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Crónica:BARCELONA 1 - ESPANYOL 0 | 14ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Un penalti como trofeo o como excusa

Una jugada polémica resuelve un partido bien disputado por el Espanyol y mal jugado por el Barça

Ramon Besa

Un penalti tan bien ejecutado como discutiblemente señalado resolvió un derby muy ñoño y plano, malo de solemnidad futbolísticamente. Mal asunto cuando un partido se explica a partir de una decisión arbitral, y más si se trata de una contienda de rivalidad como la de ayer en el Camp Nou. La decisión de Iturralde servirá al Espanyol de coartada para justificar su derrota después de un interesante ejercicio futbolístico. Poco más pudo hacer en la cancha, razón de más para sentirse timado. Los blanquiazules combatieron muy bien a un Barça estresado y a menudo ninguneado por los colegiados en el área rival, argumentos de sobra para no sentirse favorecido por el pito de Iturralde. Aunque siempre expuso más que el contrario, el penalti le vino estupendamente en un encuentro de mínimos. No jugó bien ayer, como ya viene pasando de vez en cuando en los encuentros con mucha carga ambiental como los derbies.

BARCELONA 1 - ESPANYOL 0

Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Puyol, Maxwell; Xavi, Touré (Busquets, m. 83), Iniesta; Pedro (Keita, m. 59), Ibrahimovic (Bojan, m. 74) y Henry. No utilizados: Pinto; Márquez, Abidal y Chigrinski.

Espanyol: Kameni; Roncaglia, Pareja, Ruiz, Chica; Forlín, Baena (Márquez, m. 45); Luis García, Verdú (Callejón, m. 45), Corominas (Sahar, m. 74); e Iván Alonso. No utilizados: Cristian Álvarez; Pillud, Juanjo y Nakamura.

Gol: 1-0. M. 39. Ibrahimovic, de penalti.

Árbitro: Iturralde González. Expulsó a Banea (m. 94) y amonestó a Forlín, Chica, Ibrahimovic y Puyol.

84.554 espectadores en el Camp Nou. La madre de Messi le entregó el Balón de Oro al jugador para que lo ofreciera a la afición.

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A Pochettino le interesaba trampear el partido, evitar que la pelota circulara de manera fluida en el Barça, acentuar si acaso el derby, su versión más guerrillera. Así que el Espanyol formó con un equipo muy físico y directo, agresivo en defensa y espabilado en ataque, sobre todo porque los jugadores de la segunda línea eran balines, pendientes siempre del poder aéreo de Iván Alonso y del pase de Verdú. Reducidos los dos volantes, Xavi e Iniesta, y ausente Messi por lesión, el Barcelona se quedó sin línea de pase ni ritmo, a disgusto en el campo, enganchado al suelo más que a la pelota. A falta de espacio, no les quedó más remedio a los azulgrana que encomendarse a Ibrahimovic y procurar ser selectivos en el tiro a portería ganado por la presión o concedido por desatenciones defensivas del adversario. El partido se alargó mucho precisamente por la falta de puntería del Barça en las contadas ocasiones que alcanzó el área de Kameni.

Al Barça siempre le ha costado vencer la resistencia de equipos que cierran bien como el Espanyol. No tiene los recursos de los equipos convencionales, como por ejemplo el remate de media distancia o el poderío aéreo. A cambio, dispone de futbolistas geniales como Ibrahimovic, decisivo en la mayoría de maniobras, ayer de nuevo determinante. El sueco profundizó para Xavi y el interior se cayó antes de ir a por la pelota ante la marca de Baena. Al árbitro le dio por señalar penalti como podía no haber pitado nada. No perdonó Ibrahimovic para desdicha del Espanyol, abatido por una decisión muy discutible, por más que su juego se inspirara en el cuerpo a cuerpo.

Alcanzado el descanso, a Pochettino no le quedó más remedio que corregir la alineación y excitar el partido. Acertó el técnico blanquiazul porque el Barcelona perdió su sitio en la cancha, no encontró el balón y no le quedó más remedio que encomendarse con reiteración a Valdés, tan exigente como resolutivo.

Avanzó líneas el Espanyol y retrocedió malamente el Barça, que no tuvo percha a la que agarrarse para evitar el atropello y el desorden. La contienda se puso muy peligrosa para los azulgrana, imprecisos en la elaboración y excesivamente pusilánimes. Aún a riesgo de desfondarse por su entrega sin reservas, los españolistas fueron cargando su línea de ataque mientras la hinchada azulgrana se desentendía del equipo, incapaz de ofrecer nada bueno, y se entregaba a los cánticos de rigor en el derby: "¡A Segunda!".

Los culés saben muy bien que al Espanyol le encanta hacer la puñeta al Barcelona. No hay partido que le motive más últimamente que el del Camp Nou, un estadio en el que había puntuado en cuatro de sus últimas cinco visitas. Ya pasó hace tres años con Tamudo y la temporada pasada con De la Peña. Anoche, sin embargo, no tuvo ningún héroe para repetir victoria, desvencijado y desnaturalizado como llegó al estadio azulgrana, necesitado de munición más que de juego.

El interés del Espanyol por el partido contrastó con la apatía de un irreconocible Barça, que dejó pasar el tiempo como pudo, sin llegar ni rematar al área, confiado en que un penalti como el que le concedió Iturralde bien merecía una defensa en toda regla. Y, al final, le alcanzó. El penalti fue el mejor trofeo para el Barça y la excusa perfecta para el Espanyol.

Alves se escapa de Baena.
Alves se escapa de Baena.VICENS GIMÉNEZ

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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