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Reportaje:

"No podíamos pedirle que se controlara"

El Madrid asume la "situación límite" vivida con Portugal por Cristiano, que trabajará siete horas diarias para recuperarse del tobillo

Eleonora Giovio

Nada más salir de la clínica La Moraleja, el domingo por la tarde, Cristiano Ronaldo se fue a Valdebebas para empezar la recuperación del tobillo lesionado. El portugués se pasa una media de siete horas diarias en la ciudad deportiva del Madrid, en sesión de mañana y tarde, dividido entre las manos de los fisios, de los médicos y las bolsas de hielo. Para el reposo está su casa. Tan seguro de sí mismo como es habitual, el delantero ha asegurado que acortará a la mitad el tiempo de baja -según los médicos, un mes-, pero en el club creen que esta vez su capacidad de sacrificio no podrá hacer milagros. "Si hubiese sido a final de temporada, como lo de Iniesta en el Barça por ejemplo, habría sido diferente. Lo tiras a la cancha y que dure lo que dure. Te la juegas y, si sale mal, por lo menos tiene el verano para recuperarse", explica un dirigente del Madrid.

En la dirección deportiva del club no están enfadados con Portugal -a ellos también les interesa que su máxima estrella juegue el Mundial-. Lamentan, eso sí, esos 20 minutos de partido que disputó Cristiano, pues dieron al traste con todo el trabajo de recuperación hecho hasta ese momento. Aun así, entienden primero que, frente a la FIFA, no tienen autoridad para presionar a ninguna selección y, sobre todo, que era una situación límite y que poco podían hacer con "las ganas" que tenía Cristiano para ser de la partida y la "ansiedad" del seleccionador y de sus colaboradores para que finalmente jugara contra Hungría.

No había pacto entre unos y otros. El Madrid se limitó a enviar al cuerpo médico luso todos los informes y las advertencias sobre el tobillo del jugador. "Sabían lo que había", repiten en el club. Pero quiso jugar y jugó. Queiroz se limitó a pedirle que le advirtiera si notaba alguna molestia, tal y como pasó. Cristiano hizo una prueba el día antes y les dijo a los médicos que se sentía cómodo, subestimando quizás la intensidad a la que jugaría al día siguiente. Un partido en el que está en juego ir o no al Mundial no es lo mismo que un entrenamiento.

"No se le podía pedir que se controlara o que descansara. Si no juega y Portugal pierde, se le habría venido encima el país entero. Es una presión demasiado grande. Estaba en una situación límite y salió mal porque su tobillo no aguantó la intensidad. El partido demostró que no estaba para jugar porque la lesión no es nueva, ni ha sido por un golpe ni por una torcedura, pero es algo que no puedes decir antes", asumen en la dirección deportiva. Manuel Pellegrini -ha intentado dosificarle en el inicio de la temporada haciéndole jugar 521 minutos de los 720 disputados- no quiso arriesgarse a que viajara a Sevilla y, seis días después, fue Cristiano quien quiso arriesgarse. Ahora quiere arreglarlo con siete horas diarias de trabajo.

Cristiano Ronaldo, tras recaer de su lesión el pasado sábado.
Cristiano Ronaldo, tras recaer de su lesión el pasado sábado.AFP

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de deportes, especializada en polideportivo, temas sociales y de abusos. Ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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