"No soy un incapaz"

Gregorio Manzano regresó al Atlético "embargado por la emoción". No pareció afectarle lo más mínimo ser el cuarto plato, por detrás de Luis Enrique, Rafa Benítez y Joaquín Caparrós. Tampoco, que el club le impusiera como segundo a Juan Vizcaíno en vez de Gonzalo Hurtado, su fiel escudero desde 2001, cuando llegaron de la mano al banquillo del Rayo Vallecano. Ni siquiera le amargaron las malas vibraciones que provocó su fichaje entre la hinchada, que no guarda un grato recuerdo de su labor al frente del equipo en la temporada 2003-2004. "¿Por qué tanta negatividad? A los aficionados les pido que confíen en mí como yo creo en mí. No les voy a engañar". Sin embargo, una hora después de dar la cara, se escabulló por los recovecos del estadio Calderón tras una puesta en escena marcada por la tensión.

Más que una presentación tradicional, caracterizada por su ligereza, fue un duelo al sol en toda regla. "Llevo 12 años entrenando ininterrumpidamente y no creo que mi llegada se pueda malinterpretar. Mi trayectoria es la que es. Otra cosa es que haya quien intente confundir diciendo que mi agente es Manuel García Quilón. ¡No hay una situación rara! ¡Nos conocimos cuando dirigía al Talavera [1996-1998]!", inició su defensa Manzano, que comparte representante con su antecesor, Quique Flores, o con Gabi, del que confirmó su vuelta al club en que se formó después de tres cursos en el Zaragoza.

Solo contra el mundo hasta que los responsables del Atlético dieron por concluida la comparecencia unilateralmente, Manzano adelantó que la cantera tendrá un papel relevante en un equipo que deberá reducir su presupuesto un 20%, de 125 a 100 millones. El preparador, que se vio con los fichajes cerrados (a falta de la confirmación oficial) de Silvio y Miranda, dos defensas de la órbita de Jorge Mendes, añadió que la plantilla "ya está hecha al 80% o el 90%, contando a De Gea y Agüero".

"Tengo validez. No soy un incapaz. No hay nadie en esta mesa que lo sea", se despidió Manzano en su primer día de trabajo. A su lado se sentaban el presidente, Enrique Cerezo, y el director deportivo, José Luis Pérez Caminero, que le acompañaron, pero hicieron voto de silencio.