El gol y la muerte

Del éxito a la nada, de la felicidad máxima a la tristeza absoluta media un paso. Paco Alcácer, el canterano del Valencia cuya pasión y se presume oficio es el de goleador, sin más cualidades aparentes que las del desmarque preciso y el remate certero, el delantero que hace apenas dos semanas, con sus dos goles a la República Checa dio el título europeo sub-19 a la selección española, lo que le abrió las puertas del primer equipo del Valencia, saboreó anoche la sensación eufórica de marcar de nuevo un gol. Fue frente al Roma, en Mestalla, ante la agradecida mirada de 40.000 aficionados ché que ven en el joven delantero un futuro ídolo.

Recién terminado el encuentro frente al conjunto de Luis Enrique, Alcácer, paradójicamente, experimentó la cara amarga de la vida. Su padre, del mismo nombre, presente en Mestalla, esperó junto con su esposa a que su hijo saliese del vestuario del coliseo valencianista para acompañarle hasta casa. En la avenida de Suecia, en la que está ubicada la tribuna de Mestalla, Paco Alcácer padre, agricultor de profesión, introvertido como su hijo, cayó desplomado al suelo ante la presencia del juvenil futbolista y de su mujer Inma, empleada de banca, vitalista y jovial. La escasa distancia de Mestalla hizo que el doctor del Valencia, Jordi Candel, y el cuerpo médico que dirige se presentaran rápidamente en el lugar del suceso e intentaran, sin éxito, reanimarle. Al parecer, un ataque fulminante al corazón acaba con la vida del padre de Alcácer. Sin saber aún lo acontecido, Roberto Soldado alababa en los micrófonos de la SER las cualidades de Alcácer, el delantero que se vislumbra el futuro ídolo de Mestalla. Anoche, en la presentación del Valencia, otro jugador de la casa, Guaita, también recibió una de las mayores ovaciones en su salida al terreno de juego. Desafortunadamente, al igual que Alcácer, Guaita vivió meses atrás la triste circunstancia de la muerte de su padre, de 47 años, de un ataque al corazón. El gol y la muerte se unieron anoche en Mestalla.