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Reportaje:Otra cumbre para el deporte español

Tras los pasos de Jordan

Kobe anhela el carisma y los seis títulos que logró la gran estrella de Chicago Bulls

Tres de la madrugada. Pau Gasol recibe un e-mail: "Prepárate para jugar a tope mañana". Se lo envía Kobe Bryant, un fanático del entrenamiento poco antes de uno de los últimos partidos de la final. El 24 de los Lakers no se pierde un encuentro desde el 7 de marzo de 2007, cuando fue suspendido por una agresión a Marko Jaric. Esta temporada ha vuelto a dislocarse, como hace un año, un dedo de la mano derecha. Cuando sufre algún percance, reacciona intensificando su juego. "Se transforma en el jugador más agresivo que he conocido", cuenta el médico del equipo, Gary Vitti, que lleva 25 años con los Lakers.

Durante los play offs, la cosa ha ido más. Las hijas de Kobe le compararon con el Gruñón de Blancanieves y los siete enanitos. La ansiedad por ganar el anillo le hizo perder el humor. Necesitaba ganarlo. Las pullas de Shaquille O'Neal, que, tras abandonar los Lakers, le acusó de ser incapaz de demostrar su carácter ganador, reflejan lo que muchos le reprochaban también: su egoísmo, su incapacidad para pensar en el equipo.

"Es muy agresivo en la pista. Asume mucha responsabilidad y le gusta", le define Gasol

Alonzo Mourning, la antigua estrella que ayudó a Miami a conquistar el título en 2006, explica: "A decir verdad, Phil Jackson ya no tiene nada más que hacer que pedir los tiempos muertos. Del resto se encarga Kobe. Es él quien dicta las órdenes necesarias para llevar adelante la misión del equipo. Es evidente el nivel de comunicación al que ha llegado con sus compañeros".

Jackson dice que Kobe cambió su actitud hace dos temporadas, poco después de reconsiderar su petición de ser traspasado. "Había vuelto a competir por el título de máximo anotador. Cuando regresó de las vacaciones, le dijimos: 'No puede ser que este tipo de situación se repita. Deseamos una mayor implicación de todo el equipo en el juego". La transformación fue evidente. Will Perdue, un antiguo compañero de Michael Jordan en los Bulls, observa: "Se ha dado cuenta de que, por más grande que sea, no puede conquistar el mundo él solo".

"Es nuestro líder. Es muy agresivo en la pista. Asume mucha responsabilidad en el juego y le gusta hacerlo. En los Juegos Olímpicos competí contra él y en la pista no tiene amigos. Le gusta ganar no importa cómo ni contra quien", comenta Pau Gasol. Desde que alcanzó su último título, en 2002, Kobe había disputado otras dos finales y las había perdido. Un varapalo para una estrella como él, que hasta 2008 nunca había sido el mejor jugador de la NBA y que hasta el duelo con los Magic tampoco había sido elegido el mejor de la final, dado que ese privilegio siempre quedó reservado para Shaquille.

Tras haber dado un golpe de imagen extraordinario con su ascendente sobre la selección que ganó el oro olímpico, Kobe ha cuadrado la temporada perfecta. Ahora, a los 30 años, puede empezar a soñar con igualar los seis anillos del hombre de referencia, se quiera o no se quiera, que no es otro que Michael Jordan. El número uno de todos los tiempos no logró su primer anillo hasta que cumplió los 28 años y el último lo consiguió, tras regresar de una retirada prematura, cuando tenía 34.

La duda es si Bryant podrá continuar resistiendo el asalto de los jóvenes por los que pasa el futuro de la competición, como LeBron James, Dwyane Wade, Carmelo Anthony y compañía.

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