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Los tumbos del 'vaquerito'

El ex jugador del Rayo, el Atlético y el Betis ha pasado esta temporada por el Albacete, el Linense, el Hércules y el Ciudad de Murcia, un 'tercera'

'¡Ahí va Juanito Sabas, el vaquerito más rápido del Oeste vallecano!'. Con esta frase bautizó el periodista Gaspar Rosseti en una retransmisión radiofónica a Juan Sabas Huertas-Lorente, madrileño, de 34 años, durante un partido con el Rayo Vallecano y este apodo le ha acompañado durante toda su carrera futbolística. Una carrera que comenzó cuando el presidente del Rayo Fátima se fijó en él mientras jugaba una pachanga con los amigos en el barrio de Tartaquemada, en Leganés; que le llevó a jugar cuatro temporadas en el Atlético de Madrid (entre 1990 y 1994) y tres en el Betis (hasta 1997) y que ahora da sus últimos coletazos en el Ciudad de Murcia -en el Grupo XIII de la Tercera División-, que es el cuarto equipo de Sabas en lo que va de temporada.

'Papi no está. Está entrenándose en el Albacete', dice todavía un mensaje grabado por su hijo, Sabas por supuesto, de cuatro años, en el teléfono móvil. Y es que ahí empezó el curso, en el Albacete, club al que llegó en 1999 y que abandonó en diciembre por problemas internos. Entonces hizo las maletas hacia el Linense, gaditano, en el Grupo IV de la Segunda División B, tentado por una oferta económica y deportiva que no podía rechazar. 'Me dijeron que iban a hacer un buen equipo para el próximo año, que dos personas iban a invertir mucho dinero... Pero una de ellas se echó atrás y todo se vino abajo', se lamenta ahora Sabas. 'Llegué allí y vi que la gente no cobraba, los utilleros no limpiaban las botas, la ropa no era buena... En fin, no eran condiciones para un profesional. Era como volver a mis orígenes de juvenil. Me equivoqué de destino', añade. El vaquerito jugó sólo dos partidos oficiales con el Linense y llamó a su amigo Gabi Moya, también ex rojiblanco, que le hizo de representante y le arregló su marcha del club.

Faltaban dos días para que acabara el plazo de fichajes de invierno y apareció sobre la mesa la oferta del Hércules. ¿Por qué no?, se dijo el escurridizo delantero. La solución tampoco fue buena. 'En el primer día de entrenamiento me dieron el peto de suplente y ahí me quedé', dice Sabas, quien hace tres semanas volvió a sacar el mapa de la mochila y se marchó al Ciudad de Murcia, un club fundado hace dos años y que ahora lucha por subir a Segunda B. Su presidente, Enrique Pina, pagó de su bolsillo los dos millones y medio de pesetas que el Hércules le debía al jugador como finiquito y Sabas corresponde con fútbol.

El Ciudad de Murcia, un club con 200 socios, un presupuesto de 70 millones de pesetas y un campo de césped artificial, es líder de su grupo en la liguilla de ascenso. Sabas es el máximo goleador del conjunto con cinco goles en tres partidos. 'Ahora utilizo más la veteranía para jugar, aunque de joven ya había estado en Tercera División. En el equipo hay gente muy joven para los que soy como un espejo. Lo cierto es que cuanto más categorías bajas mejor es el vestuario', comenta el vaquerito.

Atrás han quedado ya sus mejores recuerdos como futbolista -las dos Copas del Rey ganadas con el Atlético en 1991 y 1992, las dos en el estadio Bernabéu- y ahora mira al futuro con ilusión. 'No sé si seguiré jugando. Depende de las ganas y las ofertas. Tengo el título de entrenador juvenil regional y me quiero sacar pronto el nacional', concluye.

Juan Sabas, en su época bética, dedica un gol a su hijo
Juan Sabas, en su época bética, dedica un gol a su hijoPÉREZ CABO

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