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Reportaje:Ciclismo

La sangre de los júniors

Los participantes en una prueba en Asturias se plantan unos minutos en protesta por una información sobre sus elevados valores hematológicos

Carlos Arribas

Hace dos semanas, el 5 de mayo, la Federación Española de Ciclismo organizó por primera vez controles de sangre en una carrera júnior (jóvenes de entre 16 y 18 años). A 46 ciclistas se les midió el nivel de hematocrito y hemoglobina, índices indirectos de posible dopaje con EPO. Uno de los corredores, de 17 años, mostró un hematocrito superior a 50, el nivel máximo autorizado, que, según sus padres, se debía a sus características genéticas. Los valores de una docena de ciclistas más también resultaron elevados, cercanos al tope de 50.

Estos números provocaron, de entrada, honda preocupación en los ambientes ciclistas. El jueves pasado, El Periódico de Catalunya publicó los datos y a ellos se refirió, mostrando su desaliento, Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte. Cuando se cumple un año de la Operación Puerto, los focos abandonan el ciclismo profesional y se centran en las categorías inferiores.

Como respuesta a todo ello, los directores de los equipos júniors que participaron ayer en Asturias en el GP San Claudio organizaron un acto de protesta. Alrededor de un comunicado firmado por 28 de los 31 equipos participantes, los responsables de los equipos obligaron a descender de la bicicleta a sus corredores en la salida durante unos minutos. "Nuestra principal intención era apoyar al joven que quedó excluido en Santander y a su equipo. Hemos repartido una nota de protesta por esos artículos en los que se meten con chavales con datos que no son correctos. Hablan incluso de consumo de sustancias prohibidas. Y estamos hartos de que en vez de ciclismo se hable siempre de lo mismo", explica Juan José Sanz, del equipo de San Sebastián de los Reyes. "Los valores elevados pueden deberse al estrés, a la deshidratación... ".

"Los chicos no tienen culpa, y tampoco tendrían dinero para pagar los tratamientos, pero a veces los padres tienen más ansiedad y más necesidad de que triunfen que ellos mismos", explica un conocedor del sector. "La mayoría de los padres les pagan, por ejemplo, un preparador individual".

Otros responsables médicos de categorías inferiores hablan de que en juveniles es normal que los valores sean más altos que la media por simples factores fisiológicos. "Pero no hay ningún estudio que avale esa tesis", responden al unísono el fisiólogo Alejandro Lucía y Mario Zorzoli, uno de los responsables del control de salud de la Unión Ciclista Internacional (UCI). "Quizás sean un pelín más altos, porque cuanto más se entrenen más se produce el fenómeno de la hemodilución, que hace descender el hematocrito, pero no tanto". En la UCI, además, cuentan con datos sobre los controles en 2006 que señalan que España es uno de los países más tocados, más preocupantes en cuanto a sus categorías inferiores.

Una buena forma de comprobar la validez de los datos habría sido organizando un seguimiento y aunque en un principio la federación se había planteado un control ayer en Oviedo, finalmente desistió. "Para que un control sea efectivo tiene que hacerse por sorpresa, y los equipos estaban muy avisados", dicen fuentes federativas.

En los controles efectuados en ciclistas sub 23 en la Vuelta al Bidasoa los valores fueron mucho más bajos, mientras que en el GP Macario, de aficionados sin límite de edad, se disparaban. Un ciclista de 32 años superaba el límite de 50.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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