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Reportaje:

La rápida vida de Rojas

El ciclista sufre un atropello y deberá olvidarse de la Milán-San Remo

Carlos Arribas

Hace unos días, el director del Caisse d'Épargne, Eusebio Unzue, proclamó que el jovencísimo sprinter murciano José Joaquín Rojas, de 21 años, sería la gran baza de su equipo en la Milán-San Remo, el Mundial de primavera, que se disputa mañana. Ayer, un teletipo datado en Alcantarilla (Murcia) informaba de que el mismo Rojas había sido atropellado por un coche cuando cruzaba por un paso de peatones el miércoles al mediodía, una vez terminado el entrenamiento. El casco quedó partido en dos, el ciclista sufrió una conmoción cerebral y una fuerte contusión en la zona lumbar. Rojas deberá pasar la Milán-San Remo en estado convaleciente. Pensando, con impaciencia, en el regreso.

Pero que no le hablen a José Joaquín Rojas del asunto de la incertidumbre en la vida del deportista profesional, tema que preocupa a todos los que viven de practicar deporte. No necesita que le cuenten cuitas, que le hablen de lesiones que cortan carreras prometedoras, de equipos ciclistas que desaparecen a mitad de temporada, de accidentes. Rojas, de Cieza, sabe de todo eso y de más aún.

José Joaquín tenía 11 años cuando su hermano Mariano, que iba para figura, se estrelló con su R-21

Por ejemplo, José Joaquín tenía 11 años cuando su hermano Mariano, un joven ciclista, alto, muy fino, mucha clase, que iba para figura en el ONCE, se estrelló con su R-21 y se mató unos días antes de participar en el que habría sido su segundo Tour. Fue testigo alucinado, un niño de grandes ojos, del desbordamiento de emociones, del funeral multitudinario, de decenas de ciclistas y famosos que pasaron por Cieza esos días.

El drama no pudo frenar su deseo loco de convertirse en ciclista, todo lo contrario, la avivó, la aceleró, le impulsó a quemar etapas. Rojas, cuentan en su equipo, es un hombre hecho deprisa, posee una madurez extraordinaria para su edad, ve las cosas muy claras. Carpe díem (vive al día) es el lema de los supervivientes, el lema del Lance Armstrong recién salido del cáncer. El lema de José Joaquín Rojas, a quien los incidentes (lleva cuatro caídas este año) parecen darle la razón cuando afirma que la vida es muy corta, que todo pasa muy deprisa, que lo que haya que hacer hay que hacerlo ya. Con valor, con arrojo.

Hace 10 días, Rojas consiguió su primer triunfo profesional, una etapa de la Vuelta a Murcia. Mañana mismo pensaba llegar al máximo en la Milán-San Remo. Aunque le cueste, aunque vaya contra su naturaleza, contra su experiencia vital, también tendrá que aprender a disfrutar de la paciencia.

José Joaquín Rojas, en la última Vuelta a Murcia.
José Joaquín Rojas, en la última Vuelta a Murcia.EFE

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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