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Reportaje:LA TRASTIENDA DEL 'CIRCO' | MUNDIAL DE F-1 | Gran Premio de Singapur

Un socorrista al volante

El sudafricano Van der Merwe conduce el coche médico que atiende a los pilotos

Oriol Puigdemont

Para Alan Van der Merwe (Johanesburgo, Sudáfrica; 1980), el Gran Premio de Hungría de fórmula 1 de hace dos años fue eso que los anglosajones definen como una wake up call, algo así como una llamada de aviso. Como en cada carrera desde hace tres temporadas, el sudafricano estaba al volante del coche médico que la Federación Internacional del Automóvil (FIA) dispone para que los pilotos accidentados reciban asistencia tan pronto como sea posible. Aquel sábado, durante la sesión cronometrada, debió salir a la pista porque alguien se había estrellado contra las protecciones en la cuarta curva de Hungaroring. Cuando llegó al lugar del siniestro se encontró con el Ferrari de Felipe Massa incrustado en la barrera y con el habitáculo del monoplaza lleno de sangre.

Antes fue campeón de la F-3 británica y ha llegado a correr a 431 km/h

"En teoría estaba preparado para eso, pero cuando vi el mono de Felipe tan ensangrentado me quedé helado. Fue solo un segundo, porque inmediatamente reaccioné y comenzamos el procedimiento para sacarle de allí", reconoce este excampeón de la F-3 británica (2003), que nunca hubiera imaginado terminar como conductor de la ambulancia más rápida del mundo. "Llevaba más de seis años sin hablar con mi agente y un buen día sonó el teléfono. Pensé que se había equivocado, pero me comentó que Charlie [Whiting, el comisario técnico de la FIA], buscaba a alguien que pilotara el coche médico".

Las prestaciones de este Mercedes C63 AMG no llegan a las de un bólido de F-1, pero tampoco están demasiado lejos: su propulsor es un v8 de 6,2 litros de cubicaje que rinde 487 caballos y le permite acelerar de 0 a 100 kilómetros en poco más de cuatro segundos. Esas cifras impresionan a la mayoría de mortales, dejando a un lado a los pilotos profesionales y a los que, como VDM (las siglas que le identifican en la F-1), han rodado a más de 400 por hora. "Fue hace ya algunos años, en las salinas de Bonneville, en un proyecto con BAR Honda. Llegué a 431 km/h", recuerda esta especie de socorrista, que se pasea por los circuitos con Gary Hartstein, el doctor que le acompaña como copiloto, además de dos médicos de cada país que visitan, y un arsenal de artilugios médicos compuesto, entre otras muchas cosas, de un desfibrilador y un respirador artificial.

"Como es lógico, en estos tres años he ido aprendiendo conceptos médicos, pero que quede bien claro que no estoy calificado para atender a nadie", puntualiza Van der Merwe. "Básicamente, llevamos todo lo necesario para reanimar y estabilizar al paciente, pero nuestro principal objetivo es trasladarlo cuanto antes a la ambulancia o al helicóptero", zanja este forzudo piloto con pinta de gimnasta, mucho más tonificado que la mayoría de las actuales estrellas que de vez en cuando debe ir a auxiliar.

Van der Merwe, junto al coche de asistencia.
Van der Merwe, junto al coche de asistencia.O. P.

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