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Reportaje:FÓRMULA 1 | Gran Premio de Japón

El hijo del viento

La aerodinámica es el puntal del bólido más rápido de la historia, desarrollado en el mismo túnel que el Concorde

Oriol Puigdemont

Nadie se atreve a discutir el acierto del individuo que en su día apodó a Carl Lewis como El Hijo del Viento, aunque Adrian Newey, el responsable de diseño de la escudería Red Bull, bien podría reclamar ese seudónimo para el RB7, el prototipo más rápido y equilibrado de la historia de la fórmula uno. Y no solo por el excelso rendimiento del monoplaza, sino también por sus orígenes. Cuando Red Bull adquirió Jaguar en 2004 y se trasladó a Milton Keynes (Gran Bretaña), Arrows liquidaba su cuartel general de Bedford, a 20 minutos de allí. La pieza más cotizada era el túnel de viento, una mastodóntica instalación construida a finales de la década de los noventa por el ministerio de defensa británico como laboratorio de pruebas aerodinámicas para aviones de todo tipo y concebida especialmente para trabajar con el Concorde. Dietrich Mateschitz, el propietario del imperio energético, tiró de chequera y se lo quedó, por más que tuvo que modernizarlo.

"Es el coche más dominante que ha habido nunca", se rinde Fernando Alonso

"El túnel de Red Bull es muy grande, y eso es importantísimo porque te permite girar la maqueta [limitada por reglamento a 1/6]. Las paredes deben quedar bien lejos para que no haya posibles rebotes que puedan influir en la lectura de los datos", explica Pedro Martínez De la Rosa, probador de McLaren y todo un especialista en el análisis y el desarrollo de los bólidos. "Encontrar un buen compromiso aerodinámico en un coche que circula en línea recta es relativamente sencillo. Lo realmente complicado, que a la vez es uno de los secretos de Red Bull, es conseguir esa eficiencia cuando las ruedas y el cuerpo del monoplaza están girados", ahonda Ángel Baena, ingeniero de HRT. Para hacerse una idea aproximada del tamaño de esta herramienta basta pensar que el que actualmente posee McLaren tiene unos cimientos que llegan a una profundidad de 14 metros bajo tierra para poder soportar la inercia del ventilador cuando gira a todo régimen, y que a pesar de ello se ha quedado pequeño. La privilegiada cabeza de Newey dibuja los trazos que después se integran en los programas informáticos y posteriormente se llevan al túnel, que da el veredicto más fiable si dejamos a un lado los ensayos en la pista.

Si todos los pilotos coinciden en destacar la aerodinámica como elemento decisivo en la F-1 actual, la mayoría de ellos también reconoce que ese no es el único puntal del RB7, sino que ese es un honor que también le corresponde al motor Renault que equipa a los Red Bull, y que el fabricante francés tanto ha optimizado en el último año y medio. Antes del arranque del pasado curso, la marca del rombo solicitó a la Federación Internacional del Automóvil realizar algunas modificaciones en el propulsor, congelado por reglamento, para aumentar su fiabilidad. Esos retoques consistieron en un sistema de soplado, a través de los escapes, como mecanismo de refrigeración. En este caso, lo que hizo Newey fue redireccionar el flujo de gases hacia el difusor para aumentar la carga aerodinámica y el agarre del coche.

"Además", añade alguien que sale de uno de los talleres de la competencia, "este sistema de refrigeración es tan eficaz que permite reducir al máximo el tamaño de los radiadores, y eso le ofrece a Newey un mayor margen de maniobra a la hora de diseñar las líneas aerodinámicas".

Por lo demás, el motor Renault ofrece una entrega de potencia muy progresiva y eso es capital para entender el aprovechamiento de los neumáticos, un aspecto que ha adquirido una mayor relevancia con el cambio de suministrador de compuestos a partir de esta temporada [de Bridgestone a Pirelli].

"Nos enfrentamos al coche más dominante que ha habido nunca en la F-1, basta con contar el número de victorias (nueve) y de pole position que ha acumulado", argumenta Fernando Alonso siempre que se le pregunta al respecto. En su segundo año en Ferrari, el asturiano ha sido uno de los que más ha sufrido la autoridad de Sebastian Vettel, que se ha paseado hasta lograr su segundo título de campeón consecutivo, subido a un aparato que circula a la velocidad del viento.

Vettel junto a Alonso en el podio de Suzuka.
Vettel junto a Alonso en el podio de Suzuka.KIMIMASA MAYAMA (EFE)

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