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Reportaje:

El '10' juega donde quiere

Messi se destapa como un goleador decisivo desde que actúa en la media punta y con libertad de movimientos

Jordi Quixano

Toca la pelota y es feliz. Como le ocurría a Oliver Atton en la serie Oliver y Benji, Lionel Messi necesita el balón para descorchar su mejor sonrisa y, de paso, destapar su fútbol de PlayStation, como lo definió el técnico del Arsenal, Arsène Wenger, después de recibir cuatro goles suyos en la vuelta de los cuartos de final de la Champions. Eso lo intuyó el entrenador del Barça, Pep Guardiola, hace 10 partidos.

Encallado porque el Málaga desarticulaba su juego de salón en los últimos metros y porque cerraba los pasillos que conectaban con Messi, atornillado en el costado derecho, el Barça necesitaba regenerarse. Leo no brillaba y sumaba cinco duelos sin desborde ni pegada, factores que contagiaban al equipo, que perdió con el Atlético y empató con el Stuttgart. Guardiola respondió con Leo como enganche, detrás del delantero centro. Y la pulga la lió. Un gol, una victoria y Messi para rato. "Es el mejor, el más determinante", le elogió ayer Piqué.

Desde que juega de enganche, Leo suma 16 goles en 10 partidos
Con Ibra en el campo, Messi marca cada 116 minutos. Sin él, sale a uno cada 55 minutos
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El número futbolístico del 10 remite al costado izquierdo, cuando las camisetas se repartían por la posición en el campo. Pero desde Pelé -en el Mundial de Suecia 58 y en Brasil 70, cuando Gerson, Tostão, Jairzinho y Rivelino se peleaban por un dorsal que defendían en sus respectivos equipos-, ese dorsal identifica a la estrella del equipo. Zico, Maradona, Platini, Baggio, Matthäus, Laudrup, Zidane, Ronaldinho... Hay excepciones que confirman la regla, como el místico 7 del Manchester United o el 9 de Ronaldo y Cristiano. El 10 del Barça es Messi y desde hace una decena de encuentros que también hace buena la idea histórica y de recreo que el mejor actúa de media punta, con libertad de movimientos. El mejor juega donde quiere. Los números son rotundos: en esos diez últimos partidos, Messi ha marcado 16 goles. "Es exquisito técnicamente, nadie se desgasta menos que él porque selecciona los esfuerzos, y mantiene las ganas de divertirse que tenía cuando era un niño", desvela Cruyff.

En el Barça ya resulta una tradición que al crack se le acomode sobre el campo. Cruyff hacía lo que se le antojaba. Maradona no se ataba a ninguna parcela del césped. Van Gaal pegó a Rivaldo a la banda izquierda para que brillara. Rijkaard optó por situar a Ronaldinho en el ala izquierda para descargarle de las tareas defensivas. Y Messi ya está de enganche, donde los medios le conectan con más facilidad y los arrastres de los delanteros le generan espacios. Mérito también de Guardiola, que se esmera en crear las mejores condiciones para él, como preguntarle a casi cada partido si quiere acabarlo, cuando la contienda está resuelta. "El futuro del club depende en parte de lo contento que esté Messi", señala Xavi. "Tengo la suerte de que este vestuario me quiere mucho", responde el argentino.

Messi aclara: "Por el medio toco más la pelota y me gusta". Y Piqué, encargado de la salida del balón, tampoco lo duda: "Si juega de media punta, recibe más pases porque se crea huecos con sus desmarques de entre líneas". La pulga, lejos de la banda, ya no queda limitado. Su salida no se repite siempre hacia el centro -aunque se marchaba de todos sus rivales porque es más rápido que nadie en la ejecución- y aumenta sus opciones de sorpresa y su peligrosidad. "Ahora hace lo mismo que en cadetes. Esa es la gran dificultad, que sea capaz de hacer lo mismo a este nivel", le ensalza Piqué. "Sus compañeros saben que sus apariciones les darán la victoria", completa Cruyff.

La diferencia estriba en la ubicación. Mientras que en la banda necesitaba de las ayudas de Alves o de un volante para crear situaciones de superioridad o para liberarse de un rival, ahora es él quien, mediante sus movimientos, crea las encrucijadas y las superioridades. Libertad para el mejor y el equipo que retoma la idea de los extremos abiertos para dejar huecos por los pasillos del medio, por donde corretea Leo. "Es rápido, tiene freno, enganche y lo mejor es la forma en que resuelve", le elogia Verón, su compañero en la selección argentina, laguna de Messi hasta el momento. El único que frena a Leo es Maradona, aunque el seleccionador rebate: "¿Cómo no me va a poner feliz que Messi gane el Mundial? Se va a terminar la polémica Maradona-Pelé y lo mejor del asunto es que Messi es argentino. Todos van a tener que reconocer que el mejor del mundo nació en nuestro país". En contraste con lo que sucede en la selección, Messi se encuentra en el Barça como pez en el agua, con facilidad para combinar con Pedro, Bojan e Iniesta, más que con Ibra. Quizá porque los canteranos están más acostumbrados al toque rápido y a un estilo de fútbol serigrafiado en la cabeza y expresado por los pies.

Leo rinde mejor sin el sueco por delante porque absorbe de pleno la responsabilidad de marcar. Las cifras son elocuentes. Cuando Messi e Ibra juegan juntos, Leo marca un gol cada 116 minutos y Zlatan, uno cada 136. Cuando el 10 juega sin Ibrahimovic por delante, materializa una diana cada 55 minutos. En el ala opuesta queda el ariete. Sin la creación ni asistencias de Messi, sólo marca cada 251 minutos.

Messi puede con todos. "Cuando llegó al club era pequeño, delgado y hasta daba miedo tocarlo. Ahora es el más grande", le reconoce Piqué. Y el mundo entero.

Leo Messi celebra en la banda con Pinto y Guardiola su cuarto gol al Arsenal.
Leo Messi celebra en la banda con Pinto y Guardiola su cuarto gol al Arsenal.AFP

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