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HISTORIAS DE UN TÍO ALTO | BALONCESTO
Columna
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La temporada más extraña

Gracias a un calendario apretado, a la extravagancia del descanso entre temporadas y a las consecuencias que pueden suponer para un equipo de baloncesto poner el pie adecuado en el sitio inadecuado, acertar quién ganará la NBA en 2012 conlleva un tremendo riesgo de equivocarse. Esta temporada será tan impredecible como una mosca común cabreada, pero el hecho de que sepamos muy poco acerca de quién se llevará el título, es una muy buena noticia. Paradójicamente, la temporada promete ser tan interesante como cualquiera que nos venga a la memoria, y todo gracias a lo que seguramente será una extraña interacción entre el número excesivo de partidos y los distintos niveles de preparación.

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Por ejemplo, plantéense lo siguiente: los Timberwolves de Minnesota del joven Ricky Rubio inaugurarán la temporada con siete partidos en 10 días, incluida una serie consecutiva que les llevará a jugar en Washington, Toronto, y en casa contra Derrick Rose y los Bulls de Chicago.

En un año normal, esto probablemente quebraría el espíritu del equipo de una forma mucho más eficaz que una maldición de vudú pronunciada por el fantasma de Pol Pot durante el descanso de un partido de febrero en Milwaukee. Pero esta temporada, ¿quién sabe? A lo mejor la incipiente carrera de Kevin Love como jugador de voleiplaya le ha permitido mantenerse en mejor forma que todos los demás de la Liga. A lo mejor Michael Beasle estuvo viendo a un terapeuta durante el descanso. A lo mejor sus 17 cenas veraniegas en el Xalet* han convertido a Ricky Rubio en un futuro MVP, o jugador más valorado.

Lo más probable es que no, pero no lo sabemos a ciencia cierta. Lo que sí sabemos sobre esta temporada es que no va a ser amable con las rodillas deterioradas y las espaldas en mal estado. Los equipos que más probabilidades tienen de ganarlo todo (Miami, Chicago, Oklahoma City, Dallas, Lakers, y a lo mejor Denver y Portland) son los que no están acosados por ningún ascendente numérico. A todos nos gustaría que Boston y San Antonio tuvieran otra oportunidad, pero ¿apostarían a que Kevin Garnett, Ray Allen, Tim Duncan y Manu Ginobili sobreviven hasta final de curso con sus cuerpos intactos?

(Y hablando de apostar por equipos con dudosas perspectivas, ¿qué me dicen de esos Clippers? Magnífica jugada lo de fichar a Chris Paul, ¿no? Bueno, excepto por ese mismo calendario apretado y la maldición que pesa sobre los Clippers, y, ¡ah sí!, la rodilla quirúrgicamente reparada de Chris Paul. La otra estrella de los Clippers, Blake Griffin, también se rompió la rótula en una ocasión).

Pero esperen, son los albores de una nueva temporada. Nadie quiere leer nada sobre meniscos desgarrados y discos degenerados. Todos quieren leer sobre molinillos a dos manos y canastas de tres puntos en el último segundo, y el triunfante regreso de China de Kenyon Martin. De modo que no voy a escribir sobre temas tan deprimentes... hasta que sean importantes en esta temporada de la NBA, la más extraña de los últimos diez años. En otras palabras, hasta la semana que viene.

* No tengo ni idea de si Ricky Rubio ha estado jamás en Montjuïc, y no digamos ya en este restaurante en concreto.

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