Una final irrepetible
Stosur y Schiavone, que se enfrentaron en primera ronda de 2009, lucharán por el título
Samantha Stosur, vencedora por 6-1 y 6-2 de la serbia Jelena Jankovic , jugará el sábado la final de Roland Garros contra la italiana Francesca Schiavone, ante la que se retiró la rusa Elena Dementieva (7-6; lesión en la pantorrilla izquierda). Tres cosas unen a las dos jugadoras: ninguna había disputado una final grande; las dos utilizan el cordaje negro, más potencia y efecto, que ha puesto de moda Rafael Nadal; y es altamente improbable, casi imposible, que con su juego y su estilo vuelvan a coincidir en una final grande. Un dato resume lo inesperado que es que esas dos jugadoras protagonicen el partido definitivo: el año pasado se enfrentaron en primera ronda.
"Esta pista sabe bien, muy bien", dice Schiavone con los ojos echando chispas, rojos aún los labios tras besar el suelo de la central, diminuta de estatura (1,66m), anchísimo y musculado el cuerpo, alcanzado el número nueve cuando ya ha entrado en la treintena.
"Es una gran oportunidad para cualquiera de nosotras", reconoce la número siete australiana, responsable de la limpia de grandes nombres del torneo tras eliminar a Justine Henin, cuatro veces campeona; a Serena Williams, la número uno; y a Jankovic, la número cuatro. Stosur es la favorita. Schiavone, una tenista ante una oportunidad única.
"¿Por qué?", reta la italiana. "¿Cómo que esto me ha llegado tarde? Es mi momento. Antes no estaba preparada".