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Gran Premio de Mónaco
Columna
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El tope de costes subirá

Mucho se ha estado especulando en las últimas semanas sobre la posibilidad de que la escudería Epsilon Euskadi, que yo dirijo, inscribiera un equipo para competir en el próximo Mundial de fórmula 1. Es cierto que lo estamos intentando. Podríamos afirmar que en estos momentos las posibilidades de que el proyecto fructifique están en un 50%.

La inscripción de los equipos en la FIA se cierra el próximo día 29. En una semana deben resolverse muchas cosas. Sin embargo, éste es sólo el primer paso. Para la inscripción no piden ningún pago. Puede hacerla cualquiera. Sin embargo, se exige un estudio muy profundo de la historia del equipo, de las instalaciones, de las personas que lo integran, de la viabilidad económica del proyecto. Y esos aspectos serán decisivos para estar entre los tres equipos elegidos que podrán incorporarse al Mundial de F-1 en 2010. Los demás, probablemente, serán los mismos que este año, una vez resueltos sus problemas con la FIA.

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El próximo 16 de junio, la FIA -o más concretamente Mosley y Ecclestone- elegirá. Y entonces será cuando cada nueva escudería deberá aportar unos 330.000 euros de derechos de inscripción. Por tanto, sólo aquellos que crean realmente en su capacidad para crear y desarrollar un monoplaza darán ese paso. En nuestro caso, si acabamos realizando la inscripción, todo el proceso seguirá adelante. No hay nada improvisado. Todo está muy pensado. Hay motivos para que una persona como yo, vinculada por más de 25 años, muchos de ellos al más alto nivel [fue jefe de mecánicos de McLaren y Ferrari y director de Benetton y Prost], decida que es el momento de regresar a la F-1.

El primero, la reducción de costes planteada por la FIA. Sé que no va a quedarse en los 45 millones de euros que pretende Mosley. El tope subirá, porque las grandes escuderías necesitan tiempo para adaptar sus plantillas. Pero ése no debe ser el problema: para hacer un coche competitivo al más alto nivel necesitaríamos 70 millones de euros. Lo asumimos. Pero hay otros aspectos en los que ya estamos por encima de muchos equipos de la actual parrilla. Nuestra instalación en Vitoria tiene 27.000 metros cuadrados -más que la de Renault-, tres autoclaves (hornos a presión), 31 máquinas de control numérico, un simulador de suspensión, un superordenador y un túnel de viento de última generación que admite una maqueta del 60% y una velocidad de 50/60 metros por segundo. También contamos ya con personal cualificado: Sergio Riland ha sido director técnico de Brabham, Arrows y Benetton; Henri Duran fue durante 12 años jefe de aerodinámica en McLaren; y tenemos ingenieros y mecánicos procedentes de la F-1. Y somos constructores: creamos dos coches para correr en Le Mans.

Lo tenemos todo. Incluso el apoyo de Ecclestone y de un grupo inversor dispuesto a asegurar una continuidad mínima de cuatro años. Pero hay cosas aún por resolver. Y hasta que no se solucionen, no podré hablar de haber cumplido mi ilusión por volver a la F-1.

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