Un sufrimiento y 16 retiradas
Murray bordea la eliminación y Nadal gana tras el abandono de Mahut
¡Qué gritos los de Andy Murray! ¡Qué ladinas sus sonrisas en los golpes de suerte! ¡Qué cerca su derrota y cuántos sus sufrimientos, sus penalidades ante el holandés Haase! Fue 6-7, 2-6, 6-2, 6-0 y 6-4 para el británico, pero ese resultado no cuenta cómo el número cuatro ve llegar a Haase como la marea de la luna llena, imparable, sin freno ni dique que le contenga. Ocurre en la cuarta manga. Murray gana 4-0...y, de repente, se ve con la ventaja perdida y peleando a cara de perro. Sus aullidos del final, su sonrisa despectiva tras salvar un punto fundamental con una pelota que toca en la red y despista a su contrario, son el resumen de su tortura. El escocés quedó vivo para luchar otro día. Castigado el cuerpo por el partido, y aún así, en la tercera ronda, donde le espera Feliciano López.
Nicolas Mahut no pudo decir lo mismo. A mitad de su encuentro contra Rafael Nadal, cuando ya ha agotado su panoplia de subidas a la red, cuando ya ha consumido su libreto de saques, cuando ya lo ha intentado todo y de nada le ha servido, su cuerpo dice basta. Fue 6-2, 6-2 y retirada, la decimosexta en el torneo, que sufre una imparable sangría de bajas, tanto aprieta el calor, tanto quema el cemento, tanto pesan en las piernas y las articulaciones cinco sets de juego en el último grande del año. El número dos mundial, mejorado con respecto a su estreno ante Golubev, jugará ahora contra el argentino Nalbandian, que seguro que dejará puntos para el recuerdo. "Será un rival peligrosísimo", valoró el mallorquín. "He jugado ya encuentros durísimos contra él. Es muy buen jugador. Será un gran test para mí".
En Nueva York ya solo quedan exámenes complicados. El torneo avanza hacia la segunda semana y ya toma formas serias. David Ferrer, el número cinco mundial, derribó 6-4, 6-4 y 6-4 al estadounidense Blake. Feliciano López hizo lo mismo (5-7, 6-4, 7-6 y 7-6) con el canadiense Pospisil. Al toledano le espera ahora Murray, el tenista de los sufrimientos. Cuidado, se dirá el británico: los españoles lanzan mordiscos en la Gran Manzana.
