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Una excedencia para entrenar

Mario Simón, con 30 años y que hasta hace dos semanas era profesor en un colegio, pide un año y medio sabático para coger las riendas del Albacete

"Fue todo muy precipitado. Estábamos en nuestra oficina preparando el trabajo del filial del día y escuchamos por la radio que habían cesado a David Vidal. Luego llegó el presidente [Rafael Candel], se reunió con Mario, y un rato después teníamos que preparar el entrenamiento del primer equipo para esa misma tarde", recuerda Carlos del Valle, segundo técnico del Albacete. En un instante, ambos pasaron de luchar por ascender con el filial en el grupo XVIII de Tercera a tratar de evitar el descenso del Albacete a Segunda B, una categoría que no conoce desde hace 20 años. Un reto de siete puntos de desventaja en el que, según el propio Candel, las opciones son "mínimas".

Hasta hace dos semanas Mario Simón (Albacete; 1981) compaginaba su puesto en el filial con su trabajo como profesor de Educación Física en el colegio Cardenal Tabera. Ahora es el preparador más joven de Segunda y de Primera. Su repentino ascenso le ha obligado a tener que pedir una excedencia de año y medio como docente. "Estamos en los playoff de ascenso", dice cuando habla del Albacete B, al que llegó la temporada pasada y que es lo más destacado de un currículo necesariamente modesto por su juventud, ya que solo lleva entrenando conjuntos senior desde 2006.

En su debut en Girona, el 26 de marzo -perdió 3-0, y ayer venció 1-0 al Salamanca-, Simón alineó a cuatro jugadores mayores que él. Pese a ello, asegura que los futbolistas no le han gastado bromas con el tema y afirma que no está intimidado por su precocidad y por lo complicado de la situación: "No nos da miedo ni vértigo porque no hemos mirado lo personal, sino lo colectivo". Una preocupación que también descarta el presidente, recordando al entrenador más importante de la historia del club: "Benito Floro también llegó muy joven [lo hizo con 37 años]. Lo importante es la madurez, no la edad". Junto a Floro, Candel logró la machada de subir en dos años de Segunda B a Primera División (temporadas 1989-90 y 1990-91), un sueño que ahora se ha convertido en pesadilla. "Hay que saber salir a hombros y también estar en esta situación", se resigna.

Unos años mágicos para el Albacete y que forjaron la pasión por el fútbol y por el club de un chaval que empezaba a interesarse por el balón. "Me hice socio con 10 años, cuando el equipo estaba en Primera", recuerda Simón. "Es un orgullo y una gran ilusión defender unos colores que siento". Por aquella época conoció a su segundo. "Yo tenía 12 o 13 años y jugaba en el cadete de mi barrio. Mario era seleccionador provincial y me eligió. Más tarde me quedé con él como entrenador y hasta hoy", explica Del Valle. Desde entonces, han devorado horas de fútbol juntos. "Ve seis o siete partidos cada fin de semana", cuenta del Valle, que ha calificado alguna vez a Simón como un enfermo de este deporte, "aunque yo tampoco pueda hablar demasiado". El técnico niega la amistosa acusación, aunque se le lee entre líneas. "Hemos dejado Tercera a falta de ocho jornadas cuando ya estaba estudiada. Ahora tengo que volver a saberlo todo de nuevo". Sin embargo, las circunstancias que atraviesa el equipo han modificado su modus operandi. "Es una situación distinta a lo que venimos haciendo, en las que has tenido un tiempo para hacer un grupo de trabajo, implantar y mecanizar unas ideas... Ahora vamos a contrarreloj".

Simón reconoce que ha encontrado un conjunto hundido anímicamente, por lo que ha tratado de revertir esta situación con ejercicios "que convenzan a los jugadores de que pueden apoyarse los unos en los otros". "Además de las exigencias tácticas está buscando crear un ambiente distendido y lúdico y creo que es positivo porque el equipo estaba bastante desmoralizado", admite Tortosa, capitán del equipo. "Del filial me han comentado que al míster le gusta mucho analizar al rival y saber cualquier peculiaridad que pueda tener. Ver cómo el entrenador se aplica hace que el jugador se comprometa y que te fíes de su opinión", añade. Y remata: "El problema no es el entrenador, es la plantilla; llevamos años en los que se hacen muchos fichajes". El técnico subraya el vaivén de futbolistas: "26 jugadores son demasiados". El presidente Candel coincide con el diagnóstico: "El problema es de confección de plantilla". Un problema con el que lucha Simón, el entrenador más joven de la categoría.

Mario Simón dirige un entrenamiento con el Albacete.
Mario Simón dirige un entrenamiento con el Albacete.JOSEMA MORENO (AS)

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