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Reportaje:

La rabia de Valverde y Pereiro

Los mejores corredores españoles, asfixiados por la penitencia que está cumpliendo el ciclismo por todos los desvaríos pasados

Carlos Arribas

Un par de policías británicos intentan explicar a un par de periodistas españoles cómo llegar a la sala de prensa de la Dauphiné Libéré. Aquéllos se encuentran en la carrera ciclista francesa para ver cómo funciona el dispositivo con vistas al prólogo del Tour, en Londres el 7 de julio; éstos, para ver qué cara van teniendo los corredores. Su breve encuentro no es, sin embargo, la única señal de que el Tour se acerca; ni la contrarreloj de hoy, el último ensayo general con público de Vinokúrov, Valverde, Menchov y compañía; ni tampoco la subida de mañana al Mont Ventoux, de resonancias míticas.

También habla de la proximidad del Tour la reunión de hoy, en la que los directores de los equipos intentarán llegar a un acuerdo para elaborar, si procede, una lista negra de los indeseables que, por su presunta implicación en la Operación Puerto, no deberían correr en Francia; o las llamadas del director del Tour al patrón, francés, del equipo de Valverde advirtiéndole de que, si participa, el murciano será sometido a una presión tremenda, a controles antidopaje diarios, a periodistas hambrientos, al agobio permanente; o el clima acelerado de confesiones, denuncias, sentencias, reescritura de la historia..., que ha generado una atmósfera en la que a Valverde y su compañero Pereiro les cuesta respirar a gusto. Y quizás la rabia que les quema no sea el mejor estado de ánimo para pensar en el Tour.

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"Ya sé lo que me espera", dice Valverde, quien nunca ha dudado de su participación en el Tour y de que, por fin, después de dos abandonos por caída, este año llegará a París en bicicleta. "Pero qué más controles va a haber, bastantes tenemos ya. ¿Vamos a estar meando todo el día? La prensa, sobre todo la francesa, va a estar todo el día encima, pero de donde no hay no se puede sacar".

Contra Valverde hay, entre los papeles de Eufemiano Fuentes, una inscripción, Valv.Piti, asociada a un número, el 18, en una lista de existencias de sangre en 2004, cuando Fuentes era el médico del Kelme, el equipo entonces de Valverde. Una cita que la Guardia Civil consideró insuficiente para incluir su nombre en el informe. Una prueba, sin embargo, que el Tour considera merecedora de una acción del murciano para demostrar su inocencia. Lo que le sume en la perplejidad. "¿Cómo voy a demostrar nada? ¿Qué quieren que haga? Si le pido al juez que me deje dar mi ADN, se ríe de mí en la cara. Me dirá: '¿Pero por qué? Si no estoy buscando nada contra ti...", asegura. "Si no estoy en la Operación Puerto, no estoy. No sé lo que quieren los del Tour. De Basso tenían cosas. Y ha pagado. De Ullrich, igual. Pero yo no estoy... Si estás, te fastidias y lo asumes, pero, si no...".

"Los del Tour están pasando por encima de todas las reglas. Respeto el Tour, me gusta, pero es difícil prepararlo con la cabeza centrada con todo lo que se está leyendo. A ninguno se nos pasa por la cabeza que Valverde no vaya a estar en el Tour. Es algo de lo que ni hablamos; que sale en la prensa, sí, pero también salía que mi perro se llamaba Pepe...", añade Pereiro.

Pereiro, que saldrá con el dorsal 1, pero al que la carrera aún no ha reconocido como ganador de 2006 pese a haber borrado ya a Landis del palmarés, es más rotundo que su amigo para expresar los sentimientos en que le ha sumido el año en el que el ciclismo está cumpliendo la penitencia de tantos desvaríos del pasado: "Yo no puedo demostrar que soy inocente de nada. Que demuestren ellos, que me tienen localizado y me hacen pasar controles y más controles, que soy culpable de algo".

"Del ciclismo sólo se da y se investiga la mierda, lo más triste de todo. Me gustaría que investigaran otros deportes y nos dejaran un poco tranquilos", continúa Pereiro; "todo esto me quita la ilusión. De qué me vale prepararme bien si todos van a pensar que rindo por lo que rindo..., si los que ganan son sospechosos. Si gano es porque voy hasta arriba y si reviento me machacan por malo. El ciclismo ha cometido 50.000 errores, pero es el único deporte en el que al que se pasa le pillan".

Pereiro confiesa que esta primavera ha estado en un tris de dejarlo todo, de olvidarse del ciclismo para siempre. Valverde, que parece haber perdido el optimismo vital que le hacía flotar sobre los problemas, no llega a tanto, pero por primera vez se expresa con tristeza. "El ciclista se está cansando. Y, si no hay ciclistas, no hay ciclismo. Es que vamos por la calle y la gente nos mira como si fuéramos delincuentes", cuenta el mejor ciclista del mundo en 2006. "Y la rabia, esta rabia, no ayuda nunca. Es difícil... Los medios, siempre presionando. Todo está complicado. Es el momento de decir: 'Pom, se ha terminado. Vamos a hablar de lo que se hablaba antes: de las montañas, de las carreras. Es de lo que hay que hablar. Es lo que el ciclismo tiene que vender, no toda esta mierda. Esto es una mierda".

Y el 7 de julio, el Tour.

Óscar Pereiro (a la izquierda) y Alejandro Valverde.
Óscar Pereiro (a la izquierda) y Alejandro Valverde.EFE

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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