_
_
_
_
_
Reportaje:FÚTBOL | 17ª jornada de Liga

El futbolista silvestre

Hugo Tocalli, el técnico que le abrió la selección argentina, dice que Di María entiende el juego como los antiguos jugadores callejeros

Diego Torres

El fútbol de academia, el fútbol de los entrenadores, suele seguir un curso predecible hasta que aparecen los jugadores de la calle. La evolución del Madrid actual ha sido gradual y calculada y, salvo por un futbolista, todos han progresado como era de esperar. El futbolista que rompe la ortodoxia es Ángel di María, el mejor fichaje ordenado por José Mourinho desde que llegó al club hace un año y medio. Contra todo pronóstico, el argentino se está convirtiendo en el hombre más desequilibrante del equipo. Lo está haciendo con un repertorio singular. Una combinación de astucia, improvisación y audacia que no se enseña en ninguna escuela y que Hugo Tocalli, ex seleccionador juvenil de Argentina, puesto a analizar, resuelve calificar con términos de otra época:

"Puede ser extraordinario como enganche. Así empezó en Rosario Central"
En temporada y media, el madridista suma 24 asistencias, el doble que Kaká
Más información
"Es más importante la 'Champions' que esos dos partidillos"

-Di María es un atorrante.

El diccionario de la Real Academia señala que el argentinismo atorrante tiene varias acepciones: holgazán, persona desfachatada y vagabundo.

Di María era un adolescente que luchaba por ganarse la titularidad en Rosario Central, en el verano de 2007, cuando Hugo Tocalli lo convocó para jugar el Mundial Sub 20 en Canadá. Argentina salió campeón y a la vuelta Tocalli no mostró tanto entusiasmo por Agüero, una de las figuras, como por un flaco hasta entonces desconocido. "Di María es un jugador extraordinario", repetía el técnico. Antes de regresar a Argentina, el jugador ya había firmado su pase al Benfica.

Cuatro años después, Tocalli, al teléfono desde Córdoba, en Argentina, examina la evolución del jugador. "Es muy pícaro", prosigue el entrenador. "Es un atorrante. Tiene cosas de esos jugadores que se criaban jugando en el potrero. Una comprensión natural del juego que antiguamente los chicos adquirían y ahora es cada día más difícil de ver. No sólo en Argentina. En todo Sudamérica".

Marcelo Bielsa, que ha desarrollado un minucioso código para inculcar conceptos tácticos a los futbolistas, asegura que su método académico no sería necesario si todos los jugadores se hubieran criado futbolísticamente en la calle. "La formación silvestre, natural, es la mejor de todas", explicó el actual entrenador del Athletic siendo seleccionador de Chile. "No tiene normas y los jóvenes la ejecutan espontáneamente. Pero eso ha dejado de ser posible porque para que la formación natural se concrete hay que disponer de cinco horas diarias libres durante un plazo de entre cuatro y seis años. Hay continentes que siguen dando futbolistas porque se produce lo que hace falta: lugar, tiempo y amor por el juego. Porque si un joven tiene que ir a computación, inglés, música... Seguro que no va a jugar cinco horas diarias al fútbol. Si vive en una ciudad tampoco va a encontrar el lugar".

Di María es uno de los últimos exponentes de una especie de jugador que antes era habitual y ahora resulta rara. Es tan atorrante que lo mismo actúa como un extremo de salón que como un organizador o un finalizador. Sólo tiene 23 años pero sabe interpretar varios papeles con facilidad.

En el Sánchez Pizjuán, una de las salidas más difíciles que tenía el Madrid esta temporada, Mourinho prescindió de Kaká y de Özil para que Di María ejerciera de enganche. El experimento no era nuevo, pero la dificultad añadida que suponía la oposición del Sevilla hacían que la decisión tuviera una cuota de riesgo importante. Di María, que hasta ahora ha jugado casi siempre pegado a la banda derecha, respondió a lo grande. Se asoció a Xabi Alonso antes de dar el pase del primer gol, un toque con el exterior que filtró entre los dos centrales y dejó solo a Cristiano frente al portero; asistió a Callejón con un pase picado sobre la defensa en el segundo; participó en la gestación del tercero y convirtió el cuarto antes de abandonar el campo en el minuto 66. Para entonces el Sevilla se había rendido.

"Di María todavía no ha rendido al cien por cien en el Madrid", observa Tocalli. "No ha explotado todas las condiciones que tiene. No es consciente de su poderío. Debería proponerse hacer el sacrificio y decirse: 'Este año voy a ser el mejor del mundo'. A veces desaparece de las jugadas. Sabe jugar, trabaja bien la cancha, tiene pegada, es moderno porque juega de extremo por derecha o por izquierda, sabe moverse contra la jugada para llegar bien al segundo palo... y puede ser un enganche extraordinario porque es un buen lanzador. Ya en Rosario Central, con 18 años, jugaba de volante por la izquierda, como diez. Ahí lo ponía Carlos Ischia, que lo situaba por delante de tres centrocampistas de contención, y por detrás de los dos puntas".

Malas noticias para Özil, y también para Kaká, cada día más rezagado en su intento por recuperar el cetro. A ellos, ambos reconocidos especialistas en el último pase y la llegada desde atrás, les está comiendo el terreno Di María. El técnico se inclina por el argentino y el chico responde con números elocuentes. En una temporada y media Di María suma 24 asistencias y 10 goles. En el mismo periodo, Özil cuenta 22 asistencias y seis goles. En una temporada más Kaká ha dado 12 asistencias y ha hecho 18 goles.

Di María, el sábado en el Sánchez Pizjuán.
Di María, el sábado en el Sánchez Pizjuán.ALEJANDRO RUESGA

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_