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Otra noche de Raúl

El delantero español lidera a un Schalke brillante que no le dio una oportunidad al Inter, un campeón venido a menos

Raúl celebra en la grada el pase a semifinales
Raúl celebra en la grada el pase a semifinalesMARTIN MEISSNER (AP)

Tenía de sobra, pero se puso las botas. El Schalke, impulsado de nuevo por Raúl, de voluntad innegociable y oportunismo voraz, le volvió a ganar la partida al Inter, que no pasó del ímpetu porque se quedó bien corto en el juego. Le faltó ingenio en la elaboración, con un eje de músculo y disparo largo, pero escaso en el último pase y, sobre todo, en la definición. Era, sin embargo, la noche del Schalke, que guardó a buen cobijo el excelente resultado de la ida (2-5), la noche de Gelsenkirchen, que celebró la victoria como un título, y la noche de Raúl, el goleador histórico de la competición, el delantero imborrable.

Exigido por la necesidad, el Inter estiró las líneas desde el inicio y, titubeante, acabó por romperlas. Así, a los sucesivos movimientos de Eto'o en busca del cuero y a los desmarques al hueco de Diego Milito no hubo respuesta, sino balones directos impenetrables en la ordenada zaga alemana. No es que brille la defensa del Schalke por sacar el balón jugado ni que se corrija con celeridad, pero es un bloque de basculación precisa, un muro para la esterilidad creativa del Inter. Motta destruye con tino, Stankovic golpea a discreción y Zanetti hace un poco de todo. Pero ninguno conecta con la línea avanzada, por lo que Sneijder o toca poco balón o lo hace demasiado retrasado. Una laguna que penalizó el Schalke, que tira unos contragolpes de libro, tan rápidos como eficaces. No le importa no tener posesión, sino que prefiere la ocasión. Con mucho juego interior, con Jurado como repartidor y con Raúl como punto y final. Así llegó el tanto. Pelota desde atrás, Jurado lanza al hueco, entre los dos centrales, y Raúl recoge el cuero ante el portero. Quiebro marca de la casa, arrastrando la pelota hacia la izquierda con el interior del pie y remate con la derecha, sin barrera alguna. Al más puro estilo Raúl. La firma definitiva a la eliminatoria, el mazazo terminal para el Inter, sin otra propuesta que el disparo lejano, bien de Stankovic, bien de Sneijder, fundido a la que llegaba a manos de Neuer.

SCHALKE 2 -INTER 1

Schalke: Neuer; Uchida, Höwedes, Metzelder, Sarpei; Papadopoulos, Matip; Jurado (Schmitz, 87), Baumjojann (Draxler, 73); Raúl y Edú (Charisteas, 77).

Inter: Julio César; Maicon, Rannochia, Lucio, Nagatomo; Zanetti, Motta; Stankovic (Pandev, 45), Sneijder (Coutinho, 80); Eto'o y Milito.

Goles: 1-0: min 45, Raúl, 1-1: min 49, Motta, 2-1: min 81, Höwedes.

Árbitro: Damir Skomina (Eslovenia) amonestó a Lucio, Rannochia, Raúl, Papadopoulos, Schmitz.

Incidencias: partido de cuartos de final de la Liga de Campeones disputado en la Veltins Arena de Gelsenkirchen ante 53.000 espectadores. El Schalke pasa a semifinales, con un marcador total de 7-3.

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Con el agua más que al cuello, el Inter no se salió airoso. Solo el empuje, más con las líneas que con el balón, le dio la satisfacción de la noche, bien escasa si se tiene en cuenta el DNI de los clubes y el talonario. Sneijder lanzó un saque de esquina y Motta, atento al desenlace, la envió a la red. Una diana sin historia. La hazaña corría por parte del Schalke, incómodo por no completar la fiesta. Y Höwedes lo arregló. Primero con un gol que se celebró pero que no se concedió por fuera de juego, y después, tras un pase en profundidad de Raúl, siempre al quite, un tanto que desató el Veltins Arena. Argumento suficiente para que el Inter, por más que sacara a Pandev y Coutinho, un rematador y un creador, se diera por vencido. Buscaba el milagro el Inter y se topó con la ley de Raúl, que ahora enfila hacia la defensa del Manchester United, la menos goleada en el torneo con tres tantos.

Protagonista en Valencia en los octavos de final y por partida doble ante el Inter, el 7 se encumbró de nuevo en Europa, con una muesca más a su colección inigualable de goles (71) y con un dato aclaratorio: corrió 11,4 kilómetros, más que cualquiera de sus compañeros. Acabado el encuentro, Raúl se quitó la elástica y se mezcló con los aficionados, como si fuera uno más, para celebrar el contundente triunfo sobre el antiguo campeón y el pase del Schalke a las semifinales por primera vez en su historia, para festejar, también, que tras solo unos años era su noche en la Champions.

Raúl, rodeado de aficionados, celebra la victoria en la grada tras el partido
Raúl, rodeado de aficionados, celebra la victoria en la grada tras el partidoKAI PFAFFENBACH (REUTERS)

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