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Reportaje:Motociclismo | Gran Premio de Holanda

El rey manda callar a Stoner

Tras una impresionante remontada, Rossi supera al australiano y se apunta una victoria colosal, la tercera del año

Oriol Puigdemont

Ofendido por la irreverencia que ha exhibido Casey Stoner en el primer acto del campeonato, la mejor versión de Valentino Rossi emergió en La Catedral para sacudir a quienes vaticinaron que el joven australiano se daría otro de sus paseos subido a su Ducati, una flecha pintada de rojo que se había mostrado inalcanzable hasta la carrera de ayer. Rossi se adjudicó su tercera victoria de la temporada y de paso logró el triunfo número 150 de Yamaha en la categoría pesada. En un gesto calcado al que Raúl escenificó en el Camp Nou hace unos años, Rossi mandó callar a Stoner cuando cruzó bajo la bandera de cuadros. De esta forma reclamó el respeto que se merece el mejor motorista de la historia, al tiempo que le explicó a su rival más directo que deberá emplearse a fondo antes de celebrar su primer Mundial. Aun así, tampoco está claro que Stoner lo consiga. Si la Yamaha está calibrada a su gusto y no rinde muy por debajo de la Ducati, Il Dottore sigue siendo el más rápido de todos, y poco importa que, como le ocurrió ayer, arranque desde las catacumbas de la parrilla (undécima posición).

A cuatro vueltas del final, Rossi, que partió en el undécimo lugar de la parrilla, adelantó a Stoner
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Una vez que los neumáticos de su moto adquirieron la temperatura óptima de trabajo (vuelta 4) Rossi se arremangó y comenzó a adelantar a todo aquél que se fue encontrando en el camino. Cuando fijó su velocidad de crucero, medio segundo más rápida que la de los demás, se fue comiendo a ritmo de vértigo a todos sus oponentes. Un adelantamiento tras otro, Rossi escaló posiciones, firmando derrapajes para todos los gustos. Como si se tratara de un rodillo, fue enfilando pilotos hasta contactar con Stoner (vuelta 14). Hasta conseguir pegarse al colín del australiano tuvo que anotarse cinco vueltas rápidas consecutivas (de la 9 a la 13), lo que permite hacerse una idea de la comodidad con la que viajaba en su moto mientras salía enchufado a la caza del canguro de Kurri-Kurri. Cuando hubo conseguido lo más complicado, el corredor de Tavullia mantuvo el neumático delantero de su Yamaha pegado al trasero de la Ducati. Y entonces comenzó a jugar. Amparado en la potencia que esconde su moto en la panza, Stoner respiraba tranquilo en las rectas mientras que Rossi se le echaba encima en las curvas. Una y otra vez, el italiano le enseñó la rueda, como tratando de intimidarle, y le señaló el punto exacto en donde pretendía adelantarle: la frenada de la chicane que precede a la recta de meta.

Tras la remodelación que vivió el año pasado -su cuerda se redujo en más de un kilómetro-, la mayoría consideró que el embrujo que siempre había acompañado a Assen desaparecería. Sin embargo, la carrera de la temporada pasada se decidió en la última vuelta y, en este mismo punto, Nicky Hayden y Colin Edwards se tocaron, para suerte del primero y desgracia del segundo, que se dio un revolcón cuando sus mecánicos ya salían disparados para celebrar la victoria de su piloto. El adelantamiento de ayer no tuvo tintes tan dramáticos. Porque ninguno de los dos implicados acabó en el suelo, pero también porque se produjo a cuatro vueltas para el final. Rossi se pegó a Stoner al salir de la curva previa, metió su moto en un hueco interior que el australiano había desprotegido, y salió del zig-zag al mando de la carrera. Cuando se vio circulando en el que es su hábitat natural, al frente del pelotón, el aura de campeón que le acompaña comenzó a engrandecerse. Mientras el resto de pilotos se ven obligados a bajar el ritmo cuando comienzan a ir justos de neumáticos en las últimas vueltas, él es capaz de mantener el suyo sin apenas inmutarse, lo que supone un terrible mazazo para cualquiera, por más que sea el líder del certamen, se llame Casey Stoner y viaje subido a una Ducati prácticamente inalcanzable. Ayer ganó Rossi, aunque nunca antes se le había visto trabajar para ganar carreras como debe hacerlo este año. Se acabó la época en la que acumulaba victorias a base del talento que le sobra. A día de hoy, Rossi debe sudar los trofeos, y es por eso que le hacen especial ilusión cuando los consigue. Con el esfuerzo que exhibe cada vez que se sube a su moto, el italiano demuestra que no se conforma con ser el icono mundial del motociclismo moderno; lo que pretende es superarse a sí mismo. Cuando se ha disputado medio calendario, quien tiene más números de ganarlo es Stoner, pero el valor competitivo que le infunde Valentino Rossi es extraordinario.

Rossi se escapa de Stoner tras adelantarle a falta de cuatro vueltas.
Rossi se escapa de Stoner tras adelantarle a falta de cuatro vueltas.EFE

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