las primeras posiciones del de pilotos. Las penalidades se acumulan en la escudería británica y nadie parece capaz de frenarlas. Ayer, finalmente, Hamilton decidió responder a la Federación Internacional del Automóvil (FIA), tal como antes lo habían hecho Alonso y Pedro De la Rosa, mientras Dennis era citado por el juzgado de Módena para declarar.

Paralelamente, el ex ingeniero de McLaren, Mike Coughlan, continuaba con sus confesiones, y ayer reafirmaba en el diario The Guardian que había al menos tres personas en el equipo que habían visto algún documento confidencial de Ferrari. Los señalados son Martin Whitmarsh, director general; Paddy Lowe, responsable de ingeniería, y Rob Taylor, jefe de diseño. El caso de espionaje está invadiendo los espacios más íntimos del equipo. Dennis encajó mal que Alonso y De la Rosa hubieran mandado la documentación que tenían a la FIA -la relación entre el asturiano y el organismo internacional no es precisamente muy fluida-, aunque carecía de argumentos para impedírselo. Pero su influencia se dejó sentir sobre Hamilton, al que ha apoyado y aconsejado desde los 13 años. Le pidió que retrasara el máximo posible su respuesta al requerimiento amenazante de la Federación Internacional y, tras estudiar la situación, los abogados de la escudería concluyeron que debía responder. Lo hizo ayer, mandando una carta en la que comunica a la FIA que no ha tenido ningún contacto con el asunto del espionaje, ni posee documento alguno relacionado con él.

La jornada deparó un nuevo capítulo después de conocerse la posición de Hamilton. Mientras se desarrollaba la cronometrada, el equipo McLaren recibió la visita de dos agentes judiciales que entregaron al equipo británico avisos de que Dennis, Whitmarsh, Lowe y posiblemente Jonathan Neale, coordinador de la escudería, serán citados a declarar. El asunto de espionaje a Ferrari, que tiene a Nigel Stepney, ex empleado de la firma de Maranello, como acusado de sabotaje, se está cursando en el juzgado de Módena. "No ha ocurrido nada todavía, pero tal vez suceda", comentó un agotado Dennis, que se negó a entrar en cualquier tema relacionado con el espionaje. Y poco después Withmarsh insistió: "En el equipo no hemos recibido nada".

Sin embargo, la noticia fue corroborada por la prensa y la televisión italianas. Y se agregó que el aviso de citación era por apropiación indebida, fraude deportivo y tenencia fraudulenta de secretos industriales. Ferrari mantiene una denuncia en Módena y otra que está en suspenso en la corte de Londres, contra el ingeniero Coughlan y McLaren. Mientras tanto, el equipo inglés deberá afrontar el próximo día 13 una vista en el Consejo Mundial de la FIA, por el mismo asunto del espionaje, de la que podría salir sancionado con la pérdida de los puntos de esta temporada o incluso con la descalificación por dos años u otras que podrían suponer para Alonso la posibilidad de rescindir el contrato que finaliza en 2009. "Es la prueba más extrema a que me he enfrentado en los muchos años que llevo en la fórmula 1", confesó Ron Dennis, quien no podía mantener su frialdad y entereza habitual. "Hay muchas personas que quisieran verme fuera de este mundo", agregó, "pero no tengo intención de abandonar, ni mucho menos".

"Esperamos que se sepa la verdad; es fundamental para todos", respondió Luca Cordero de Montezzemolo, presidente de Ferrari. "Lo que ha sucedido es grave y desagradable, pero por respeto a la Judicatura no diré nada más por ahora". Las preguntas, mientras, continúan siendo las mismas: ¿Quién le ha hecho llegar a la FIA la información de que los pilotos de McLaren podían saber algo del dossier de Ferrari? ¿Qué hará Alonso el próximo año?