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Las reglas del juego

Nadal arrolla a Sweeting y aprovecha para adaptarse a la pista de Melbourne

El resultado (6-2, 6-1 y 6-1 ante el estadounidense Sweeting en la segunda ronda del Abierto de Australia), fue lo de menos. Rafael Nadal salió a la pista, vio cómo el sol del verano australiano por fin le deslumbraba en los ojos, y se encontró con que a su rival le entraba una tiritona. Es el peso de debutar en la pista central de un torneo grande. Es la impresión de jugar contra el número uno del mundo. Es, claro, el peaje de los grandes escenarios, que Nadal hace pagar mientras aprovecha cada minuto, cada segundo, para repasar la lección y reaprender las reglas del juego. Jugó pensando en el futuro.

Primero, hubo un afán de prueba constante. El mallorquín, que en primera ronda no pudo entrar en ritmo por la retirada del contrario (el brasileño Marcos Daniel), ensayó tiros arriesgados, innecesarios para el nivel de la discusión presente, pero que serán fundamentales según avancen los partidos. Hubo derechas paralelas, el arma que siempre ha dado la medida de su juego. También, dos extrañísimas dejadas con las que intentó cortar el peloteo. Añadió restos de revés cruzado cuando Sweeting intentaba desplazarle de la pista con saques abiertos. Y en casi todas esas ocasiones, peloteos contra el número 116, el mallorquín pudo elegir otras opciones. Optó, sin embargo, por el camino más arriesgado: apostar por afilar armas en una situación controlada, mirando a los próximos contrarios.

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Luego, Nadal jugó todos los puntos. Puesto ante Sweeting, dimitido desde el inicio tras ser abandonado por su servicio, el español no renunció a su intensa receta. Ya con el primer break sumado (2-0) y lejos en el segundo juego al saque del estadounidense (40-0), siguió atento al marcador donde otros se hubieran desentendido. Eso da ritmo, agota al rival y manda un mensaje que escucha cualquier oído: aquí estoy, no me marcho, quiero este partido, y luego, el título.

Siempre, además, intentó ajustar el catalejo, adaptarse a las distancias. El español jugó puntos fabricados en el laboratorio, de pizarra. Usó, por ejemplo, un par de pelotas cortas al cuadro de saque para atraer a Sweeting a la red y buscar el pasante. Pareció medir así las líneas de la pista, y tanto interés puso en el empeño, tanto insistió en probar y probar, que hasta perdió un servicio cuando todo estaba decidido (6-2, 6-1 y 4-1).

Nadal jugará ahora con Bernard Tomic, que ganó a Feliciano López por 7-6, 7-6 y 6-3. Suben las exigencias, se mantienen los objetivos: forzar la máquina, buscar el límite. Prepararse, batalla a batalla, para ganar la guerra.

Nadal, durante el partido contra Sweeting.
Nadal, durante el partido contra Sweeting.GETTY

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