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Entrevista:CÉSAR LUIS MENOTTI | Entrenador del Rosario Central

'El futuro del fútbol es su pasado'

'El futuro del fútbol es su pasado', dice el técnico argentino César Luis Menotti, de 63 años, que ha regresado de manera triunfal (victoria, 0-1, sobre el Nueva Chicago) a la actividad para entrenar al Rosario Central, el club del que es fanático, en el que se formó y se consagró como jugador. El Flaco, que llevó al Huracán a ganar su única Liga en 1973, conquistó con Argentina la polémica Copa del Mundo de 1978 y el Mundial juvenil en 1979 y preparó luego, entre otros equipos, al Barcelona, el Atlético, el Sampdoria, el Boca Juniors, el River Plate, el Peñarol y el Independiente, se ha hecho cargo 'por razones sentimentales' de un cuadro que se está jugando la permanencia en la Primera División.

'Antes la hinchada protegía a los 'pibes', no les exigía nada. Ahora es todo lo contrario'

No sólo ha regresado Menotti parece estar ya de vuelta incluso de sí mismo y de las viejas disputas con los bilardistas, partidarios de Carlos Bilardo. A su juicio, ya no hay nada que demostrar: '¿O acaso Carlos Bianchi no ganó todo con el Boca jugando con una línea de cuatro en el fondo y un volante tapón como lo hacía Argentina en 1978?'. Pero la pasión aviva el fuego: 'Se trata siempre de lo mismo. El futuro del fútbol es su pasado: la técnica, el dominio del balón, el toque, los movimientos colectivos, la solidaridad con los compañeros... Ahí está la belleza del juego y ahí hay que buscarla. Eso es lo que convirtió al fútbol en lo que es. Ese producto es lo que convirtió a la FIFA en una de las más poderosas multinacionales del mundo'.

Menotti, que tiene un contrato con Televisa, de México, para comentar los partidos de la próxima Copa del Mundo, dice que ahora las mayores broncas se las provocan la crisis de su país y las declaraciones de sus políticos: 'Es increíble lo que han robado y el mal que han hecho con sus políticas neoliberales'. El fútbol le sirve de ejemplo de lo que quiere decir: 'En los últimos años le han saqueado, como a Argentina. Antes, en los años 60, vendían a un jugador, como Sívori, a Italia y construían una tribuna o hacían la piscina del club. Ahora venden a decenas de pibes cada vez más jóvenes y los clubes están cada vez más endeudados'.

El Rosario tenía una pasivo estimado en más de 34 millones de euros. Se redujo en enero por la devaluación del peso. Pero, aun así, es impagable. En menos de seis meses el club liquidó a sus mejores jugadores, entre ellos a la pareja central de la defensa, Cetto y Muñoz Mustafá, que no superaban los 20. Pero el Rosario y el Newell's, los dos equipos de Rosario, 380 kilómetros al noroeste de Buenos Aires, siguen produciendo en sus canteras, junto con el Argentinos Juniors y el River, buenos jugadores en cantidad y calidad. En el Newell's se formaron desde Sacchi a Batistuta, así como Valdano, Pochettino y Berizzo, entre otros. En Rosario se consagró Kempes antes de marcharse al Valencia y allí jugaron Poy, Palma, Bonano, Lequi y Cardetti, goleador del torneo Apertura.

'Salen muchos pibes, sí, pero cargan con demasiada responsabilidad. Cuando llegó al River, Sívori entró en un equipo experimentado, con Labruna y Lostau, por ejemplo. Cuando yo debuté en el Rosario había tipos que aguantaban todo, como Juárez. La hinchada protegía a los pibes que llegaban a Primera y no les exigía nada. Ahora es todo lo contrario. Yo creo que puedo aportar en eso, en cuidarles, en transmitirles mis 40 años de experiencia. Y trataré también de enseñarles a jugar y de aprender con ellos. Deben saber, para empezar, que correr no es más importante que jugar'.

El Flaco está conmovido por la repercusión que ha tenido en la prensa su regreso al trabajo: 'De verdad que no esperaba tanto. Es más, hace una semana ni siquiera podía imaginarme trabajando en el fútbol argentino, tal como están las cosas aquí. Pero es indudable que el Rosario me toca profundamente. Es el club del que soy hincha desde chico y siento que todos debemos contribuir a salvarlo sin pensar en lo que se puede ganar o perder. Las recompensas tienen que ser otras. El equipo está mal, no hay dinero y se vendió todo lo que podía venderse, pero tengo algunas ideas y, si hay tiempo, vamos a poner un proyecto en marcha. El objetivo ahora es asegurarnos la permanencia y luego, después del Mundial, trataremos de armar un equipo que haga honor a la historia de esta camiseta y del que nos podamos sentir orgullosos'.

Entre los hinchas Menotti no incluye a las barras bravas: 'Nunca tuve nada que ver con ellas. No les considero hinchas y no voy a tolerar que se metan conmigo o con los jugadores o que influyan en los dirigentes'. Dos semanas atrás, los ultras irrumpieron en la reunión de los directivos con el entrenador, Miguel Ángel Russo, para impedir el acuerdo y trataron de imponer a Pedro Marchetta. Fue entonces cuando apareció el nombre de Menotti para resolver la disputa.

Entre deseos y sueños, El Flaco rescata el proyecto que hace un año había propuesto al Barcelona para colaborar con el Rosario: 'Se trataba de que sus juveniles pudieran formarse en una Liga competitiva como la de Argentina, como hizo el Madrid con Cambiasso cuando le cedió al Independiente y hoy le tiene a su disposición consagrado en el River. El Barcelona iba a tener prioridad sobre los jugadores que salen del Rosario. Esto se habló incluso con los directivos de ambos clubes, pero quedó en suspenso y no sé si ahora, con todos los problemas que tiene el fútbol argentino y los del Barcelona, se podrá retomar la idea, aunque la devaluación del peso ayuda'.

Ahora, al saltar al campo para dirigir los entrenamientos, Menotti evocará las tardes de los domingos, cuando llegaba temprano al estadio de la mano de su padre para instalarse justamente detrás de una de las porterías. Luego, rodeado de pibes, tal vez pueda reconocerse en las ilusiones de entonces como uno más entre ellos. Y, al volver la cabeza, quizá sonría y salude al recuerdo de su madre agitando un pañuelo en la platea: 'Ella estaba allí el día que debuté en la primera del Rosario'.

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