El forastero de plastilina

El sábado por la noche el Atlético salió del Bernabéu como el peor visitante de las grandes Ligas europeas, igualado con el Palermo con un punto de 18 posibles frente a los dos del Swansea en la Premier y los cuatro del Hannover y del Wolfsburgo en la Bundesliga. Por quinta vez en los últimos seis años, la escuadra del Manzanares se adelantó en el marcador del Bernabéu para nada. Una vez más, el entrenador, en este caso Gregorio Manzano, justificó la derrota quejándose del arbitraje. "Tuvimos una buena entrada al encuentro, nos adelantamos y hasta la jugada del penalti el Real Madrid ni había llegado ni disparado. Me voy satisfecho y contento de cómo ha trabajado el equipo", argumentó el preparador.

La expulsión de Courtois a los 22 minutos resultó la excusa perfecta para el peor Atlético a domicilio desde la temporada 1994-95. Entonces, el mejor resultado de los rojiblancos como visitantes fue un empate en la cancha del Albacete. Lo demás fueron derrotas (Tenerife, Oviedo, Barcelona, Celta y Madrid). Síntoma de la volatilidad del cargo y de los caprichos de Jesús Gil, El Pacho Maturana, Jorge D'Alessandro, Alfio Basile y Carlos Sánchez Aguiar se sucedieron en el banquillo (el curso anterior siete entrenadores desfilaron por el Calderón).

Dieciseis años después, el equipo solo ha rascado un punto en su visita a Los Cármenes. Con tres goles a favor y 16 en contra, la debacle del grupo como invitado no admite discusiones: 1-0 en Valencia, 5-0 ante el Barça, 3-0 con el Athletic, 3-2 en Getafe y 4-1 en Chamartín. "Ha sido un desastre total. No tengo palabras para explicar lo que ha ocurrido, ha sido una derrota inexplicable, contundente y dolorosa. No jugamos con inteligencia", hizo autocrítica Manzano tras dejarse remontar en el Coliséum contra un rival que jugó una hora con 10. "No estuvimos a la altura de lo que es el Atlético. Somos los jugadores los que sabemos lo que tenemos que hacer y no lo hacemos. Tenemos que saber leer mejor los partidos", reconoció públicamente Filipe Luis tras ese partido. Fueron los únicos momentos de autocrítica de un plantel que a estas alturas llevaba siete puntos hace un año como visitante.

El propio Manzano reconoció el problema a principios de mes en una charla a entrenadores y preparadores físicos madrileños del INEF. "Si algo tengo que reprocharme en mi segunda etapa en el Atlético son los partidos fuera de casa. Nos falta intensidad", confió a los oyentes. Los números corroboran esa pérdida de estímulos: mientras el Atlético es el tercer club por remates -202 por 228 del Barcelona y 233 del Madrid- en el cómputo global, su productividad como forastero baja hasta límites alarmantes (60). Solo por delante de Villarreal, Getafe, Mallorca, Sporting, Sevilla y Racing. Pese a chutar menos, todos ellos se mostraron más resolutivos. "Es cierto que fuera no estamos jugando como en casa. Los equipos se cierran, nos esperan atrás, y nos están haciendo daño a la contra. Hay mucho que mejorar, pero el cambio de actitud es lo primero", asume Gabi.