La onda expansiva de Oxlade-Chamberlain

Acababa de renovar con el Southampton, pero la oferta del Arsenal (17,3 millones) era tan jugosa para el club como para el futbolista, la nueva perla del fútbol inglés. Algo que le importaba poco a Nigel Adkins, entrenador de los Saints, reacio a venderlo, por más que su opinión fuera secundaria. Alex Oxlade-Chamberlain (Portsmouth, Inglaterra; 1995), siempre de ideas fijas, decidió resolver el entuerto por la vía rápida; entró en el despacho del técnico y le explicó que oportunidades como esa no se dan cada día. "Le expresé mis sentimientos", revela el extremo, una bala de difícil detención; "y le dije que podía pasar otro año en la Championship [Segunda División], pero que lo creía inoportuno porque podía lesionarme y perder la oportunidad". Para Alex no había vuelta de hoja; Arsène Wenger ya le había convencido -le ofreció contrato con el primer equipo- y poco le importaba que le comparasen con Bale -al Tottenham con 17 años- o Walcott -al Arsenal con 16-, con quien pelearía por un puesto. Ahora parece habérselo ganado. "Al principio del curso no estaba preparado", cuenta Wenger. "Pero en poco tiempo se ha convertido en un jugador importante que puede marcar la diferencia". Así se lo aclaró al Blackburn (7-1) con dos goles y un partido para enmarcar, habilidoso como pocos en el quiebro, sprinter por definición y más que notable en el último pase.

Para Alex el fútbol tiene apellido y siempre fue una obligación. Resulta que su padre, Mark, defendió al Stoke y al Portsmouth, entre otros, y llegó a ser internacional en ocho ocasiones bajo el mandato del fallecido Bobby Robson. Y su tío, Neville, toda una institución en el Port Vale, también defendió el Stoke en siete ocasiones. No es de extrañar que su hermano pequeño, Cristian, también defienda al Portsmouth. La trascendencia de continuar con la saga se vio hace unos años, cuando el London Irish, equipo de rugby, le hizo una oferta. No en vano, en su instituto no se practicaba el fútbol y sí rugby y el críquet. "El balón oval se me daba bien", reconoce; "jugaba de ala o zaguero, pero ni el Southampton [donde estaba desde los siete años] ni mi padre estaban de acuerdo en que hiciera las pruebas". Parece que acertaron. En marzo de 2010, Alex debutó con el primer equipo de los Saints y varios meses después le ofrecieron un contrato del primer equipo. Al tiempo, los agentes del jugador hicieron de altavoz y se sugirió un interés del Barça, cosa que desde el propio club desconocían. Pero sí que le quiso, y a toda costa, el Arsenal. "Dicen que es joven, que podría pararse como Walcott", expresó entonces su padre; "pero yo a Theo le veo un gran futbolista y creo que Alex como gunner puede desarrollarse en plenitud". Tanto es así, que ya suena para la Eurocopa. "¿Les sorprendería?", dijo tras arrollar al Blackburn Wenger; "a mí, no".

Desde el Emirates, ya se desliza que, si no mejor, Oxlade-Chamberlain es más completo que Walcott. Entre otras cosas, porque Theo es muy irregular y solo sabe jugar pegado al costado. Alex, aunque también grapado a la banda por decisión técnica, tiene pase. "Jugué toda mi vida en el centro del campo", desvela el futbolista. Lejos quedan los murmullos de que se iría cedido en el mercado invernal, toda vez que el equipo decidió fichar a Henry, curiosamente, su ídolo de chico. "En los últimos meses, ha dado un gran paso. Juega para el equipo y no solo va hacia arriba, sino que defiende y aprende muy deprisa. Es un guerrero con personalidad, mucho más maduro de cuando llegó", convino Wenger, feliz por sus dos goles -los primeros en la Liga, aunque ya marcó en la Champions ante el Panathinaikos- y por el hat-trick, como no, de Van Persie. Arteta y Henry completaron la goleada. Pero nadie brilló tanto como Oxlade-Chamberlain. "Estoy impresionado", señala Fabio Capello, el seleccionador inglés; "es un jugador muy interesante y puede tener su oportunidad en los próximos amistosos". Wenger recoge el testigo: "Por ser joven parece que no puede ir con Inglaterra, pero no lo veo así; ahora tiene un gran nivel".