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Contra la mala pata, buen pie

El Sabadell, muy lastrado por las lesiones, insiste en su apuesta de asociación para romper una racha de seis jornadas sin ganar

Eneko, Fito, Mackay, Agustín, Rodríguez, Pablo Ruiz... Para enumerar los lesionados del Sabadell y sus dolencias, el doctor Bernat de Pablos necesita emplear casi dos minutos. El equipo catalán ha sufrido desde el principio del campeonato una plaga de bajas que con frecuencia han impedido a su técnico, Lluís Carreras, completar las convocatorias con futbolistas del primer equipo. En el club, sin embargo, nadie quiere usarlas como excusa para explicar el bajón que atraviesa. Revelación de la Segunda División en el arranque de la Liga, admirado por un fútbol de asociación que le elevó al coliderato en la novena jornada, el Sabadell ha encadenado seis jornadas sin ganar, cayendo a la zona media de la tabla. ¿Preocupación? Ninguna. "La norma en Segunda es lo que nos pasa ahora. Lo del principio no era normal", afirma con absoluta calma Carreras, empeñado en salir del bache con el fútbol ofensivo y de toque en el que ha creído siempre. Totalmente comprometidos con su causa, el buen pie de sus jugadores puede ponerle fin a la mala racha hoy ante el Murcia (21.30; C+ Liga/GolT).

En las primeras semanas del curso, a las habituales roturas musculares, el Sabadell sumó nada menos que cinco lesionados de larga duración, que debieron pasar por el quirófano para tratarse. "La situación nos afectó sobre todo al principio", reconoce Juvenal, uno de los capitanes del Sabadell; "no entendíamos nada y, psicológicamente, ver que en cada partido cae uno, te afecta. Con cualquier dolor, por pequeño que fuera, se encendían todas las alarmas". En el peor momento, el parte médico llegó a incluir 11 nombres. "Desde hace un mes y medio, nos movemos en torno a las ocho bajas por semana, pero la idea es que se vayan reduciendo", explica De Pablos. El parte lo distorsiona el elevado número de lesiones graves, que según el médico son imprevisibles, fruto de acciones fortuitas ante las que poco se puede hacer. Frente a las musculares, sin embargo, sí se reaccionó, adaptando la carga de trabajo para evitar roturas. "El nivel de exigencia es mayor que el del año pasado", señala; "hemos alargado los descansos para que los jugadores se recuperen mejor".

El último jugador en pasar por el quirófano fue el extremo Eneko, que se rompió el ligamento cruzado de la rodilla en octubre. El club optó por darle la baja federativa y fichar a Fran Piera para sustituirle. A pesar de ello, y aunque reconoce que tal vez podrían intentar fichar más en el mercado invernal, Carreras no considera que las lesiones sean la causa principal del bajón en los resultados. "Nunca vienen bien, pero tenemos una plantilla equilibrada. Hay muy poca diferencia entre que jueguen unos y otros", afirma. De hecho, ni siquiera con los inacabables partes médicos en la mano y con el equipo sumergido en una mala racha, se le ha pasado por la cabeza pedirle al doctor que acelere los plazos de recuperación. "No creo en eso, es mentira", dice Carreras; "si una rotura de fibras son tres semanas, son tres semanas. Si no, es que no hay una rotura de fibras".

Si las lesiones no son determinantes, ¿cómo explicar el bache? "Utilizamos el factor subidón del año pasado para empezar muy fuertes y ahora nos estamos manteniendo", considera el entrenador; "vendrán otras rachas positivas y negativas, pero no las achacaría a ningún aspecto en concreto". Juvenal sí encuentra una posible explicación: "Tenemos una apuesta inusual en la categoría. Nos gusta atacar, tener el balón, arriesgamos atrás... Los rivales nos van conociendo, nos aprietan en zonas donde antes no lo hacían y cada vez nos cuesta más. Pero el arranque nos da margen para tropezar, estamos en una zona privilegiada y seguimos teniendo claro lo que queremos y a qué jugamos". Con la misma tranquilidad se expresa su entrenador, que sigue viendo a sus jugadores trabajar con idéntica ilusión e intensidad: "Así como en la victoria hay que tener los pies en el suelo, en la derrota hay que tener la cabeza fría". La identidad, dice Carreras, es innegociable, porque no tiene futbolistas para jugar a otra cosa. Puede haber muchos caminos hacia la victoria. Pero en el Sabadell tienen muy claro cuál es el suyo.

Juvenal conduce la pelota.
Juvenal conduce la pelota.L. FRANCO (AS)

Carreras y Juvenal, dos viejos camaradas

Cuando Lluís Carreras se hizo cargo del banquillo del Sabadell el curso pasado, se encontró una cara conocida en uno de los pesos pesados del vestuario. El capitán, Juvenal, fue su compañero en el Alavés en la temporada 2004-05, la del último ascenso del equipo vitoriano a Primera. "Fue uno de los años más atípicos que yo he vivido", recuerda el centrocampista. Acababa de hacerse cargo del club el estadounidense de origen ucranio Dmitry Piterman, que trataba a sus futbolistas como a estrellas. Con una de las mejores plantillas de la categoría, el Alavés hacía stages en San Francisco y en Miami, y viajaba cada jornada en vuelo chárter, todo un lujo para un segunda. Carreras y Juvenal todavía recuerdan aquellos tiempos de vez en cuando. "El otro día, haciendo limpieza, encontré un folleto de los que se repartían antes de los partidos. Tenía a Juvenal en la portada y se lo llevé", cuenta el técnico. "Lluís era ya muy veterano entonces y ayudaba mucho al funcionamiento del equipo", recuerda a su vez el medio; "hablaba mucho en el campo, animaba a la gente, siempre tenía algo que decir. Hoy aprovecha toda esa experiencia para transmitir cosas". Juntos de nuevo, en el último curso repitieron la hazaña del ascenso. Seguro que nadie más que ellos quiere hacer bueno ese refrán de que no hay dos sin tres.

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