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Crónica:RAFA NADAL | Séptimo tenista en lograr el 'Grand Slam' | TENIS | La leyenda continua
Crónica
Texto informativo con interpretación

"No he terminado mi historia"

Rafael Nadal (Manacor, Mallorca, 1986) recibe una doble e inesperada visita antes de ganar 6-4, 5-7, 6-4 y 6-2 al serbio Novak Djokovic en la final del Abierto de Estados Unidos: en la caseta, dueños del lugar y de la historia, le visitan los estadounidenses Jimmy Jimbo Connors y John Mac McEnroe, dos de los mejores tenistas de siempre. El número uno del mundo, sin embargo, puede mirarles a los ojos, sostener como un igual su mirada, sentirse, incluso, seguro de sí mismo: ya ha ganado nueve grandes. Ya ha conquistado durante su carrera los cuatro torneos que forman el Grand Slam. Ya ha sido coronado como el hombre más joven (24 años) en lograrlo durante la era abierta (desde 1968, cuando se permitió la participación de los profesionales), y ya forma parte de la lista de siete tenistas que alguna vez lo consiguieron. Al día siguiente, el mejor sacador de la historia del Abierto de Estados Unidos (solo cedió cinco servicios, igualando el récord de 2003 del estadounidense Andy Roddick) se encuentra de nuevo con McEnroe, que ejerce de entrevistador (y el viejo Mac, todo un campeón, no puede evitar un deje de admiración, de sincero asombro ante un tenista que ya ha ganado más que él), antes de sentarse a hablar con EL PAÍS de su gran éxito.

"Con 4-1 en el último set estaba muy, muy nervioso; pensé que iba a ganar"
"Con Federer no hay discusión; él tiene muchas más cosas increíbles que yo"
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Pregunta. Mira usted a su banquillo, y está tan nervioso que pregunta: "¿Adónde? ¿Adónde saco?" ¿Tan difícil estaba?

Respuesta. Fue en el último juego, cuando sacaba para ganar el partido. La verdad es que me sentí muy pero que muy nervioso desde que conseguí el segundo break en el cuarto set. Él estaba ya mal. El 3-1 lo jugué bien, agresivo. Cuando conseguí el doble break, el 4-1, se me vino el mundo encima. Pensé que realmente iba a ganar el Abierto de Estados Unidos y me costó asimilarlo. Estaba muy, muy nervioso.

P. ¿Cómo le afectó?

R. No sabía adónde sacar. Al ace, al medio o intentar hacer la jugada clásica del saque abierto e intentar jugar de derecha. Me dijeron que sacara abierto y ahí saqué. Antes, en los dos siguientes servicios, sufrí mucho más de lo que lo había venido haciendo, pero mucho más. Él tuvo break point en el 4-1 y en el 5-2, si uno se fija, si ve la repetición, se ve que los dos primeros servicios no los consigo coordinar para nada. Los mando dos metros fuera de largos. ¡Y estaba sacando bien! Aparte, los toco mal. Tocar la pelota bien, es lo mínimo. Puedes fallar, pero no tocar la pelota mal.

P. En 2008, ganó Wimbledon. En un punto de partido, sin embargo, Roger Federer logró un revés increíble mientras usted subía a la red diciéndose: "¡Voy a ganar Wimbledon! ¡Voy a ganar Wimbledon!" ¿Fueron esta vez las emociones más fuertes?

R. No. Han sido distintas. En nerviosismo prepartido y el dramatismo durante el partido no son comparables. Lo fue aquello, en Wimbledon, mucho más, mucho más drama. Aquí estaba mucho más tranquilo, nervioso, evidentemente, porque era una final del Grand Slam, pero más tranquilo, aunque estuviera la Historia. Estuve más nervioso antes de la final de Wimbledon o Roland Garros.

P. Para llegar hasta aquí se ha sometido a un tratamiento en las rodillas. Dicen que esa jeringuilla impresiona mucho.

R. Es algo necesario, que se hace mucha gente. Fue muy doloroso la primera vez: las siguientes no fueron tan dolorosas porque pedí que me sedaran. No podía aguantar. Cuando te despiertas, pues sí, duele muchísimo. Pero cuando te lo meten es cuando realmente... casi me desmayo la primera vez. Fue entre Montecarlo y Roma. ¡Un dolor tan grande que casi me desmayo! Las siguientes veces ni me lo planteé. Sedado y ya está. Terrible.

P. "Habrá que valorarlo cuando acabe mi carrera". Ese es su escudo, su armadura, cuando le preguntan por su lugar en la historia de su deporte. ¿Le da vértigo hablar de ello?

R. No me da vértigo. Para nada. Es lo lógico. Cuando uno está en competición y tiene 24 años, no es que tenga vértigo, es que no es positivo pararse a pensar en la historia. Soy consciente de que estoy dentro de la historia del tenis. No necesito decirlo ni que me lo digan. Los números están ahí. Grandes de la historia que yo siempre vi por la tele, grandes campeones... pues tengo una carrera igual que ellos o mejor. McEnroe, Agassi, Wilander, gente que siempre vi muy lejos. Y estos están en la historia, así que yo imagino que lo voy a estar.

P. ¿Le sorprende que ya haya quien le quiere colocar como el mejor de todos los tiempos?

R. El mejor de la historia, como me preguntan... no es que me ponga un escudo, es que no hay discusión entre Federer y yo, porque los títulos lo dicen.

P. Normal: él ha ganado siete grandes más que usted.

R. Sí, 16. Pero no creo que los títulos del Grand Slam sean lo único que marque quién es el mejor o no. Él, sin contar los grandes, tiene cosas increíbles, igual que yo tengo las mías: he ganado el oro olímpico, que es muy difícil de conseguir, porque solo tienes una o dos oportunidades en toda tu carrera. No se puede comparar: en estos momentos él tiene cosas mucho más increíbles que yo. Es difícil ir hablando de la historia cuando yo no he terminado mi historia. Veremos lo que pasa: si me quedo así, ya lo valoraremos. Si sigo bien, con opciones de ganar, lo haremos de otra manera. En este deporte no puedes parar. Tienes que mejorar siempre y estar preparado para trabajar con humildad e ilusión cada día.

P. Carlos Moyà y usted son mallorquines, se entrenaban juntos, han alcanzado el número uno, la Copa Davis... ¿Por qué ha ganado usted ocho grandes más que él?

R. Somos jugadores distintos. Es muy complicado ganar un título del Grand Slam. Ha tenido una carrera brillante, ha estado muchísimos años arriba. Las comparaciones no son buenas. Tuvo una gran carrera, fue un boom para España. Gracias a él muchos de los que hoy estamos aquí nos aficionamos al tenis, nos ayudó a ver que era posible.

P. ¿Le hace sentirse más viejo ver que su amigo ha sido padre?

R. Se ve un poco extraño... empecé muy jovencito en el circuito y tengo muchos amigos que son mayores que yo y que ya no están. Albert Costa, Galo Blanco... Es triste para mí, porque les echo de menos, pero son las cosas del deporte: yo soy más joven y me quedan unos años por aquí.

P. El sueco Borg se retiró siendo muy joven. Federer cambió y descambió de entrenador en sus mejores momentos. Hay campeones que cambian para seguir ganando o que se van antes de dejar de hacerlo. ¿Y usted?

R. No me veo, para nada, cambiando de entrenador. No lo veo factible. Siempre hemos estado así, bien, no necesito nada más. Retirarse o no, no puedo decir cuándo lo haré. Es algo que te llega. Cuando te llega, uno lo siente: me iré cuando pierda la ilusión por seguir trabajando y mejorando. Entonces, me iré a casa tranquilamente, porque quedan muchas cosas en la vida aparte del tenis, por suerte.

P. Dice que quiere mejorar el segundo saque.

R. Lo necesito.

P. Entonces, ¿qué golpe y a quién se lo robaría?

R. Claramente, le quitaría el saque a Karlovic. Sin duda. Con ese saque sería muy difícil perder. Con ese saque es todo mucho más fácil, porque la presión que siente el rival es mucho mayor.

P. ¿Qué pensaron sus familiares cuando le vieron ganando el título por la televisión, o cuando le ven pegarle tan duro a la pelota?

R. Tengo una excelente relación con todos. Ellos no me ven así. Me ven normal, como el nieto, el sobrino... de las cosas que siempre echo de menos cuando estoy fuera, de viaje, es a mis primos pequeños y a mis tíos. En mi infancia, siempre me llevaron a todo: a jugar al tenis, a jugar al fútbol, a cualquier cosa. Con ellos he vivido mi infancia. Son de las personas que más quiero.

Rafa Nadal, en la pista después de ganar en la final de Nueva York a Djokovic.
Rafa Nadal, en la pista después de ganar en la final de Nueva York a Djokovic.AFP
De izquierda a derecha, en la fila de arriba, Ana Patricia Botín (con gorra), la hermana de Rafa Nadal, su madre y, a la derecha, su novia. En la fila de abajo, a la izquierda, Toni Nadal y otros colaboradores del tenista. Con camisa de rayas, el padre del campeón.
De izquierda a derecha, en la fila de arriba, Ana Patricia Botín (con gorra), la hermana de Rafa Nadal, su madre y, a la derecha, su novia. En la fila de abajo, a la izquierda, Toni Nadal y otros colaboradores del tenista. Con camisa de rayas, el padre del campeón.AFP
Djokovic y Nadal se saludan tras el partido.
Djokovic y Nadal se saludan tras el partido.AFP

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