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Una extraña sensación

Los jugadores del Barça defienden su trabajo y no se explican la vulnerabilidad defensiva

El Barcelona de Josep Guardiola está muy acostumbrado a ganar, como si fuera lo más fácil del mundo. Sin ir más lejos, este mismo año empezó la Liga con la barriga llena después de zamparse al Real Madrid en la Supercopa de España y al Oporto en la de Europa. Podría decirse que, para terminar la comilona, de postre le hincó el diente al Villareal (5-0) y luego, se tumbó a la bartola. Tan raro es que no gane dos partidos seguidos como que no juegue fino. Y eso es lo que le ha pasado en apenas cuatro días.

Es tan extraño que el Barcelona empate dos partidos consecutivos que parece motivo suficiente para que en el entorno se enciendan luces de alarma. "El listón está muy alto", recordó ayer Carles Puyol. El capitán azulgrana, que volvió a los terrenos de juego contra el Milan después de la intervención quirúrgica a la que fue sometido en julio pasado, insistió en el discurso que trazó su entrenador la noche antes. Si Guardiola dijo que, habiendo cosas que mejorar, este equipo no le genera dudas, el central añadió: "Estamos haciendo las cosas bien". "No tenemos dudas", añadió el capitán, en la ciudad deportiva del Barcelona, antes de irse a Sant Cugat para celebrar una comida de hermandad en la que solo faltó Guardiola.

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Ni Puyol ni sus compañeros coinciden con las teorías de que al equipo lo han debilitado los elogios o los títulos ?"sabemos dónde estamos", asegura? pero lo cierto es que el Barcelona no parece el mismo, ni por sensaciones ni por estadísticas.

El Barça, con Guardiola, no encajaba dos goles en dos partidos consecutivos desde la primera la temporada 2008-2009, (contra el Betis en el Villamarín y frente al Espanyol en el Camp Nou) y en lo que va de curso ya le ha ocurrido dos veces: contra el Real Madrid en la Supercopa (2-2 y 3-2) y en San Sebastián y contra el Milan (empate a dos goles en ambos casos). Se da la circunstancia de que en todos esos partidos ha perdido la ventaja del marcador con excesiva frecuencia porque el rival le ha remontado: así sucedió contra los de Mourinho, en Anoeta y en el Camp Nou contra el Milan, que logró el empate en el descuento. Siendo cierto que concede pocas ocasiones de gol, muestra de que domina el partido, no lo es menos que le están haciendo mucho daño para lo poco que llegan: de los últimos siete remates, cuatro han terminado en gol. Especialmente está sufriendo el Barcelona a balón parado, una asignatura que aprobó con nota la pasada temporada.

Según las estadísticas, la temporada 2008-2009 el Barcelona encajó 14 goles entre Liga y Champions, tres la campaña 2009-2010 y cuatro la 2010-2011. En la actual, lleva uno en Champions, al que habría que sumar los tres que le hizo el Real Madrid en la Supercopa española. "No somos muy altos, así que hemos de estar muy atentos en esas jugadas para compensarlo", admite Guardiola, que nunca ha abandonado su vocación por la defensa en zona. "El mérito fue del rival, que saltó entre tres y remató", defendió ayer Puyol al respecto. El hecho de que el gol llegara en el minuto 90 no tuvo especial significación para Guardiola: "A veces, es a la media hora, a veces toca al final", dijo.

El técnico ha repetido una vez pareja de centrales en siete partidos y desde la lesión de Piqué, antes que contundencia defensiva, ha perdido el primer pase, fundamental para un equipo que para ser reconocible debe tener el pie fino desde su área. El lunes se sabrá si Piqué entra en la lista para viajar a Valencia o espera a la visita del Atlético de Madrid.

Puyol y Abidal, ante el Milán.
Puyol y Abidal, ante el Milán.ALBERT GEA (REUTERS)

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